Por Naÿmuddîn Tabasî
Traducido del persa por: Sumeia Younes .Asamblea Mundial de Ahl-ul Bait (a.s.)
Primera Sección
Perspectiva del mundo antes del Advenimiento del Mahdî (a.ÿ.)
Cuarto Capítulo: La seguridad antes de la Manifestación.
A) Caos e inseguridad.
B) Inseguridad en los caminos.
C) Crímenes horrendos.
D) Quienes estén con vida anhelarán morir
E) Encarcelamiento de los musulmanes.
F) Hundimiento en la tierra.
G) Incremento de las muertes súbitas.
H) Los habitantes del mundo pierden las esperanzas de salvarse.
I) Ausencia de jueces justos y de amparo.
J) Guerras, matanzas y sediciones.
Quinto Capítulo: Situación económica del mundo en la época
de la Manifestación.
A) Escasez de lluvias y lluvias a destiempo.
B) Desecación de los lagos y ríos.
C) Expansión del encarecimiento, el hambre, la pobreza y estancamiento del comercio
D) Intercambio de mujeres por productos alimenticios
La seguridad antes de la Manifestación
A) Caos e inseguridad
Por efecto de la trasgresión de los
superpoderes, la seguridad desaparecerá de los gobiernos pequeños y las
naciones débiles, de manera que la libertad y seguridad ya no significarán
nada. Los poderes que gobiernen el mundo limitarán tanto a las naciones débiles
y extenderán a tal punto la transgresión a los derechos de los pueblos, que la
gente no tendrá permiso ni de respirar libremente.
El Noble Profeta (s.a.w.) bosqueja de la
siguiente manera esos tiempos: “Pronto las comunidades (seguidoras de otras
religiones y escuelas) entrarán en acción en vuestra contra, de la misma manera
que los hambrientos se abalanzan sobre los recipientes de comida”. Una
persona le preguntó: “¿Seremos atacados de esa manera por el hecho de que en
esa época seremos minoría?”. El Profeta (s.a.w.) le respondió: “Vuestro
número en esa época será cuantioso, pero os asemejaréis a una ramitas y virutas
en medio de un torrente. Dios quitará del corazón de vuestros enemigos vuestra amedrentadora
imagen, y derramará languidez en vuestros corazones”. Alguien preguntó: “¡Oh
Enviado de Dios! ¿A qué se deberá esa languidez?”. Dijo: “A vuestro apego al
mundo y aborrecimiento a la muerte”.[1]
Estas dos repulsivas cualidades que el Noble
Profeta (s.a.w.) mencionó son suficientes para impedir a una nación alcanzar la
libertad y defender sus valores, acostumbrándola a una vida abyecta, aún al
precio de perder la religión y los principios de su escuela doctrinal.
Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “El
Mahdî (a.ÿ.) se manifestará cuando el mundo esté agitado y se llene de caos y
un grupo de entre
vosotros ataque a otro;[2] el grande no tendrá
misericordia del pequeño, ni el fuerte del débil. En ese momento Dios le
permitirá levantarse”.[3]
B) Inseguridad en los caminos
El alcance del caos e inseguridad se extenderá
también a los caminos, expandiéndose la inclemencia e impiedad. En ese entonces
Dios hará levantarse al Mahdî y por medio de él conquistará los fuertes del
extravío. El Mahdî Prometido -que Al·lâh apresure su Manifestación- no sólo
se dedicará a conquistar fortalezas inexpugnables, sino que abrirá también los
corazones cerrados a las realidades y la espiritualidad, preparándolos para
aceptarlas.
Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.)
dirigiéndose a su respetable hija (Fátima Az-Zahrâ’): “¡Juro
por el Dios que me envió con la verdad, que ciertamente que el Mahdî de esta
comunidad es de
la descendencia de Al-Hasan y Al-Husain (a.s.).
Cuando el caos y la anarquía abarquen al mundo y las sediciones (una tras otra)
se manifiesten; cuando las rutas y caminos sean inseguros y algunos ataquen a
otros; cuando ni los mayores tengan misericordia por los pequeños, ni los
pequeños respeten a los mayores, en ese entonces Dios, Imponente y Majestuoso,
hará levantarse a una persona de la descendencia de estos
dos (del Imam Al-Hasan y del Imam Al-Husain) para que [quebrante y]
conquiste las fortalezas del descarrío y abra los corazones cubiertos por el
velo de la ignorancia y el desconocimiento [que los habrá cubierto
impidiéndoles percibir las realidades]. Él se levantará al final de los tiempos
-así como yo me levanté a principios de los tiempos- y llenará el mundo de
justicia y equidad, después de que haya sido llenado de injusticia y opresión”.[4]
C) Crímenes horrendos
A lo largo de la historia los crímenes de los
tiranos y verdugos fueron sumamente siniestros y espeluznantes. Las páginas de
la historia están colmadas de injusticias, opresiones y crímenes que los
tiranos y sanguinarios gobernantes consintieron contra las naciones desposeídas.
Gengis Kan, Hitler y Atila son ejemplos de los mismos.
En cuanto a los crímenes que serán cometidos
en el mundo antes de la Manifestación
del Imam Al-Mahdî (a.ÿ.) serán de los más cruentos que se pueda imaginar. La ejecución
de pequeños niños en la horca, la quema de niños y su inmersión en líquidos hirvientes,
la mutilación de personas con sierras, barras de hierro y elementos trituradores,
son de entre los aciagos sucesos que antes del establecimiento del gobierno de
justicia mundial acontecerán a manos de los gobiernos que se consideran a sí
mismos defensores de los derechos humanos. Con el acaecimiento de tales
barbaries es que se dilucidará la importancia del gobierno de Hadrat
Al-Mahdî (a.ÿ.) -quien, según las narraciones, es el refugio de los desposeídos-.
‘Alî (a.s.) describe
de la siguiente manera los siniestros sucesos de esos días venideros: “Ciertamente
el Sufiânî [5] encargará a un grupo reunir a los niños
en un paraje; entonces hervirá aceite para quemarlos, y los niños dirán: “Si
nuestros padres se te opusieron ¿qué culpa tenemos nosotros que debemos ser
quemados?”. Él sacará de entre los niños a dos de ellos, de nombres Hasan
y Husain, y los crucificará. Luego se dirigirá a Kûfah y se comportará
de la misma manera [salvaje anterior] con los niños de ese lugar y crucificará en
la puerta de la mezquita a dos de ellos con los mismos nombres. Se irá de allí
y nuevamente cometerá crímenes, y en tanto en sus manos estará sosteniendo una
lanza, apresará a una mujer embarazada y se la entregará a uno de sus secuaces,
ordenándole violarla en medio del camino. Tras violarla, él desgarrará el
vientre de la mujer y extraerá su feto, sin que nadie pueda cambiar tal espeluznante
situación”.[6]
Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.) en
el Hadîz de Al-Lauh (La Tabla ): “…Dios completará
Su misericordia por medio del descendiente de la hija del Profeta (s.a.w.), aquel
mismo que posee las dotes de perfección de Moisés (a.s.), la magnificencia de
Jesús (a.s.) y la paciencia y resistencia del profeta Job (a.s.). Mis amigos,
en su época (antes de la
Manifestación ) serán despreciados y humillados, y sus cabezas,
del mismo modo que sucedió con las de los turcomanos y la gente de Dailam , serán
llevadas como obsequio [a los gobernantes y opresores]. Serán asesinados, [sus
cuerpos] quemados, y estarán atemorizados, aterrorizados y aprensivos. La Tierra se teñirá con su
sangre y los gritos y llantos de las mujeres se incrementarán. ¡Ésos son mis
verdaderos amigos! A través de ellos él repelerá todo ciego conflicto y lobreguez;
eliminará los estremecimientos [y agitaciones], y les despojará de las cadenas
y grilletes que les aprisionarán. Esos son objeto de las bendiciones y
misericordia de su Señor, puesto que ellos son los guiados”.[7]
Dijo Ibn ‘Abbâs: “El Sufiânî y fulano surgirán
y combatirán entre sí, de forma que [el Sufiânî] desgarrará el vientre
de las mujeres y escaldará a los niños en enormes calderas”.[8]
Dijo Arta’ah: “El Sufiânî matará
a todo el que le desobedezca. Partirá en dos a sus oponentes con sierras y los triturará
en los basurales. Esta tiranía se prolongará por seis meses”.[9]
D) Quienes estén con vida anhelarán morir
Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “¡Juro
por Aquel en cuyas manos está mi vida! que el mundo no llegará a su fin sino hasta
que llegue una época en que el hombre, al pasar por un cementerio, se arroje
sobre una tumba y diga: “¡Ojalá hubiese estado yo en lugar del dueño de esta
tumba!”. En tanto que su problema no serán las deudas, sino las dificultades y
presiones de aquellos días y la opresión y la tiranía”.[10]
Dijo Abû Hamzah
Az-Zumâlî: Dijo el Imam Muhammad ibn ‘Alî Al-Bâqir (a.s.): “¡Oh Abû Hamzah!
El Qâ’im no se levantará sino en una época en la que regirán [sobre la sociedad]
un temor y turbación intensos, y las desgracias y sediciones, apoderándose de
la gente los problemas y adversidades; y antes que ello, se expandirá la
enfermedad de la peste, sucederá un gran y aniquilador conflicto entre los
árabes, regirá sobre las personas una gran discrepancia, surgirá una ruptura en
su religión, y se transformará la situación de la gente, al punto que todo aquel
que tenga una esperanza, cada noche y día anhelará la muerte, al observar la brutalidad
de la gente y su trasgresión a los derechos de unos y otros”.[11]
El gran Compañero Hudzaifah transmitió
del Profeta (s.a.w.) que: “Ciertamente que llegará una época para vosotros
en la que el ser humano anhelará la muerte sin que ello se deba a que se encuentra
en la estrechez por la pobreza e indigencia”.[12]
Dijo Ibn ‘Umar: “Ciertamente que llegará una
época para la gente en la que el creyente, por la intensidad de las
dificultades y desgracias (que reinarán) sobre la Tierra , deseará que ojalá
él y su familia subieran a bordo de una embarcación y permanecieran en el mar”.[13]
E) Encarcelamiento de los musulmanes
Dijo Hudhaifah ibn Al-Iamân: Dijo el
Profeta (s.a.w.) al enumerar las dificultades con las que tendrán que
enfrentarse los musulmanes: “Por efecto de las presiones que les
acontecerán, se venderá a los libres, y las mujeres y hombres admitirán la esclavitud. Los
idólatras tomarán a los musulmanes a su servicio y como esbirros y los venderán
en las ciudades, y nadie se ofenderá por ello, ni los bienhechores, ni los
malhechores y libertinos.
¡Oh Hudhaifah! Las desgracias continuarán
para la gente de esa
época, al punto que se desesperanzarán, desanimarán y perderán la confianza en
que llegue a producirse el sosiego y el bienestar. En ese momento Dios enviará
a un hombre de entre los puros de mi familia y de entre los bienhechores de mis
descendientes que será justo, bendito y puro, y que no consentirá ni ignorará
ni [en la medida de] una insignificante partícula. A través de él Dios hará distinguida
a la religión, al Islam y a su gente, y humillará a la idolatría y a su gente.
Él siempre será temeroso de Dios y jamás se ufanará por su relación de
parentesco [conmigo]; no pondrá a los demás en aprietos, y en su gobierno nadie
será azotado, excepto justamente y por ejecución de una sentencia. Por medio de
él Dios suprimirá todas las innovaciones y eliminará todas las sediciones;
abrirá las puertas de la verdad, cerrando las de la falsedad, y hará regresar a
los prisioneros musulmanes -de cualquier sitio donde se encuentren- a su terruño…”.[14]
F) Hundimiento en la tierra
Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “Ciertamente
que llegarán unos tiempos para esta comunidad, en los que entrarán en la noche
preguntándose entre ellos: ¿A quiénes tragó hoy la tierra? Asimismo se preguntarán:
¿Quién quedó vivo del clan fulano?, o ¿quedó alguien vivo de la familia fulana?”.[15]
Quizás esas expresiones hagan alusión a las
guerras y matanzas al final de los tiempos que, por la utilización de armamentos
modernos y de destrucción masiva, cada día morirá un gran número de gente; o
tal vez por el exceso de los pecados la tierra tragará a su gente.
G) Incremento de las muertes súbitas
Dijo el Noble Profeta (s.a.w.): “De entre
las señales y condiciones de la
Hora , están la enfermedad de la parálisis y la muerte súbita”.[16] Asimismo expresó: “La Hora no acaecerá sino hasta
que se manifieste la muerte blanca”. Dijeron: “¡Oh Enviado de Dios! ¿Qué es
la muerte blanca?”. Dijo: “La muerte súbita”.[17]
Dijo Amîr Al-Mu’minîn (a.s.): “Previo a la Manifestación del Restaurador
(a.ÿ.) existirán las muertes roja y blanca… La muerte blanca es la peste”.[18]
El Imam Muhammad Al-Bâqir (a.s.) dijo: “El
Qâ’im no se levantará sino en tiempos en que impere un intenso miedo, y antes
que ello se expanda también la peste”.[19]
H) Los habitantes del mundo pierden las esperanzas de salvarse
Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “¡Oh
‘Alî! El Mahdî se levantará en un momento en que las ciudades estén transformadas
y los siervos de Dios estén debilitados y desesperanzados del alivio y la Manifestación. En
ese momento se manifestará el Qâ’im, el Mahdî que es de entre mis descendientes…”.[20]
Dijo Abû Hamzah Az-Zumâlî: Dijo
el Imam Al-Bâqir (a.s.): “La Manifestación y Levantamiento del Mahdî (a.ÿ.) acaecerán
cuando entre la gente haya desaliento y desesperanza respecto de una mejora en los
asuntos y del alivio que representará el surgimiento del Imam”.[21]
‘Alî (a.s.) expresó: “Ciertamente que una
persona de la Gente de mi
Casa me sucederá, ocurriendo su sucesión tras una época dura y fatídica; una
época en que la desgracia y las dificultades se intensificarán y se perderán
las esperanzas”.[22]
I) Ausencia de jueces justos y de amparo
Dijo el Noble Profeta (s.a.w.): “La
desgracia y las dificultades descenderán de tal manera sobre esta comunidad, que
las personas no encontrarán ningún amparo que las proteja de la opresión”.[23]
Dijo además: “Al final de los tiempos mi
comunidad será asolada por una gran desgracia proveniente de sus gobernantes,
de manera tal que el creyente no encontrará refugio en el cual salvaguardarse de
la opresión”.[24]
En otra narración dijo: “¡Albricias para
vosotros por el Mahdî de la progenie de Fátima ! Él se manifestará desde el
occidente y llenará la Tierra
de justicia”. Se le preguntó: “¡Oh Mensajero de Dios! ¿Cuándo ocurrirá [esta
Manifestación]?”. Dijo: “Cuando los jueces procuren sobornos y la gente sea libertina,
en tanto él se encontrará solitario y alejado”. Se le preguntó: “¿Cómo es
eso ¡oh Mensajero de Dios!?”. Dijo: “Elegirá la soledad y estar separado de
su familia y gente, y se encontrará alejado de su terruño, viviendo apartado de
su hogar”.[25]
Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “No veréis a
aquél que esperáis sino en una época en que os volváis como una cabra muerta
que se dispone bajo las garras de una fiera para la cual no hay diferencia
adónde pone su garra. En ese entonces no tendréis ningún sitio alejado de la
trasgresión hacia el cual podáis encaramaros, ni tendréis un refugio donde podáis
encontrar apoyo”.[26]
J) Guerras, matanzas y sediciones
Se desprende de las narraciones que antes del Levantamiento
del Mahdî (a.ÿ.) las guerras y las matanzas abarcarán todo lugar. Algunas
narraciones hablan de sediciones; otras, anuncian guerras continuas, y algunas
otras hablan de exterminios
de seres humanos mediante guerras y enfermedades resultantes
de las mismas, como la peste.
Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “Os
llegarán cuatro sediciones después de mí: en la primera sedición, las sangres
serán consideradas lícitas y las matanzas abundarán. En la segunda sedición, las
sangres y los bienes serán considerados lícitos y los asesinatos y saqueos de
bienes abundarán. En la tercera sedición, las sangres, los bienes y las mujeres
de la gente serán considerados lícitos, y además de los asesinatos y saqueos,
las mujeres de los hombres no estarán a salvo. En la cuarta sedición -que será
una sedición sorda, ciega y muy dura, y que se asemejará a una embarcación agitada
y convulsionada en el mar- nadie encontrará refugio para [estar a salvo de] la misma. La sedición remontará
desde Shâm (Siria) y abarcará a Irak, e impregnará la Península [Arábiga]. Las
dificultades vencerán a la gente y serán de tal manera que nadie podrá
cuestionar nada, y cada vez que amainen en un lugar, se encenderán en otro”.[27]
Dijo en otro hadîz: “Después
de mí surgirán sediciones para las cuales no habrá vía de escape. En ellas
habrá guerra, huída y exilio. Tras ello habrá sediciones que serán más intensas
que las anteriores. Todavía una sedición no se habrá apaciguado, que otra más se
encenderá, al punto que no quedará ninguna casa de los árabes en la que
no haya penetrado este fuego, y no quedará ningún musulmán al que no le haya
llegado esta sedición. Entonces un hombre de mi familia se manifestará”.[28]
Asimismo dijo: “Pronto, después de mí, habrá
una sedición, la cual, si se calma por un lado, se expandirá por otros dos,
hasta que alguien clamará desde el cielo: ¡Vuestro Emir y Comandante es Hadrat
Al-Mahdî!”.[29]
En esta narración se habla de una sedición (fitnah)
que se extenderá antes de la Manifestación
de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.), pero en otras
narraciones se habla explícitamente de guerras destructivas, las cuales
mencionaremos:
Dijo ‘Ammâr ibn Iâsir: “El mensaje y
convocatoria de
la familia de vuestro Profeta al final de los tiempos es que
os abstengáis de todo enfrentamiento, hasta que veáis a los líderes de Ahl-ul
Bait (a.s.); cuando los turcos se enfrenten a los romanos y las guerras se
incrementen en la Tierra ,
alguien clamará desde las murallas de Damasco: ¡Ay del mal que se acerca!”.[30]
Un número de narraciones hablan de asesinatos
y matanzas que ocurrirán antes de la Manifestación del Mahdî (a.ÿ.). Algunas de estas
narraciones solo mencionan las matanzas, y otras precisan la amplitud de las
mismas.
Dijo el Imam Ar-Ridâ (a.s.) al respecto:
“Antes de la Manifestación
del Imam Al-Mahdî (a.ÿ.) se sucederán matanzas continuas e imparables”.[31]
Se transmitió de Abû Hurairah: “En la ciudad
de Medina habrá una matanza por la cual la zona de “Ahÿâr az-Zait”[32] será destruida, y el
trágico evento de Harrah”[33], comparado con la misma,
no será más que como un golpe de látigo. Cuando -tras la matanza- se alejen de la ciudad de Medina
hasta una distancia de dos barîd,[34] se jurará el pacto de
fidelidad (bai‘ah) a Hadrat Al-Mahdî”.[35]
Dijo Abû Qubaîl:
“Un hombre de Banî Hâshim tomará las riendas del poder y él sólo matará a los
de Banî Umaîiah (los Omeyas), de forma que, salvo un pequeño número, no quedará
ninguno de ellos, y no matará a nadie más. Luego un hombre de los Banî Umaîiah surgirá
y por cada persona (de los Omeyas), matará a dos, al punto que no quedará nadie
salvo las mujeres. Luego el Mahdî surgirá”.[36]
Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “¡Juro
por Dios, en cuyas manos está mi vida! que el mundo no llegará a su fin sino
hasta que sobrevenga una época en que, ni el asesino sabrá para qué asesinó, ni
la víctima sabrá por qué es asesinada, y el caos abarcará todo lugar, y tanto
el victimario como la víctima irán al Infierno”.[37]
Dijo Amîr Al-Mu’minîn (a.s.): “Antes de la Manifestación del Qâ’im
(a.ÿ.) el mundo se verá afligido por dos tipos de muertes: la muerte blanca
y la roja. La
muerte roja será por medio de la espada (las armas), y la muerte blanca por
medio de la peste”.[38]
Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “El Qâ’im de la Familia de Muhammad
tendrá dos ocultaciones (gaibah), una de las cuales se prolongará más
que la primera. En
esa época, la muerte y el asesinato circundarán a la gente”. Dijo Ÿâbir: Le
pregunté al Imam Al-Bâqir (a.s.): “¿En qué época acaecerá este asunto (el levantamiento
del Mahdî)?”. El Imam respondió: “¡Oh Ÿâbir! ¿Cómo se concretará este asunto
siendo que todavía no es considerable el número de muertos entre Hîrah[39] y Kûfah?”.[40]
Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Antes
de la Manifestación
del Qâ’im (a.ÿ.) surgirán dos tipos de muertes: la muerte roja y la
muerte blanca. Morirá tanta gente que de cada siete personas, cinco serán
aniquiladas”.[41]
Dijo Amîr Al-Mu’minîn (a.s.): “Hadrat
Al-Mahdî (a.ÿ.) no se manifestará sino hasta que un tercio de la gente sea
asesinada, un tercio muera y quede (sólo) un tercio”.[42]
Preguntaron a Amîr Al-Mu’minîn (a.s.): “¿Acaso
hay señales y signos para la
Manifestación de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.)?”.
Dijo: “Sí. Asesinatos horrendos (qatlun fadzî‘), muertes repentinas (mawtun
sarî‘) y pestes atroces (tâ‘ûnun shanî‘)”.[43]
Y según lo transmitido en Irshâd al-Qulûb:[44]
“Qatlun dharî‘”, o sea, “asesinatos rápidos y generalizados”.
Según lo transmitido en Madînah al-Ma‘âÿiz:[45] “Qatlun radî‘”,
o sea, “asesinatos viles e ignominiosos”.
Según lo transmitido en Hiliah
al-Abrâr:[46]
“Qatlun fadî‘”, o sea, “asesinatos desagradables”.
El significado de la narración es el
siguiente:
“Sí, para la Manifestación del
Mahdî (a.ÿ.) hay señales; entre ellas, asesinatos generalizados, desagradables
y viles; muertes repentinas y continuas, y la expansión de la peste”.
Dijeron Muhammad ibn Muslim y Abû Basîr:
Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “El Imam Al-Mahdî no se
manifestará sino hasta que dos tercios de la gente del mundo sea aniquilada”. Le
preguntamos: “Si dos tercios de la gente muere, entonces ¿quién quedará?”.
Dijo: “¿Acaso no os satisfaría pertenecer al tercio restante?”.[47]
Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “El
asunto [de la
Manifestación ] no se concretará sino hasta que nueve décimos
de la gente sea aniquilada”.[48]
Dijo ‘Alî (a.s.): “…En esos días no quedará
de la gente a excepción de un tercio de la misma”.[49]
Dijo el Noble Profeta del Islam (s.a.w.): “De
cada diez mil personas, nueve mil novecientas serán matadas, y no se salvarán a
excepción de una pequeña cantidad”.[50]
Dijo Ibn Sîrîn: “Hadrat Al-Mahdî
(a.ÿ.) no se manifestará sino hasta que, de cada diez personas, siete de ellas
sean matadas”.[51]
Del conjunto de las narraciones se deducen los
siguientes puntos:
1. Antes de la Manifestación del Mahdî
(a.ÿ.) habrá matanzas en las que será exterminado un gran número de gente, y la
cantidad de personas que quedará será menor que la de las muertas.
2. Un número de
esos muertos sucumbirá en las guerras y otro número fallecerá como consecuencia
de las enfermedades contagiosas que, muy posiblemente, brotarán de los muertos en
guerra. Asimismo, existe la posibilidad de que este grupo perezca por efecto de
las armas químicas y biológicas, las cuales generan enfermedades.
3. Entre la
minoría que quedará, habrá seguidores (shias) y amantes del Imam de la Época
(a.ÿ.), puesto que son ellos los que jurarán fidelidad (bai‘ah) al Mahdî
(a.ÿ.). Asimismo encontramos en las palabras del Imam As-Sâdiq
(a.s.): “¿Acaso no os satisfaría pertenecer al tercio restante?”.
Situación económica del mundo en la época de la Manifestación
Se deduce de las narraciones de este capítulo
que, como resultado de
la expansión de la corrupción y la depravación, la
desaparición de la compasión y el cariño, y las guerras que se generarán, desde
el punto de vista económico el mundo atravesará una catastrófica situación, de
forma que incluso el cielo no tendrá misericordia, y el descenso de las
lluvias, que es una bendición divina, se transformará para ellos en ira, y será
destructivo.
Así es, al final de los tiempos las lluvias
mermarán o caerán a destiempo, ocasionando la destrucción de los cultivos. Los lagos
y ríos se secarán, los cultivos se verán reducidos, y el comercio se vendrá
abajo; se expandirán la pobreza y el hambre al punto que para saciar sus
estómagos los hombres llevarán a sus hijas y mujeres al mercado y las cambiarán
por un poco de comida.
A) Escasez de lluvias y lluvias a destiempo
Dijo el Noble Profeta del Islam (s.a.w.): “Llegará
una época para la gente en la
que Dios vedará las lluvias en sus estaciones y temporadas, y
las lluvias no caerán, enviándolas a destiempo”.[52]
Dijo Amîr Al-Mu’minîn: “…Las lluvias se
alterarán”.[53]
Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.) a
este respecto: “Antes de la Manifestación de Hadrat
Al-Qâ’im (a.ÿ.) habrá un año en que caerán muchas lluvias, destruyendo los
frutos y pudriendo los dátiles en las palmeras; entonces, cuando ello suceda,
no seáis víctimas de la duda y la vacilación”.[54]
Dijo Amîr Al-Mu’minîn (a.s.): “… Las
lluvias mermarán al punto que ni la tierra hará crecer una semilla, ni el cielo
hará caer lluvias; luego, el Mahdî (a.ÿ.) surgirá”.[55]
Dijo ‘Atâ’ ibn Iasâr: “De entre las
señales y condiciones de la Hora
está que lloverá, pero no crecerá ningún cultivo”.[56]
Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “…Cuando
Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) y sus compañeros se levanten, el agua escaseará
sobre la faz de la Tierra
hasta acabarse, y los creyentes la requerirán de Dios con llantos y lamentos,
hasta que finalmente Dios hará descender agua, y ellos beberán”.[57]
B) Desecación de los lagos y ríos
Dijo el Noble Profeta (s.a.w.): “Por efecto
de la desecación del río Nilo, las ciudades de Egipto serán desvastadas”.[58]
Dijo Arta’ah: “En ese entonces, el
Éufrates, los ríos y las vertientes se secarán”.[59]
Asimismo se transmitió que (Abî ‘Abdil·lâh
dijo): “El agua del lago de Tabarestân se secará; las palmeras
datileras no darán frutos, y el agua de la vertiente “Za‘r” -que se
encuentra en Shâm- quedará sepultada en la tierra”.[60]
También fue narrado (de él) que: “…Los ríos
se secarán, prolongándose el encarecimiento y la sequía por tres años”.[61]
C) Expansión del encarecimiento, el hambre, la pobreza y estancamiento del comercio
Cierta persona preguntó al Profeta (s.a.w.):
“¡Oh Enviado de Dios! ¿Cuándo tendrá lugar la Hora ?”. Dijo: “Quien fue objeto de la pregunta
(el mismo Profeta) no está más informado, al respecto, que el que la formuló
(esa persona); pero la Hora
tiene señales y condiciones; una de ellas es el acercamiento de los mercados
entre sí”. Preguntó: “¿Qué significa el acercamiento de los mercados?”.
Dijo: “El estancamiento de los mercados y el comercio, y el descenso de las
lluvias sin que por ello crezcan las plantas y los cultivos”.[62]
Dijo Amîr Al-Mu’minîn a Ibn ‘Abbâs: “Crecerá
el comercio y las transacciones, pero la gente obtendrá muy poco beneficio;
tras ello sobrevendrá una rigurosa sequía”.[63]
Dijo Muhammad ibn Muslim: Escuché decir
al Imam As-Sâdiq (a.s.): “Antes de la Manifestación de Hadrat
Al-Qâ’im (a.ÿ.) habrá señales para los creyentes de parte de Dios ”.
Dije: “¡Que Dios nos sacrifique por ti! ¿Cuáles son esas señales?”. Dijo: “Éstas
conforman el dicho de Dios:
﴿ وَلَنَبْلُوَنَّكُمْ بِشَيْءٍ مِنَ الْخَوْفِ وَالْجُوعِ
وَنَقْصٍ مِنَ الأمْوَالِ وَالأنْفُسِ وَالَّثمَرَاتِ وَبَشِّرِ الصَّابِرِينَ ﴾
«Por
cierto que os probaremos mediante algo de temor, hambre, y merma de bienes,
vidas y frutos; mas tú, (¡oh Mensajero!), da albricias a los perseverantes»”.[64]
Luego dijo: “Dios probará a los creyentes con
algo de temor por los soberanos de la dinastía fulana a finales de la época de sus
gobiernos; y el propósito de “hambre”, es la subida de los precios; el
propósito de “merma de bienes”, es el estancamiento del comercio y escasez de ingresos;
el propósito de “merma de vidas”, son las muertes profusas, repentinas y
continuas; el propósito de “merma de frutos”, es la falta de ganancias y
productos agrícolas. Así pues, ¡albricias a los perseverantes por la cercanía en
ese entonces de la
Manifestación del Qâ’im!”.[65]
Y según lo transmitido en I‘lâm al-Warâ’,
“estancamiento del comercio y escasez de ingresos” tiene el sentido de
“qil·latal mu‘âmilât” (escasez de transacciones).[66]
Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “…
Entonces surgirá el Sufiânî, los productos alimenticios escasearán, la
gente sufrirá la sequía y habrá pocas lluvias”.[67]
Dijo Ibn Mas‘ûd: “Cuando el comercio
desaparezca y los caminos sean destruidos, el Mahdî (a.ÿ.) se manifestará”.[68]
Quizás la mala situación del mercado en esa
época sea resultado de
la destrucción de los centros de producción e industria, la reducción
de recursos humanos, la disminución del poder adquisitivo, las sequías, la
inseguridad de los caminos, etc.
En Musnad Ahmad se transmitió del
Profeta (s.a.w.) lo siguiente: “Antes del surgimiento del Daÿÿâl la
gente sufrirá tres años de intensa hambre”.[69]
Dijo Abû Hurairah: “¡Pobres de los árabes por
el mal que se les acerca! Sobrevendrá una intensa hambruna y las madres
llorarán por el hambre de sus hijos”.[70]
D) Intercambio de mujeres por productos alimenticios
Lo intenso del desastre de la sequía y del
hambre antes de la
Manifestación del Imam (a.ÿ.) será de tal envergadura que un
grupo se verá obligado a intercambiar a sus propias hijas por un poco de
alimento.
Abû Muhammad narró de un hombre del Magrib
(extremo occidental del mundo árabe): “El Mahdî no se manifestará hasta que la
persona [por la intensidad de su pobreza e indigencia] lleve a sus hermosas hijas
o criadas al mercado y diga: “¿Quién será el que me compre esta joven y a
cambio me dé su peso en alimentos?”. Será bajo estas circunstancias que se
manifestará el Mahdî (a.ÿ.)”.[71]
[1] At-Taiâlisî,
Al-Musnad, p. 133; Abî Dâwûd, As-Sunan, t. 4, p. 111; Al-Mu‘ÿam
al-Kabîr, t. 2, p. 101.
[2] Bihâr
al-Anwâr, t. 36, p. 335, y t. 52, p. 380.
[3]
Ibíd., t. 52, p. 154.
[4] ‘Aqd
ad-Durar, p. 152; Bihâr al-Anwâr, t. 52, pp. 154 y 266; Ihqâq
al-Haqq, t. 13, p. 116; Al-Arba‘ûn Hadîzan (Abû Na‘îm);
Dhajâ’ir al-‘Uqbâ, p. 135; Ianâbî‘ al-Mawaddah, p. 426.
[5] Sufiânî: personaje de la descendencia de Abû
Sufiân, que surgirá al Final de los Tiempos y que será muy hostil a Ahl-ul
Bait (a.s.). Surgirá en Shâm (antigua Gran Siria) y se dirigirá a Kûfah,
donde provocará una masacre entre los shias [N. del T.].
[6] ‘Aqd
ad-Durar, p. 94; Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, t. 1, p. 155.
[7] Kamâl
ad-Dîn, t. 1, p. 311; Ibn Shahr Ashûb, Al-Manâqib, t. 2, p. 297; I‘lâm
al-Warâ’, p. 371; Izbât al-Wasîiah, p. 226.
[8] Ibn Hammâd,
Al-Fitan, p. 83; Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 51.
[9] Al-Hâkim,
Al-Mustadrak, t. 4, p. 520; Al-Hâwî lil-Fatâwâ, t. 2, p.
65; Muntajab Kanz al-‘Ummâl, t. 6, p. 31 (Comentario de Musnad
Ahmad); Ihqâq al-Haqq, t. 13, p. 293.
[10] Ahmad,
Al-Musnad, t. 2, p. 636; Muslim, As-Sahîh,
t. 4, p. 2231; Al-Mu‘ÿam al-Kabîr, t. 9, p. 410; Masâbîh
as-Sunnah, t. 2, p. 139; ‘Aqd ad-Durar, p. 236.
[11]
An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 235; At-Tûsî, Al-Gaibah,
p. 274; I‘lâm al-Warâ’, p. 428; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p.
348; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 540; Hiliah al-Abrâr, t. 2,
p. 626; Bashârah al-Islâm, p. 82.
[12] Ibn
Abî Shaibah, Al-Musannaf, t. 15, p. 91; Mâlik, Al-Muatta’,
t. 1, p. 241; Muslim, As-Sahîh, t. 8, p.
182; Ahmad, Al-Musnad, t. 2, p. 236; Al-Bujârî, As-Sahîh,
t. 9, p. 73; Firdaus al-Ajbâr, t. 5, p. 221.
[13] ‘Aqd
ad-Durar, p. 334.
[14] Ibn Tâwûs,
Al-Malâhim, p. 132.
[15] Al-Matâlib
al-‘Âliah, t. 4, p. 348.
[16]
Ash-Shaÿarî, Al-Amâlî, t. 2, p. 277.
[17] Al-Fâ’iq,
t. 1, p. 141.
[18]
An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 277; At-Tûsî, Al-Gaibah,
p. 267; I‘lâm al-Warâ, p. 427; Al-Jarâ’iÿ, t. 3, p. 1152; ‘Aqd
ad-Durar, p. 65; Al-Fusûl al-Muhimmah, p. 301; Sirât
al-Mustaqîm, t. 2, p. 249; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 211.
[19] Bihâr
al-Anwâr, t. 52, p. 348.
[20] Ianâbî‘
al-Mawaddah, p. 440; Ihqâq al-Haqq, t. 13, p. 125.
[21] Bihâr
al-Anwâr, t. 52, p. 348.
[22] Ibn
Al-Munâdî, Al-Malâhim, p. 64; Ibn Abî Al-Hadîd, Sharh
Nahÿ al-Balâgah, t. 1, p. 276; Al-Mustarshad, p. 75; Al-Mufîd, Al-Irshâd,
p. 128; Kanz al-‘Ummâl, t. 14, p. 592; Gâiat al-Marâm, p.
208; Bihâr al-Anwâr, t. 32, p. 9; Ihqâq al-Haqq,
t. 13, p. 314; Muntajab Kanz al-‘Ummâl, t. 6, p. 35.
[23]
Ash-Shâfi‘î, Al-Baiân, p. 108.
[24] ‘Aqd
ad-Durar, p. 43.
[25] Ihqâq
al-Haqq, t. 19, p. 679.
[26] Al-Kâfî,
t. 8, p. 213; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 246.
[27] Ibn Tâwûs,
Al-Malâhim, p. 21; Kamâl ad-Dîn, t. 2, p. 371.
[28] ‘Aqd
ad-Durar, p. 50.
[29] Ihqâq
al-Haqq, t. 13, p. 295; Ahmad, Al-Musnad, t. 2, p.
371.
[30] At-Tûsî,
Al-Gaibah, nueva impresión, p. 441; Bihâr al-Anwâr, t. 52,
p. 212.
[31] Qurb
al-Isnâd, p. 170; An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 271.
[32]
Región en la ciudad de Medina donde se llevaba a cabo la Oración de Al-Istisqâ’
(para pedir a Dios el envío de lluvias). (Mu‘ÿam al Buldân, t. 1, p. 109).
[33] Tras
el martirio del Imam Al-Husain (a.s.) y el levantamiento de la gente de Medina
en contra de Iazîd, por órdenes de este último la gente de Medina fue
masacrada, y en este suceso fueron asesinadas más de diez mil personas. Esta
región se llama “Harrah Wâqim”. (Mu‘ÿam al Buldân, t. 2, p. 249).
[34] Barîd (lit. “correo”): medida itineraria equivalente a unas 12 millas , que es la
distancia que recorrían los mensajeros entre cada descanso [N. del T.].
[35] Ibn Tâwûs,
Al-Malâhim, p. 58.
[36]
Ibíd., p. 59.
[37] Firdaus
al-Ajbâr, t. 5, p. 91.
[38]
An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 277; Al-Mufîd, Kitâb al-Irshâd, p. 359;
At-Tûsî, Al-Gaibah, p. 267; Sirât al-Mustaqîm, t.
2, p. 249; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 211.
[39]
Ciudad a unos seis kilómetros de Kûfah. (Mu‘ÿam al Buldân, t. 2, p. 328).
[40] At-Tûsî,
Al-Gaibah, nueva impresión, p. 446; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 728;
Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 209.
[41] Kamâl
ad-Dîn, t. 2, p. 665; Al-‘Adad al-Qawîiah, p. 66; Bihâr
al-Anwâr, t. 52, p. 207.
[42] Ibn Tâwûs,
Al-Malâhim, p. 58; Ihqâq al-Haqq, t. 13, p.
29.
[43] Al-Hussainî,
Al-Hidâiah, p. 31.
[44] Irshâd
al-Qulûb, p. 286.
[45] Madînah
al-Ma‘âÿiz, p. 133.
[46] Hiliah
al-Abrâr, p. 601.
[47] At-Tûsî,
Al-Gaibah, nueva impresión, p. 339; Kamâl ad-Dîn, t. 2, p. 655; Izbât
al-Hudât, t. 3, p. 510; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 207; Ilzâm
an-Nâsib, t. 2, p. 136; Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 91; Kanz
al-‘Ummâl, t. 14, p. 587; Al-Muttaqî al-Hindî, Al-Burhân, p. 111.
[48] Ilzâm
an-Nâsib, t. 2, pp. 136 y 187; ‘Aqd ad-Durar, pp. 54, 59,
63-65, y 237; An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 274; Bihâr al-Anwâr,
t. 52, p. 242.
[49] Al-Hussainî,
Al-Hidâiah, p. 31; Irshâd al-Qulûb, p. 286.
[50] Maÿma‘
az-Zawâ’id, t. 5, p. 188.
[51] Ibn Tâwûs,
Al-Malâhim, p. 78.
[52] Ÿâmi‘
al-Ajbâr, p. 150; Mustadrak al-Wasâ’il, t. 11, p. 375.
[53] Dawhah
al-Anwâr, p. 150; Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, t. 1, p. 151; Kanz
al-‘Ummâl, t. 14, p. 241.
[54]
Al-Mufîd, Kitâb al-Irshâd, p. 361; At-Tûsî, Al-Gaibah,
p. 272; I‘lâm al-Warâ’, p. 428; Al-Jarâ’iÿ, t. 3, p. 1164; Ibn Tâwûs,
Al-Malâhim, p. 125; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 214.
[55] Ibn Tâwûs,
Al-Malâhim, p. 134.
[56] ‘Abdurazzâq,
Al-Musannaf, t. 3, p. 155.
[57] Dalâ’il
al-Imâmah, p. 245.
[58] Bashârah
al-Islâm, p. 28.
[59] Ibn Hammâd,
Al-Fitan, p. 148.
[60] Bashârah
al-Islâm, p. 191; Ilzâm an-Nâsib, p. 161.
[61] Bashârah
al-Islâm, p. 98.
[62] At-Targhîb
wa at-Tarhîb, t. 3, p. 442.
[63] Ibn Tâwûs,
Al-Malâhim, p. 125.
[64] Sura
Al-Baqarah; 2: 155.
[65] Kamâl
ad-Dîn, t. 2, p. 650; An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 250; Al-Mufîd, Kitâb
al-Irshâd, p. 361; I‘lâm al-Warâ’, p. 456; Al-‘Aîiâshî, At-Tafsîr,
t. 1, p. 68.
[66] I‘lâm
al-Warâ’, p. 456.
[67] Ibn Tâwûs,
Al-Malâhim, p. 133.
[68] Al-Fatâwâ
al-Hadîzîiah, p. 30; Al-Muttaqî al-Hindî, Al-Burhân, p. 142; ‘Aqd
ad-Durar, p. 132.
[69] Ahmad
ibn Hanbal, Al-Musnad, t. 3, p. 286; Ibn Mâÿah, As-Sunan,
t. 2, p. 1363; Al-Fitan, p. 33.
[70] Kanz
al-‘Ummâl, t. 11, p. 249.
[71] Ibn Tâwûs,
Al-Malâhim, p. 59.
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