miércoles, 1 de septiembre de 2010

COMPORTAMIENTO DEL PROFETA (S.A.W.) CON LOS NIÑOS Y JÓVENES : Besar a los niños



Autor : Muhammad ‘Alî Chenârânî
Traducido del persa por : Sumeia Younes 
Capítulo III



El hijo es una flor de rico perfume.”

- Del Noble Profeta del Islam (s.a.w.) -

Otra de las conductas del Mensajero de Dios (s.a.w.) en relación con los niños era el hecho de besarlos. El corolario efectivo de este comportamiento es que profundiza la relación de afecto entre los padres y el hijo, y por otro lado, es el mejor método para aplacar la sed de amor que tienen los hijos. El beso demuestra que el padre y la madre son cariñosos con sus hijos, y por otra parte, reaviva el brote del amor y el afecto en el niño, y además, hace conciente al hijo del amor que sus padres le profesan, provocando en él una renovación de fuerzas.
Es digno de considerar que el respeto que el Mensajero de Dios (s.a.w.) tenía por sus hijos se daba también en presencia de la gente, lo cual encerraba dos provechos:
Primero: Que las bases de la personalidad de los hijos se fortaleciesen mejor por medio de respetarlos en presencia de la gente.
Segundo: De esta manera el Mensajero de Dios (s.a.w.) enseñaba a la gente la forma de educar a los niños.
      En el Islam se ha aconsejado mucho besar a los niños.
      Dijo el Profeta (s.a.w.): “Dios registra una buena acción para Quien besa a sus hijos, y en cuanto a quien hace feliz a su hijo, en el Día de la Resurrección Dios también le hará feliz a él.” [1]
     Dijo ‘Â’ishah: Se presentó un hombre ante el Mensajero de Dios (s.a.w.) y dijo: “¿Acaso besas a tus hijos? ¡Yo nunca besé a niño alguno!”. Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “¿Qué puedo hacer yo si Dios ha quitado Su Misericordia de tu corazón?”.[2]
      Encontramos en otro hadîz que un hombre fue ante el Mensajero de Dios (s.a.w.) y dijo: “¡Yo hasta ahora nunca besé a un niño!”. Apenas éste se marchó, el Profeta (s.a.w.) dijo: “Me parece que este hombre es de la gente del Fuego y del Infierno.”[3]
     En otra narración leemos que: El Mensajero de Dios (s.a.w.) besó a Al-Hasan y a Al-Husein -la paz de Al·lâh sea con ambos-, y Aqra‘ ibn Hâbis dijo: “¡Yo tengo diez hijos, y nunca besé a ninguno de ellos!”. El Mensajero de Dios (s.a.w.) dijo: “¡¿Qué puedo hacer yo si Dios ha quitado de ti Su Misericordia?!”.[4]
      Dijo ‘Alî (a.s.): “Besad a vuestros hijos, puesto que en cada beso hay para vosotros un grado y posición.”[5]
     Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Besad mucho a vuestros hijos, ya que, por cada vez que lo hagáis, Dios os elevará un grado.”[6]
     Dijo ‘Ibn ‘Abbâs: “Yo me encontraba ante el Profeta (s.a.w.). Sobre su rodilla izquierda estaba su hijo Ibrâhîm, y sobre su rodilla derecha estaba el Imam Al-Husein (a.s.), y a veces besaba a Ibrâhîm, y otras a Al-Husein (a.s.).”[7]

Ser justos con los niños

      Uno de los puntos que los padres y madres deben tener en cuenta, es el tema de ser justos con sus hijos, puesto que desde el mismo comienzo los niños deben probar el sabor de la justicia, palpar lo bueno de la misma y familiarizarse con ella, considerándola un requisito de su vida y de la sociedad, y de esta manera le huyan a la injusticia, a la opresión y a la discriminación, desde que nada es insignificante en la vida de un niño, por lo que hasta los más pequeños detalles relacionados a aplicar la justicia son imperiosos.
            Dijo ‘Alî (a.s.): El Profeta vio que un hombre que tenía dos hijos, besó a uno pero no al otro, por lo que le preguntó: “¿Por qué no actúas con justicia?”.[8]
            Dijo Abû Sa‘îd Al-Judrî: Cierto día el Mensajero de Dios (s.a.w.) fue a la casa de su hija Fátima (a.s.); ‘Alî estaba dormido en su lecho; Al-Hasan y Al-Husein (a.s.) también se encontraban junto a ellos. Ellos pidieron agua y el Mensajero de Dios (s.a.w.) se las trajo. Al-Husein (a.s.) se adelantó y el Profeta (s.a.w.) dijo: “¡Tu hermano Al-Hasan pidió agua antes que tú!”. Fátima (a.s.) dijo: “¿Acaso quieres más a Al-Hasan?”. Él respondió: “Ambos son iguales para mí; ninguno tiene primacía por sobre el otro (pero se debe actuar con justicia y cada uno debe beber a su turno)”.[9]
         Dijo Anas: Un hombre estaba sentado ante el Profeta (s.a.w.) cuando su hijo llegó. El padre lo besó y lo hizo sentar sobre su rodilla. Luego llegó la hija de aquel y (sin que la besase) la hizo sentar a su lado. El Profeta (s.a.w.) le dijo: “¿Por qué no actuaste con ellos con justicia?”.[10]  
         Dijo ‘Alî (a.s.): “Actuad con justicia entre vuestros hijos, tal como os gustaría que con relación a vosotros se actúe con justicia”.[11]

El Profeta (s.a.w.) besaba a Fátima (a.s.)

            El Profeta (s.a.w.) amaba a su hija Fátima (a.s.) en demasía, y a pesar de que ella tenía esposo e hijos, el Mensajero de Dios (s.a.w.) la besaba.
            Abân ibn Taglib dijo: “¡El Profeta (s.a.w.) besaba mucho a su hija Fátima (a.s.)!”.[12]
            Los Imames Al-Bâqir (a.s.) y As-Sâdiq (a.s.) dijeron: “En las noches, antes de dormir, el Profeta (s.a.w.) besaba a Fátima (a.s.), colocaba su rostro sobre el pecho de su hija y suplicaba por ella”.[13]
            Dijo ‘Â’ishah: Cierto día el Mensajero de Dios (s.a.w) besó en el cuello a Fátima (a.s.), y yo le dije al Profeta (s.a.w.): “¡Oh Mensajero de Dios! ¡Con relación a Fátima actúas de una manera que no lo haces con los demás!”. El Profeta (s.a.w.) dijo: “¡Oh ‘Â’ishah! Cada vez que añoro el Paraíso la beso en el cuello”.[14]

¿A partir de qué edad no se debe besar al niño con el que no se tiene relación de afinidad?

         Ahora se plantea este interrogante: ¿A qué edad ya no se debe besar a los niños con los que no se tiene relación de afinidad o parentesco cercano? Para responder al mismo, debemos referirnos a las palabras de los líderes de la religión.
            Para los programas educativos de los niños, el Islam ha puesto especial atención en la edad comprendida entre los seis y los diez años, y ha enseñado a sus seguidores las normativas necesarias, teniendo en cuenta la armonía de las leyes divinas con la condición física y espiritual de las personas. Así, ha controlado aquel terreno favorable a los impulsos sexuales de los niños con métodos prácticos, de manera que no les sobrevengan efectos contrarios a la moral.
            Por lo tanto, el Islam ha mantenido a los niños de seis años en adelante alejados de todo estímulo que despierte la excitación de los instintos sexuales, y ha ordenado a los padres y madres preparar un ambiente propicio para mantener ocultos sus propios impulsos sexuales.
            Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “Que el niño no bese a una niña que ya tiene seis años; asimismo, que las mujeres se abstengan de besar a un niño (no íntimo) de entre seis y siete años (en adelante)”.[15]

El Profeta (s.a.w.) besaba al Imam Al-Hasan y al Imam Al-Husein (a.s.)

         Además de besar a su hija Fátima (a.s.) el Mensajero de Dios amaba y besaba a los hijos de Fátima (a.s.), Al-Hasan y Al-Husein (a.s.).
            Dijo Abû Hurairah: “El Profeta (s.a.w.) siempre besaba a Al-Hasan y Al-Husein (a.s.)”. ‘Uiainah, de los Ansâr, dijo: “Yo tengo diez hijos a los que nunca besé”. El Profeta (s.a.w.) dijo: “Aquel que no tiene compasión, no será objeto de la compasión de los demás”.[16]
         Dijo Salmân Al-Fârsî: “Entré adonde se encontraba el Profeta (s.a.w.) y vi que había puesto a Al-Husein (a.s.) sobre sus rodillas y besaba su frente y a veces sus labios”.[17]
            Dijo Ibn Abî Ad-Duniâ: (Después de la tragedia de Karbalá), en la reunión celebrada por ‘Ubaidul·lâh ibn Ziâd, cuando Zaid ibn Arqam vio que aquel corrupto golpeaba con su bastón los labios del Imam Al-Husein (a.s.), le dijo a ‘Ubaidul·lâh ibn Ziâd:
            “¡Aparta tu bastón! ¡Juro por Dios, que muchas veces vi que el Profeta (s.a.w.) besaba esos labios!”. Tras decir esto, lloró. Entonces Ibn Ziâd dijo: “¡Que Dios llene de lágrimas tus ojos! Si no hubieses sido un anciano y no tuvieras tu mente deteriorada, ahora mismo habría ordenado que te decapiten”.[18]
            Dijo Az-Zamajsharî: El Mensajero de Dios (s.a.w.) abrazó a Al-Hasan (a.s.) y lo besó. Luego lo puso sobre su rodilla y dijo: “Le conferí mi condescendencia, mi paciencia y mi gallardía”. Entonces abrazó a Al-Husein (a.s.) y lo besó; lo hizo sentar sobre su rodilla izquierda, y dijo: “Le conferí mi valentía, mi generosidad y magnanimidad”.[19]


[1] Al-Kâfî, t. 6, p. 49; Makârim al-Ajlâq, p. 113; Bihâr al-Anwâr, t. 23, p. 113.
[2] Sahîh al-Bujârî, t. 8, p. 9.
[3] Bihâr al-Anwâr, t. 104, p. 99; Wasâ’il ash-Shî‘ah, t. 15, p. 202; Al-Kâfî, t. 6, p. 50.
[4] Bihâr al-Anwâr, t. 104, p. 93.
[5] Wasâ’il ash-Shî‘ah, t. 15, p. 126.
[6] Ibíd.
[7] Bihâr al-Anwâr, t. 43, p. 161 y t. 22, p. 153; Manâqib Ibn Shahr Ashûb, t. 3, p. 234.
[8] Bihâr al-Anwâr, t. 104, p. 97; An-Nawâdir, de Ar-Râwandî, p. 6.
[9] Maÿma‘ az-Zawâ’id, t. 9, p. 171.
[10] Maÿma‘ az-Zawâ’id, t. 8, p. 158; Makârim al-Ajlâq, p. 113.
[11] Bihâr al-Anwâr, t. 104, p. 92, hadîz nº 16.
[12] Ibíd., t. 8, p. 142.
[13] Ibíd., t. 43, pp. 42 a 55.
[14] Dhajâ’ir al-‘Uqbâ, t. 36; Ianâbî‘ al-Mawaddah, p. 260.
[15] Makârim al-Ajlâq, p. 115.
[16] Mustadrak al-Hâkim, t. 3, p. 170; Al-Adab al-Mufrad, de Al-Bujârî, p. 34.
[17] Bihâr al-Anwâr, t. 36, p. 241; Kamâl ad-Dîn wa Tamâm an-Ni‘mah, p. 152; Al-Jisâl, t. 2, p. 76; Kifâiah al-Azar, p. 7.
[18] As-Sawâ‘iq al-Muhriqah, p. 196; Ihqâq al-Haqq, t. 10, p. 746.
[19] Rabî‘ al-Abrâr, p. 513.



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