lunes, 28 de noviembre de 2011

La Tragedia de Karbalâ' - Día 2


Preparado por: La Asamblea Mundial de Ahlul Bait (a.s.)
y el Instituto de Cultura y Ciencias del Islam “Al-Gadîr”.

Día 2: El ingreso de la Caravana del Imam Al-Husain a Karbalâ’




Luego de que los Omeyas presionaran al Imam Al-Husain (a.s.) para que le diera a Iazîd su bai‘ah o juramento de fidelidad, salió de Medina dirigiéndose a la sagrada ciudad de La Meca. Es así que el Imam (a.s.) pasó el resto del mes de Sha‘bân, los meses de Ramadân, Shauwâl, Dhûl Qi‘dah, y ocho días del mes de Dhûl Hiÿÿah en las vecindades de la Casa de Dios y en estado de consagración, vistiendo el Ihrâm para la Peregrinación.
Por otra parte, ‘Amr ibn Sa‘îd ibn ‘Âss fue comisionado por Iazîd para encarcelar o combatir al Imam, por lo que partió hacia La Meca llegando el día de Tarwiah, esto es, el 8 de Dhûl Hiÿÿah.
El Imam (a.s.), quien sabía que los enemigos no observarían el menor respeto por el Santuario de la Casa de Dios, dejó inconclusa su Peregrinación Mayor (Haÿÿ), cambiando la intención de la misma a Peregrinación Menor (‘Umrah), y abandonó La Meca.
El motivo por el cual el Imam hizo eso fue, como él mismo diría, para proteger la santidad de la Casa de Dios. Como respuesta a su hermano Muhammad ibn Hanafîiah, quien le prevenía en relación con abandonar La Meca y le incentivaba a establecerse en la misma, expresó: “¡Oh hermano! Temo que Iazîd me haga asesinar en el Santuario, y de esa manera se infrinja la santidad de esta Casa”. Asimismo, en respuesta a otras personas como Ibn ‘Abbâs, Farazdaq y ‘Abdul·lâh ibn Zubair, quienes le requirieron eso mismo suponiendo que el enemigo respetaría la sacralidad de La Meca, el Imam expresó: “Es mejor ser muerto a un palmo más lejos de la Ka‘bah a que la santidad de La Meca sea pisoteada por causa mía”. Posteriormente, en los sucesos vinculados al levantamiento de ‘Abdul·lâh ibn Zubair, los omeyas atacarían la Ka‘bah con catapultas y matarían a ‘Abdul·lâh en la Sagrada Mezquita. Entonces quedó evidenciado que Ibn ‘Abbâs, con toda su sagacidad, e Ibn Zubair, con toda su astucia, estaban equivocados, siendo el Imam (a.s.) quien veía el devenir con claridad y conocía a los enemigos del Islam.
Cuando los peregrinos se dirigían a Minâ para realizar las ceremonias correspondientes de la Peregrinación, el Imam fue a realizar el Tawâf o circunvalación a la Ka‘bah, hizo el trote o Sa‘îi entre las colinas de Safâ y Marwah, y cortó un poco de su cabello (Taqsîr), saliendo de esa manera del estado de consagración o Ihrâm. Así, cambió la Peregrinación Mayor a Peregrinación Menor y se dirigió a Kufa.
Cuando su hermano Muhammad ibn Hanafîiah se enteró de ello, alcanzó al Imam (a.s.), tomó las riendas de su camella y le dijo: “¡Oh hermano! ¿Qué es lo que motivó que salgas con ese apuro?”. El Imam respondió: “Anoche el Mensajero de Dios vino a verme en sueños y me dijo: “¡Oh Husain! ¡Debes salir, puesto que Dios desea que seas asesinado!”. Ibn Hanafîiah dijo: “¡Por cierto que somos de Dios y a Él retornaremos! Entonces, ¿por qué llevas contigo a estas mujeres y niños?”. El Imam le respondió: “El Mensajero de Dios dijo que Dios desea verles prisioneros y encadenados.”


De esa manera fue que, para proteger el Santuario de Dios, por orden del Mensajero de Dios (s.a.w.) y para vivificar la orden de Dios, salió de La Meca junto a su gente y familia y un número de sus seguidores, dirigiéndose a Irak. Algunos historiadores transmitieron que el día de su partida fue el 8 de Dhûl Hiÿÿah (el día de Tarwiah), en tanto que Ibn Qûlûwaih transmite del Imam Al-Baqir (a.s.) que fue el día 7 de dicho mes.
El Imam se dirigió a Kufa, pero tras veinte días de marcha fue obligado por Hurr y su ejército a detenerse en las cercanías de esta ciudad (suceso que será mencionado en el tercer día).
Tuvieron lugar largas conversaciones entre Hurr y el Imam (a.s.), hasta que finalmente Hurr dijo: “Ya que desistes de ir a Kufa, elige un camino de manera que, ni vayas a Kufa ni vuelvas a Medina, para que yo le escriba al gobernador”. El Imam eligió el camino de Qadisîiah.
Los dos contingentes marcharon juntos por dos días hasta que el día 2 de Muharram, en las cercanías de Nainawah (Nínive), Hurr recibió una misiva de parte de ‘Ubaidul·lâh en la que decía: “En el preciso momento en que recibas esta carta, detén a Husain y aprémiale. ¡Que se detenga en el desierto sin cobijo ni agua!”.
Hurr se comportó en forma ruda con el Imam y sus compañeros para obligarlo a detenerse transitoriamente en ese mismo lugar desprovisto de agua y desolado. El Imam (a.s.) le dijo: “¡Pobre de ti! ¡Deja que nos detengamos en algún poblado!”. Hurr dijo: “¡No! Por Dios que no puedo hacer eso. Este mensajero me está vigilando. Debes permanecer aquí mismo.”
Zuhair, uno de los compañeros del Imam, dijo: “¡Oh hijo del Mensajero de Dios! Combatir contra este grupo sería mucho más fácil que enfrentarse a aquéllos que después se le añadirán. ¡Permite que luchemos con ellos!”. El Imam expresó: “¡No seré yo quien comience el combate!”.

Entonces, preguntó el nombre de esa región. Le dijeron: “Este lugar se llama ‘Aqr”. Otra vez preguntó: “¿Acaso no tiene otro nombre?”. Dijeron: “Otro de los nombres de este territorio es Nainawah. También le llaman Karbalâ’”. Cuando Al-Husain escuchó el nombre de Karbalâ’ comenzó a llorar y dijo: “¡Dios mío! Yo me amparo en Ti del Karb (la aflicción) y el Balâ’ (la desgracia). Éste es un lugar de sufrimiento y congoja. ¡Descended aquí mismo, puesto que mi abuelo el Mensajero de Dios me informó que nuestra sangre sería vertida en esta tierra y que seríamos sepultados aquí mismo!”.
Luego ordenó que levantaran las tiendas en esa misma tierra sin agua ni forraje.
En otras narraciones se transmite que cuando le dijeron al Imam: “El nombre de este lugar es Karbalâ’”, olió el aroma de esa tierra y lloró, diciendo: “Umm Salamah (una de las esposas del Profeta) me informó que: Cierto día (el ángel) Gabriel se encontraba junto al Mensajero de Dios y yo te llevé junto a él en tanto que llorabas. El Profeta te tomó y te hizo sentar en su regazo para que te calmes. Gabriel le dijo: “¿Acaso le quieres?”. El Profeta dijo: “Así es”. Gabriel dijo: “¡Tu propia comunidad le matará!”. Luego le dio tierra de Karbalâ’.” Luego Al-Husain agregó: “¡Por Dios que esta tierra es esa misma tierra!”.
Asimismo se transmite en las narraciones que cuando ‘Alî (a.s.) se dirigía a Siffîn llegó a los alrededores de Nainawah y preguntó cómo le decían a ese territorio. Le dijeron: “Karbalâ’”. Amîr al-Mu’minîn lloró tanto que la tierra se humedeció con sus lágrimas.

Ahora, ¡nosotros también lloremos junto a Muhammad y ‘Alî por aquel por cuya desgracia lloran los Cielos y la Tierra!...

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