lunes, 22 de noviembre de 2010

DIARIO DE UN PEREGRINO / Parte 6


Por Sumeia Younes

Nos encaminamos presurosos hacia el Baqî’ para, junto al resto de los amigos y visitantes de Ahl-ul Bait (P), estar cerca de nuestros líderes inmaculados (P). Los paredones de cemento macizo, las rejas de hierro, las puertas generalmente cerradas y los guardias que lo custodian permanentemente, hacen parecer a este lugar a una cárcel que no trae nada a nuestra imaginación, excepto dolor y tristeza...



Todos, de grupo en grupo, se aglomeran ante el portal de este lugar sagrado, y ante tanto silencio, apoyan sus cabezas sobre esos murallones y observan lo único que hay allí: rocas ardientes y filosas que diferencian y destacan unos de otros los sepulcros purificados de los Inmaculados de la descendencia del Profeta (BP) y de todos aquéllos que hicieron la historia del Islam, rocas que con toda su incandescencia y negrura, a la vista de los visitantes de Bait-ul·lah se asemejan a gemas que equiparan a todas las joyas y piedras preciosas del mundo.
Algunos reclinan su cabeza sobre las paredes, unos cuantos sobre sus regazos, y otros, dirigiendo su vista a horizontes lejanos, sofocan con lágrimas las llamas de la congoja. Si es que el estado y aspecto del Baqî‘ no nos estremece, debemos dudar de nuestra condición de musulmanes.


            Nos acercamos más, y desde atrás de los barrotes quedamos des­concertados… No en­contramos ninguna señal, solo tumbas sin ningún tipo de vallado, ni siquiera una lápida. De repente el lugar y el tiempo se detienen, nuestro pulso se acelera y entonces rompemos el silencio… ¡Oh sol! ¿Por qué no empalide­ciste y en cambio brillas sobre estos escombros tan des­piadadamente? ¡De qué pena desgarradora tú eres testigo!… dinos por qué aún no te desvaneciste ni te consumiste…



           
            El Noble Profeta del Islam (BP) dijo en vir­tud del Baqî’: “El Día de la Resurrección serán re­sucitadas de este cemen­terio setenta mil personas que entrarán al Paraíso sin preguntas ni cuentas y sus rostros brillarán como la luna llena.”  Además, muchas veces el Enviado de Dios (BP) solía visitar el Baqî‘ durante la noche, enviaba sus saludos a los que allí descansaban, y pedía perdón por ellos.


Baqî‘ Al-Garqad[1], es el antiguo cementerio de Medina donde, frente al portal principal del mismo, descansan cuatro Imames de entre los líderes inmaculados de la Casa Profética, uno al lado del otro: el Imam Al-Hasan ibn ‘Alî[2], el Imam ‘Alî ibn Al-Husain[3], el Imam Muhammad ibn ‘Alî[4] y el Imam Ya‘far ibn Muhammad[5] –que la paz de Allah sea sobre todos ellos.
            Aquí se encuentra el puro polvo que rodea a los amados del Profeta y es lugar de visita de los ángeles, entonces, ¿por qué se ase­meja a una ruina? El cul­men de la opresión. Sí, el culmen de la in­tran­sigen­cia. ¡Oh lágri­mas! ¡Corred, y brindad desahogo! Puesto que es a la sombra de las lágri­mas que el co­razón se serena y sosiega. ¡Oh corazones! ¡Sa­lid de los pechos, y encontrad en el fondo de esta tierra a quienes amáis y se­guís!…
Tristes y descon­so­lados, tomamos un poco de esta bendita tierra, miramos al cielo, y llo­ramos… ¡La paz sea con vosotros, oh hijos del Enviado de Dios, oh Imames de los creyentes y señores de los temerosos!…
¡Oh Imam Al-Ha­san! Tú eres alguien a quien el Noble Profeta (P) te llamó Seîied, y dijo: Hasan es de mí y todo aquel que lo molesta me molesta a mí”. ¡Oh tú a quien el Enviado de Dios fre­cuentemente besaba y alzaba sobre sus hom­bros y por quien des­cendió del púlpito inte­rrumpiendo su dis­curso, cuando aún eras un niño, al verte trope­zar y caer, para lle­varte luego consigo y alzarte sobre su re­gazo! ¡Oh tú, que eras el más parecido a tu abuelo, el Pro­feta de Dios! ¡Oh Imam Al-Muytaba! Tú y tu her­mano son por quienes el Santo Profeta dijo: Hasan y Husain son los Señores de los jóvenes del Paraíso”.
¡Oh tú de quien la aleya de Tathîr da testimonio que te encuentras libre de toda impureza y mancha…! ¡Oh Imam oprimido, al punto que el elemento hipócrita, tal como una serpiente venenosa, anidaba en tu casa, en tu propio regazo, hasta que te dio la muerte!
¡Oh Imam, por quien hasta tus enemigos, como los Marwanes, lloraron por tu martirio! ¡Oh Imam Al-Muytaba!, a cuyo cuerpo y ataúd fueron lanzadas flechas para impedir que fueras sepultado junto a tu abuelo el Enviado de Dios, al punto que tu hermano Al-Husain, al momento de sepultarte extrajo un trozo de flecha de tu cuerpo purificado y bendito…

¡Oh Imam Zain-ul ‘Âbidîn! Tú eres aquel que, cuando llegaba el momento de rezar, empalidecías al punto de tornarse tu piel amarilla, y todo tu cuerpo temblaba por temor a Dios, y cuando te prosternabas no levantabas tu cabeza sino después de que estabas cubierto de sudor, y era tan abundante tu adoración que tus Compañeros no podían comprender por qué tú, siendo uno de aquéllos por quien Dios creó el Paraíso, y dispuso el Infierno para vuestros enemigos, te esforzabas tanto en venerarle! Pero tú les respondías: “¿Acaso no seré un siervo agradecido?”.
¡Oh Imam As-Sayyâd! ¡Tú eres aquel a quien llamaban Dhuz-Zafanât (el poseedor de la callosidad), por la marca que tenías en tu frente debido a la abundancia de tu prosternación!


¡Oh Imam Muhammad Al-Bâqir! Tú eres aquel a quien tu abuelo el Enviado de Dios (BP) te envió sus saludos y dijo a Yâbir ibn ‘Abdul·lah: “¡Oh Yâbir! Tú permanecerás en este mundo hasta que veas a un hijo mío de la descendencia de Al-Husain, a quien llamarán Muhammad, y que desmenuzará las ciencias. Entonces, cuando te encuentres con él, transmítele mis saludos”.
¡Oh Imam! Tu sabiduría era tal, que así como lo testimonian los que te conocieron, los sabios de tu época parecían niños frente a su maestro cuando se encontraban a tu lado. Y recordabas tanto a Dios que quienes te acompañaban, continuamente te observaban moviendo tus labios y te escuchaban decir: “Lâ ilâha il·la Al·lah…”.

¡Oh Imam Ya‘far As-Sâdiq! Tú eres aquel respecto a quien Mâlik ibn Anas dijo: “Continuamente se encontraba en uno de estos tres estados: o ayunando, o rezando o ocupado en el recuerdo de Dios; él era de entre los grandes adoradores, de los de mayor devoción y temía mucho a Dios, y de él se transmitieron muchas tradiciones…”. Asimismo, Mâlik ibn Anas dijo respecto a ti: “No ha visto ojo, ni escuchado oído alguno, ni se le ha ocurrido a ningún corazón alguien más sobresaliente que Ya‘far ibn Muhammad en virtud, conocimiento, adoración y piedad”.
¡Oh Imames Inmaculados!... Vosotros sois la antorcha de la guía, los herederos de los profetas, los convocadores hacia el camino de Dios, los líderes de la gente, los califas elegidos de Dios, la descendencia del Enviado de Dios (BP), los sinceros adoradores de Dios, la luz, el camino, la prueba divina, los guiados, los guiadores, los veraces, de cuyas bocas solo emanaban palabras de luz… Ahora, estamos ante el sepulcro de quienes poseen todo el conocimiento del Libro, ante la tumba de quienes el Noble Profeta (BP) colocó al lado del Corán y dijo: “Dejo entre vosotros dos tesoros: El Libro de Allah y mi familia, Ahl-u Baiti”.
¡As-Salâmu ‘Alaikum ia A’imat-al Hudâ…! ¡As-Salamu ‘Alaikum aiiuhal-Huyayu ‘ala Ahlid-Duniâ!
La Paz sea con vosotros, ¡oh Imames de la buena guía! La paz sea con vosotros, ¡oh Pruebas de Dios para las gentes del mundo!

           
Algunos leen el du’â tawassul, en el que se pide la intercesión de los Imames de Ahl-ul Bait (P); otros murmuran frente al sepulcro de Umm-ul Banîn, esposa del Imam ‘Alî, con él sea la paz, y madre del martirizado Abul Fadl, recordando el suceso de Karbalâ’… Se escucha también a alguien leyendo la Ziârah Al-Yâmi’ah Al-Kabîrah, que se transmitió que es la mejor Ziârah o salutación de visita para leer ante los Imames del Baqî‘, desde que contiene elevados conceptos y explica las cualidades y virtudes de Ahl-ul Bait. Otros están en búsqueda del sepulcro escondido de Fâtima Az-Zahrâ (P)…

Leímos antes la Ziârah de Fâtimah Az-Zahrâ (P) en la Mezquita del Profeta, y ahora lo hacemos en el Cementerio Al-Baqî’, puesto que el sitio donde se encuentra la tumba de Az-Zahrâ es desconocido y hasta el día de la reaparición del Señor de la Época, el Imam Al-Mahdî, lo seguirá siendo… pero sabemos que en Medina está una tumba sin nombre ni señas que nos llama diciendo: “Aquí está la tumba de Az-Zahrâ”… Sí. Si bien sobre su bendita tumba no hay ninguna lápida o señal, a cambio de ello, Dios la ha perpetuado hasta el final de los tiempos como Al-Kauzar, porque el Corán siempre estará y la descendencia de Az-Zahrâ es una huella espiritual y humana que ha dejado tras sí la escuela de Ahl-ul Bait, y para quienes se pregunten, ¿por qué la hija de la Profecía, la esposa de la Wilâiah y la madre del Imamato testó que fuera enterrada de noche para que nadie participara de su sepelio…¡basta la historia como testigo! ¡As- Salamu ‘Alaiki ia Fâtima Az-Zahrâ!…

            Aun si no pronunciamos palabra o si no dirigimos ningún saludo, las lágrimas correrán de todos modos.



            Tras unos momentos de estar allí, llegó la hora en que se permite la entrada a la necrópolis. Las horas en que son abiertas las puertas del Baqî‘ es como si las puertas del Paraíso se abrieran ante los peregrinos y amigos de Ahl-ul Bait,  que se apresuran hacia la presencia de los cuatro Imames Inmaculados y leen la Ziârah que bañan con lágrimas. Pero a nosotras, las mujeres, no se nos permite la entrada. ¿Cuál es la razón? No lo sabemos, alguien sólo se limita a decirnos que eso, en la secta wahabita, está considerado prohibido, a pesar de que se transmitió de ‘A’ishah que el Profeta (BP) permitía que las mujeres también visitaran los sepulcros[6]… De todos modos, las ventanas de los corazones de los visitantes toman luz de estos soles que se encuentran bajo tierra, desde detrás de los portales y barrotes

Sepulcros de los 4 Imames Infalibles (adelante) y de 'Abbâs ibn 'Abdul Muttalib (atrás)

            Al lado de las cuatro tumbas de los Imames de la familia del Profeta (BP), hay dos tumbas más, una de las cuales es la de ‘Abbâs ibn ‘Abdul Muttalib, el tío del Profeta (BP), y la otra es la de Fâtimah bint Asad, la madre del Príncipe de los creyentes, ‘Alî ibn Abî Tâlib (P). También se encuentran en el Baqî‘ las tumbas de las hijas, tías y esposas del Enviado de Dios, y muchas otras personalidades resplandecientes de los albores del Islam[7].
Además, en la parte norte de los sepulcros de los Imames del Baqî’ (P) existía un pequeño lugar a donde Fâtimah Az-Zahrâ (P), tras la muerte de su padre, solía dirigirse y llorar mucho. Este lugar era conocido como Bait-ul Ahzân (La Casa de las Tristezas) o Masyid Fâtimah y hasta principios del siglo pasado tenía una edificación, donde la gente visitaba y rezaba.
En verdad que los musulmanes no debemos olvidarnos de todos estos nombres, huellas y lugares, que aparentemente no son más que nombres de lugares pero que en realidad confirman sucesos y líneas de pensamientos. Estos lugares no son geográficos; son históricos. No están callados ni quietos; enarbolan un mensaje, y en sí son signos y señales.

Continuará…



Notas:

[1] El Cementerio Al-Baqî‘ fue llamado Baqî‘ Al-Garqad, debido a que en este cementerio crecía antiguamente un tipo de árbol espinoso llamado Garqad. Luego estos árboles desaparecieron pero permaneció su nombre. Algunos dijeron también que Garqad es el nombre de una tierra cubierta de un tipo de altos árboles de mora.
Este Cementerio, que está ubicado en dirección oeste de la Mezquita del Profeta (BP) no gozaba de importancia durante la Época de la Ignorancia, pero desde la emigración del Enviado de Dios (BP) a Medina y el entierro de muchas personalidades famosas del Islam, goza de una importancia y respetabilidad especial. El Baqî‘ hasta hace cien años no estaba rodeado de paredes, pero ahora está cercado de altos paredones, y desde el pasado hasta el presente, los musulmanes de todas las escuelas islámicas, tras visitar al Enviado de Dios (BP), visitan el Baqî‘

Sepulcros de los 4 Imames Inmaculados (P) antes (arriba izquierda) y en el presente
Las tumbas de los Imames Inmaculados de la familia del Profeta (BP) y muchos otros sepulcros, poseían antes recintos y cúpulas, pero hace poco tiempo fueron todos destruidos y este cementerio tomó la forma de un espacio abierto y simple.



[2] Imam Al-Hasan ibn ‘Alî (P): El Imam Al-Hasan Al-Muytabâ (P) fue dado a luz por su madre Fâtimah Az-Zahrâ (P) a mediados del mes de Ramadán del año 2 o 3 de la Hégira en Medina, y su abuelo el Enviado de Dios (BP) lo amaba muchísimo. Participó al lado de su padre Amîr Al-Mu’minîn ‘Alî (P) de las batallas de Yamal, Siffîn y Nahrawân, ocupando la posición del Imamato después del martirio de su padre. Luego de un período de seis meses de su Califato, Mu‘awiah ibn Abî Sufiân le impuso una guerra en la que muchos de sus compañeros lo dejaron solo. Finalmente, incitada por Mu‘awiah, una de las esposas del Imam Al-Hasan (P), Ya‘dah, la hija de Ash‘az ibn Qais, lo envenenó y martirizó en el año 49 o 50 de la Hégira, siendo sepultado en el Baqî‘. 

[3] Imam Zain Al-‘Âbidîn ‘Alî ibn Al-Husain (P): El Imam ‘Alî As-Sayyâd (P) nació en el año 38 de la Hégira, creciendo durante el período de Imamato de su tío Al-Hasan ibn ‘Alî (P) y de su padre Al-Husain ibn ‘Alî (P). Su madre fue Salâmah, la hija de Yazdgerd, Rey de la Dinastía Sasánida. El Imam As-Sayyâd estuvo junto a su padre en Karbalâ pero debido a una grave enfermedad no pudo participar de la batalla. Luego fue conducido junto al resto de los prisioneros a Sham (actual Damasco - Siria). Su Imamato se extendió por un período de aproximadamente 34 años. Finalmente, en el año 95 o 96 de la Hégira, por órdenes de Walîd ibn ‘Abd-ul Malik, el califa omeya, fue envenenado y consecuentemente martirizado, siendo enterrado al lado del Imam Al-Hasan (P) en el Baqî‘. Era conocido tanto entre sus amigos como entre sus enemigos, por su desapego de lo mundano, por la afluencia en la oración y su gran nobleza y altruismo.

[4] Imam Muhammad ibn ‘Alî ibn Al-Husain (P): El Imam Muhammad Al-Bâqir (P) nació en el año 57 o 58 de la Hégira y vivió en Medina hasta el año 94 H.L., al lado de su padre, el Imam ‘Alî ibn Al-Husain (P). Su madre fue Umm ‘Abd-ul·lah, hija del Imam Al-Hasan ibn ‘Alî ibn Abî Tâlib (P), y debido a que fue el primero en quien confluyó la descendencia de Al-Hasan y Al-Husain, fue llamado Hâshimîiun min Hâshimîin, ‘Alawîiun min ‘Alawîin y timîiun min Fâtimîin. Tras el martirio de su padre se convirtió en el Imam y líder, pudiendo educar e instruir a muchos alumnos y dar grandes pasos en la difusión de las ciencias islámicas y de la escuela de la Gente de la Casa (Ahl-ul Bait) del Profeta (BP). Fue apodado Bâqir Al-‘Ulûm, es decir “el desmenuzador de las ciencias”. El Imam Al-Bâqir (P) fue martirizado en el año 114 H.L. por órdenes de Hishâm ibn ‘Abd-ul Malik, y fue sepultado al lado de su noble padre, en el Cementerio Al-Baqî‘.

[5] Imam Ya‘far ibn Muhammad As-Sâdiq (P): Nació en el año 80 o 83 de la Hégira. Su madre fue Umm Farwah. Tras el martirio de su padre, el Imam Muhammad Al-Bâqir (P) fue el responsable del liderazgo e Imamato de los seguidores de Ahl-ul Bait (P), educando durante su prolífera vida a miles de alumnos y discípulos en las diferentes ramas y ciencias islámicas. Finalmente, el 25 del mes de Shawwâl del año 148 H.L., por órdenes del segundo califa Abbasida, Al-Mansûr, fue envenenado y martirizado, siendo sepultado en el Baqî ‘, al lado de su abuelo y de su padre. Se transmitió que se le preguntó al Imam ‘Alî ibn Al-Husain (P) quién sería el Imam después de su hijo Muhammad Al-Bâqir (P), a lo que respondió: “Será Ya‘far, cuyo nombre ante las gentes de los cielos es As-Sâdiq”. Le preguntaron: “¿Por qué fue él en particular llamado As-Sâdiq (el veraz), en tanto que todos vosotros –es decir, los Imames de Ahlu-ul Bait- sois veraces?”. Respondió: “Mi padre transmitió de su padre, y éste del Enviado de Dios que dijo: “Cuando nazca mi hijo Ya‘far ibn Muhammad ibn ‘Alî ibn Al-Husain (P) llamadlo As-Sâdiq, puesto que una persona de la quinta generación de sus descendientes también se llamará Ya‘far y ambicionará el Imamato siendo que no le corresponderá, y éste ante Dios es Ya‘far Al-Kadhdhâb (Ya‘far el Mentiroso)”. (Bihâr Al-Anwâr, T. 47, p. 9)

[6] Sunan ibn  Mâyah, T. 1, p. 500.

[7] Otras personalidades de los comienzos del Islam sepultadas en el Baqî‘:
Al-‘Abbâs ibn ‘Abdul Muttalib: El tío del Profeta de Dios (BP), fue una de las grandes personalidades de la tribu de Quraish, y era dos o tres años mayor que el Mensajero de Dios (BP). Se abstuvo de  manifestar su fe en La Meca, y en el año 2, participó obligadamente junto a Quraish de la Batalla de Badr, en la cual cayó prisionero de los musulmanes, siendo liberado luego por medio del pago de rescate (fidiah). Finalmente se convirtió en uno de los mejores compañeros del Profeta (BP). Tras el fallecimiento del Enviado de Dios (BP) permaneció fiel a Amîr Al-Mu’minîn ‘Alî (P), y era muy respetado por todos los musulmanes, al punto que el segundo Califa ‘Umar, durante una sequía, para pedir a Dios que hiciera llover hizo un juramento por la posición de Al-‘Abbâs. Falleció en Medina en el año 33 H.L., siendo sepultado en el cementerio Al-Baqî’.
Sepulcro de Fátimah bint Asad

Fâtimah bint Asad: Fue la esposa de Abû Tâlib, y madre de ‘Alî ibn Abî Tâlib (P), encontrándose entre las primeras que dieron la Bai‘ah o juramento de fidelidad al Enviado de Dios (BP), y como esposa de Abû Tâlib, tuvo una gran participación en la educación del Profeta (BP), al punto que él la llamaba “mi madre”. Gozaba de tal sacralidad que por decreto divino, ingresó al interior de la Ka‘bah y dio a luz allí mismo a su hijo ‘Alî (P). Ante su muerte, el Profeta del Islam (BP) se impresionó profun­damente, rezándole él mismo la oración del fallecido, y en tanto lloraba, la ubicó en su sepulcro (ver Revista El Mensaje de Az-Zaqalain No. 9, pp. 54-56).


Los sepulcros de los hijos del Enviado de Dios (BP):

En el cementerio Al-Baqî’ se en­cuentran sepultadas tres hijas del Profeta (BP): Zeinab, Umm Kulzûm y Ruqueiah; asimismo allí se en­cuentra también el hijo del Enviado de Dios (BP): Ibrahîm.


Sepulcros de 3 hijas del Profeta (BP): Zeinab, Ruqueiah y Umm Kulzûm
Zeinab: Era la mayor de las hijas del Enviado de Dios (BP) y Jadi­yah. Se casó con Abûl ‘Âs ibn Rabî‘ antes de la proclamación del Pro­feta como tal. En la Batalla de Badr su esposo cayó prisionero de los musulmanes y el Profeta hizo di­vorciarse a su hija de Abûl ‘Âs ibn Rabî’, pero después de seis años tras adoptar el Islam, se casó nue­vamente con él. Falleció en el año 8 H.L. en Medina.
Ruqueiah: Ruqueiah se casó en La Meca con ‘Uzmân, para luego emigrar a Abisinia. Tras regresar de Abisinia a Medina, falleció en el año 2 H.L. por efectos de una enfer­medad. El Profeta (BP) ordenó que fuera sepultada en el Baqî’.
Umm Kulzûm: Fue la esposa de ‘Utbah o ‘Utaibah. Luego, en el año 3 de la hégira se casó con ‘Uzmân, falleciendo en el año 9 H.L., y en tanto el Profeta (BP) lloraba por ella, la enterró en el Baqî’, al lado de su hermana Ruqueiah.

Sepulcro de Ibrâhîm, el hijo del Profeta (BP)
Ibrâhîm: Fue el único hijo varón del Enviado de Dios (BP). Nació en el año 8 H.L. en Medina, de su madre Marîa Al-Qubttîah. El Profeta lo amaba en demasía, pero finalmente falleció en el año décimo de la hégira, tras un año y diez meses de su nacimiento, y según las órdenes del Profeta (BP) fue enterrado al lado de la tumba de ‘Uzmân ibn Mazh‘ûn, en el Baqî’.
El lugar de su nacimiento adquirió el nombre de Mashrabat-u Umm Ibrahîm (el regadío de Umm Ibrahîm), que hoy mismo conforma uno de las reminiscencias religiosas e islámicas de Medina.
El día del fallecimiento de Ibrahîm coincidió con un eclipse de sol, por lo que algunos supusieron que el eclipse ocurrió debido a su muerte. Es por ello que el Noble Profeta (BP) apresuradamente se dirigió al Minbar  y advirtió a la gente que el sol y la luna siguen el curso que Dios Altísimo ha dispuesto para ellos, y que nunca cambian a causa de la vida o muerte de alguien, y que en lugar de difun­dir tales rumores, debían realizar la Oración de los Signos (Salât-ul Aiât).

Sepulcro de las esposas del Profeta (BP)
Los sepulcros de las esposas del Enviado de Dios (BP):

Las esposas del Profeta -a excep­ción de Jadiyah Al-Kubrâ (P), que se encuentra sepultada en La Meca, y de Maimûnah, que fue enterrada en Saraf, en las inmedia­ciones de La Meca- también están todas sepultadas en el Baqî’:
Umm Salamah: Ella se encuentra entre los primeros que aceptaron el Islam. Su primer esposo fue ‘Ab­dul·lah ibn ‘Abd-ul Asad Majzûmî, primo del Enviado de Dios (BP). Ambos emigraron dos veces a Abisinia. El esposo de Umm Salamah fue herido en la Batalla de Uhud, falleciendo luego por efecto de aquellas heridas. El Profeta (BP) desposó a Umm Salamah en el año 4 de la Hégira, y se narró que después de Jadîyah, fue una de las esposas más virtuosas del Enviado de Dios. Murió en uno de los años 59, 61 o 62 H.L., y fue la última de las esposas del Profeta en fallecer. Según Ibn ‘Abd-ul Birr y As-Samhûdî, fue enterrada en el Baqî’, pero en el Cementerio Bâb-us Saguîr de Damasco (Siria), se encuentra un sepulcro donde está inscripto: “Este es el recinto sepulcral de Saiidat Umm Salamah, la esposa de nuestro señor Muhammad (BP)”.
Zeinab bint Yahsh: Primero contrajo matrimonio con Zaid ibn Hârizah, luego se separó de él en el año 5 de la hégira, casándose tras ello con el Enviado de Dios (BP). Finalmente, falleció en el año 20 H.L., a la edad de 50 años.
Marîah Al-Qubttîah: Fue la madre de Ibrahîm, el hijo del Enviado de Dios (BP). Falleció en el año 16 H.L. en Medina.
Zeinab bint Juzaimah: Era esposa de uno de los compañeros del Enviado de Dios (BP), y tras el martirio de su esposo, contrajo matrimonio con el Profeta. Finalmente, cuando aun no tenía más que treinta años, falleció en el año 4 de la hégira.
‘Âishah, la hija de Abû Bakr: Nació en el año 4 de la Bi‘zah, casándose con el Enviado de Dios (BP) tres años después del fallecimiento de Jadîyah. Falleció en el año 57 o 58 H.L.
Hafsah, la hija de ‘Umar ibn Al-Jattâb: Nació 5 años antes de la Bi‘zah, luego se casó con Junais ibn Hudhâfah, y tras su fallecimiento, contrajo matrimonio con el Profeta (BP), y según Al-Wâqidî, falleció en Medina en el año 45 H.L.
Umm Habîbah, la hija de Abû Sufiân y hermana de Mu‘awiah: Ella y su primer esposo ‘Abd-ul·lah Yahsh, habían sido de los primeros en aceptar el Islam y también emigraron a Abisinia. Estando allí, su esposo adoptó el Cristianismo pero Umm Habîbah no aceptó su ofrecimiento de convertirse también al Cristianismo. Tras ello el Profeta se casó con ella. Según Al-Samhûdî e Ibn Hayar Al-‘Asqalânî, ella falleció en el año 44 H.L. en Medina, siendo enterrada en el Baqî’, pero en el Cementerio Bâb-us Saguîr , en Damasco, se encuentra también un sepulcro que se le atribuye.
Yuwairah bint Hâriz: Se casó con el Profeta del Islam (BP) en el año 5 o 6 H.L., tras la Batalla de Banî Al-Mustalaq, falleciendo en el año 50 o 56 H.L. en Medina.
Safîiah: Era la esposa de Abû ‘Ubaid Salam ibn Mashkam, y tras separarse de él se casó con el Enviado de Dios (BP). Falleció en Medina en el año 50 0 52 H.L.
Sawdah bint Zam‘ah: Era esposa de Sukrân ibn ‘Amrû, tras cuyo fallecimiento, ella se casó con el Enviado de Dios (BP). En el año 50 o 53 H.L. murió en Medina.
Raihânah bint Zaid: Contrajo matrimonio con el Profeta (BP) en el año 6 de la hégira, falleciendo tras la Peregrinación de Despedida (Hayyat-ul Wadâ‘).

Los sepulcros de las tías paternas del Profeta (BP):

Safîiah bint ‘Abd-ul Muttalib: Era esposa de ‘Awâm ibn Jwaîlad y madre de Zubair. Se contó entre las mujeres que se presentaron en la Batalla de Uhud, e hizo reuniones de lamento ante el martirio de su hermano Hamzah. En la guerra de Jandaq mató a un judío agresor. Falleció en el año 20 H.L. a la edad de 70 años, siendo enterrada en el Baqî’.
‘Âtikah bint ‘Abd-ul Muttalib: En algunas narraciones se transmitió que falleció tras su llegada a Medina, siendo enterrada en el Baqî’, y otros también escribieron que ‘Âtikah no fue nunca a Medina, falleciendo en La Meca.

Los sepulcros de otras virtuosas damas:




Sepulcro de Umm-ul Banîn

Umm-ul Banîn: Era hija de Hazâm ibn Jâlid, y tras el fallecimiento de la Señora de las Mujeres del Universo, Fâtimah Az-Zahrâ (P) contrajo matri­monio con ‘Alî ibn Abî Tâlib (P), a quien le dio cuatro hijos: Al-‘Abbâs, Ya‘far, ‘Uzmân y ‘Abd-ul·lah, todos los cuales fueron martirizados, junto a Husain ibn ‘Alî (P) en Karbalâ. Umm-ul Banîn falleció tras ello en Medina, siendo enterrada en el Baqî’.


Sepulcro de Halîmah As-Sa'dîiah

Halîmah As-Sa‘dîiah: Era una mujer que vivía en el desierto de La Meca y que tuvo la bendición de ser la madre de leche del Profeta de Dios (BP), puesto que antes que ella se habían presentado cuatrocientos sesenta mujeres para amamantar al Enviado de Dios (BP) pero él no aceptaba mamar de sus pechos. Su abuelo ‘Abd-ul Muttalib, muy preocupado, se dirigió a Masyid-ul Harâm, y se sentó al lado de la Ka‘bah. Un anciano que allí se encontraba se enteró de su problema, por lo que le aconsejó: “Yo conozco a una mujer muy inteli­gente, locuaz y bella, de una familia muy respetable”. ‘Abd-ul Muttalib se presentó ante el padre de aquella dama, y tras esto, ella se convirtió en la madre de leche del último de los Profetas Divinos. Tras dos años de amamantarlo regresó al niño a La Meca, pero requirió de su abuelo que le permitiera llevarlo consigo durante tres años más debido a las bendiciones que había recibido ella y su tribu desde que el Profeta había estado con ellos. Halîmah, tras su fallecimiento en Medina, fue sepultada en el Baqî’.

Otros sepulcros que se encuentran en el Baqî’:

‘Aqîl ibn Abî Tâlib: Su madre fue Fâtimah bint Asad, y su hermano, ‘Alî ibn Abî Tâlib, de quien era 20 años mayor. Hizo varios sacrificios por la causa de la difusión del Islam. Luego, en su vejez, perdió la vista, falleciendo antes de los sucesos de Harrah.
‘Abdul·lah ibn Ya‘far: Su madre fue Asmâ’ bint ‘Umais. Nació en Abisinia, cuando su padre Ya‘far Ibn Abî Tâlib emigró allí. Perdió a su padre en la Batalla de Mûtah, y demostró mucha abnegación por la causa de la difusión del Islam durante la vida del Enviado de Dios y tras ello junto a Amîr Al-Mu’minîn (P). ‘Alî (P) le dio en matrimonio a su hija Zainab Al-Kubrâ (P). Su hijo ‘Aun fue martirizado en Karbalâ y sus otros dos hijos también alcanzaron el martirio a manos de los omeyas durante los sucesos de Harrah, en Medina. ‘Abdul·lah falleció en Medina, en el año 80 de la hégira, a la edad de 90 años, siendo enterrado al lado de ‘Aqîl, en el Baqî’.
Muhammad ibn ‘Alî, conocido como Ibn Al-Hanafîah: Hijo de Amîr Al-Mu’minîn ‘Alî (P), fue una de las reconocidas personalidades de los albores del Islam. Participó en las batallas de su padre en contra de los Qâsitîn (los injustos, esto es, los enemigos de Hadrât ‘Alî en la Batalla de Siffîn), en contra de los Mâriqîn (los contumaces: son los enemigos de ‘Alî (P) en la batalla de Nahrawân, esto es, los jawâriy) y en contra de los Nâkizîn (los traidores: es decir, con quienes ‘Alî se enfrentó en la batalla de al-Yamal). Muhammad ibn ‘Alî falleció en el año 80 H.L.
Abû Sufiân ibn Hâriz: Era primo del Profeta (BP) y falleció en Medina en el año 20 H.L.
Ismâ‘îl ibn Ya‘far: Fue hijo del Imam As-Sâdiq (P). Pasó su vida con su familia en la región de ‘Uraîd. Su padre lo amaba mucho y algunos de entre los Shi‘as suponían que él sería el sucesor de su padre (P), puesto que era el mayor de sus hijos, pero finalmente, aun en tiempos de vida de su noble padre, falleció en el año 143 H.L. Con su fallecimiento quedó comprobado el hecho de que él no sería el sucesor de su padre, y el mismo Imam As-Sâdiq (P) aclaró a los que dudaban, que su sucesor sería su otro hijo Mûsa (P). Cuando falleció el Imam As-Sâdiq un grupo de shi‘as aprobó el Imamato de Mûsa ibn Ya‘far (P) y el resto se separó en dos grupos, uno que creía que Ismâ‘îl no había muerto aún, y luego sostuvieron el Imamato de su hijo Muhammad ibn Ismâ‘îl porque creían que el Imamato estaba en su padre y que el hijo tenía más derecho al mismo que el hermano de Ismâ‘îl. Y otro grupo sostuvo que Ismâ‘îl permanece aún con vida y hoy en día son muy pocos. Estos dos grupos son los que reciben el nombre de Ismaelitas. Ismâ‘îl fue enterrado a una distancia de alrededor de 15 metros de los sepulcros de los Imames (P), en el Baqî’. Tras la construcción de la calle Abâ Dhar, la tumba de Isma‘îl fue trasladada al interior del Baqî’.
‘Uzmân ibn Mazh‘ûn: Se contaba entre los virtuosos Compañeros del Profeta (BP) siendo la décimo tercer persona en creer en él (BP). Emigró dos veces a Abisinia; participó de la Batalla de Badr y tras regresar, falleció en el vigésimo segundo mes de la hégira. Fue la primera persona de entre los Emigrantes que murió en Medina, siendo enterrado en el Baqî’. El Profeta (BP) participó en su entierro y dijo en aquella ocasión: “¡Dichoso de ti, oh ‘Uzmân! puesto que el mundo no te cubrió ni tampoco tú te investiste con él”. Y se transmitió que el Profeta colocó una piedra sobre su tumba como señal y que esta piedra era tan grande y pesada que entre varios Compañeros no podían alzarla, ayudándolos en ello el Profeta (BP). Tras los cambios que fueron llevados a cabo en el Baqî’, se conocía su tumba por esa misma piedra. Lo que quiso el Enviado de Dios (BP) con esto es dar a entender a la gente que los sepulcros de personas virtuosas, devotas y ascetas como ‘Uzmân ibn Ma‘zhûm deben permanecer con magnificencia.
As‘ad ibn Zurârah: Fue de entre quienes juraron fidelidad al Profeta en ‘Aqabah, siendo el primero que, por órdenes del Enviado de Dios (BP) llevó a cabo la oración del Viernes en Medina. Falleció el primer año de la hégira, en tanto aún no se había concluido la construcción de la Mezquita del Profeta (BP). El Profeta mismo le hizo el baño mortuorio (Gusl), lo amortajó, y mientras lloraba, lo depositó en la tumba, en el Baqî’.
Junais ibn Hudhâfah: Se encontró entre los emigrantes a Abisinia, siendo de entre los primeros en aceptar el Islam. A causa de una herida en la Batalla de Badr o Uhud, finalmente falleció. El Profeta rezó ante su cuerpo, sepultándolo al lado de la tumba de ‘Uzmân ibn Mazh‘ûn.
Sa‘d ibn Ma‘âdh: Era de la tribu de Aus, y de entre los grandes Compañeros del Profeta (BP). En la Batalla de Badr fue el portaestandarte de los de Aus. En la de Jandaq fue herido quedando al borde del martirio. Finalmente, falleció en épocas de la Batalla de Banî Qarîzhah. El Profeta (BP) rezó para él la oración del fallecido, y se transmitió que noventa mil ángeles descendieron a la Tierra durante su entierro. El Enviado de Dios (BP) dijo a su respecto: “Es como un hueso en la garganta de los incrédulos”.
‘Abdul·lah ibn Mas‘ûd: Se cuenta entre los primeros en creer en el Enviado de Dios (BP), llegando luego a los mejores niveles en la lectura y enseñanza del Corán. También jugó un papel importante en la recopilación del Corán. Falleció en el año 32 H.L. y fue sepultado al lado de la tumba de ‘Uzmân ibn Mazh‘ûn.
Abû Sa‘îd Judrî: Fue de entre los Compañeros del Enviado de Dios (BP). Participó en la Batalla de Uhud y poseía dos virtudes: conocimiento y valentía. Tras el fallecimiento del Enviado de Dios (BP) se convirtió en uno de los transmisores de las virtudes de Ahl-ul Bait, y murió en Medina en el año 64 o 74 H.L.
Miqdâd ibn Al-Aswad: Fue de entre los Compañeros sobresalientes del Profeta (BP), quien lo apreciaba mucho. Falleció a la edad de 70 años en el año 33 H.L. en Yuruf a 3 millas de Medina. Su cuerpo fue trasladado a  Medina y fue enterrado en el Baqî’.
Arqam ibn Abî Arqam: Fue uno de los primeros en aceptar el Islam, y su casa, en La Meca, era un centro de difusión y enseñanza del Enviado de Dios (BP). Participó en muchas de las batallas y sucesos de los comienzos del Islam y finalmente murió a la edad de 80 años.
Hakîm ibn Hazâm: Era hijo del hermano de Jadîyah. Abrazó el Islam el día de la conquista de La Meca y falleció tras el año 54 H.L. en Medina.
Yâbir ibn ‘Abdul·lah: Fue uno de los reconocidos Compañeros. Participó en 19 batallas y murió a la edad de 94 años, en el año 90 H.L.
Zaid ibn Zâbit: Fue uno de los recopiladores del Corán (ver El Mensaje de Az-Zaqalain Nº 13, p.139) y falleció en el año 45 o 50 H.L.
Sahl ibn Sa‘d As-Sâ‘idî: Falleció en el año 88 H.L. tras vivir 101 años.
Mâlik ibn Anas: Es uno de los cuatro Imames de Ahl-us Sunnah y líder de los Malikitas, que falleció entre los años 174 y 179 H.L. en Medina.
Nâfi‘ Al-Madanî: Fue de entre los grandes compañeros de los Compañeros del Profetas (tâbi‘în) y falleció entre los años 117 y 120 H.L. en Medina, siendo enterrado al lado de la tumba de Mâlik ibn Anas.
Nâfi‘ Shaij Al-Qurrâ’: Es uno de los siete lectores que recitó el Corán alrededor de 70 años para la gente de Medina. Falleció en Medina en el año 169.
Usâmah ibn Zaid: Falleció en el año 54 H.L., a la edad de 57 años en Medina.
Zaid ibn Sahl, Abû Talhah Al-Ansârî: Se contó entre los Compañeros del Enviado de Dios (BP) que falleció en Medina en el año 34 o 40 H.L.

Algunos mártires de Uhud:
Tras la Batalla de Uhud, en la cual algunos musulmanes fueron martirizados, fueron sepultados allí mismo. Pero el resto que habían sido heridos, tras un período de tiempo fallecieron también en Medina, siendo enterrados en el Baqî’, pero no se sabe con certeza el número de los que se encuentran sepultados en el Baqî‘.

Los mártires de Harrah:
Algunos de los mártires del suceso de Harrah, que por orden de Iazîd y a manos de Muslim ibn ‘Uqbah y su ejército fueron martirizados, también se encuentran sepultados en el Baqî’.

En el libro “Mirât-ul Haramain” se narró que más de diez mil personas de entre los Compañeros y Tâbi‘în se encuentran sepultadas en el Baqî’, pero no podemos mencionar a todos aquí, por lo que nos conformaremos con citar los nombres de algunos de ellos:
‘Abdurrahmân ibn ‘Auf.
‘Uzmân ibn ‘Affân
Sa‘d ibn Abî Waqqâs
Abû Hurairah
Suhaib ibn Sinân
Usaid ibn Al-Hadîr
Huwaîtab ibn ‘Abd-ul ‘Izzâ
Rukânah ‘Abd-u Iazîd
‘Abd-ul·lah ibn Salâm
‘Abd-ul·lah ibn ‘Amrû
Abû Salamah ibn ‘Abd-ul Asad
‘Abd-ul·lah ibn ‘Atîk
Qutâdah ibn Nu‘mân
‘Amrû ibn Hazm
Mahzamah ibn Nawfal
‘Abd-ul·lah ibn Unais
Al-Barâ’ ibn Ma‘rûr
Yubair ibn Mat‘am
Mistah ibn Uzâzah
Ma‘âdh ibn ‘Afrâ’
Ibn ‘Amrû ibn Nufail
Mâlik ibn At-Taihhân
Abûs Saiied As-Sâ‘idî
Muhammad ibn Maslamah
‘Uwaîm ibn Sâ‘idih
Ka‘b ibn ‘Umar

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