Por Naÿmuddîn Tabasî
Traducido del persa por: Sumeia Younes .Asamblea Mundial de Ahl-ul Bait (a.s.)
Primera Sección
Perspectiva del mundo antes del Advenimiento del Mahdî (a.ÿ.)
Sexto Capítulo: Rayos de esperanza.
A) Los verdaderos creyentes.
B) El rol de los sabios y eruditos (shias)
C) El rol de la ciudad de Qom al final de los tiempos.
La ciudad de Qom, el Santuario de Ahl-ul Bait (a.s.)
La ciudad de Qom, la Prueba para los demás.
Centro de difusión de la cultura islámica.
D) Corroboración de la línea de pensamiento de Qom..
Los compañeros del Mahdî (a.ÿ.)
Irán, la nación del Imam de la Época (a.ÿ.)
Elogio a los iraníes.
Los que prepararán el terreno para la Manifestación.
Rayos de esperanza
En los temas tratados anteriormente nos familiarizamos
con una parte de las narraciones que hacen alusión a la situación mundial antes
de la Manifestación
del Imam de la Época (a.ÿ.). Si bien en estas narraciones se habla de desórdenes
y contrariedades -a un extremo que quizás lleguen a desesperanzar a los seres
humanos- existen otras narraciones que hacen referencia a puntos brillantes, y arrojan
rayos de esperanzas para los shias y las personas creyentes y
comprometidas.
Algunas de estas narraciones se relacionan con
los creyentes de quienes la
Tierra jamás se verá privada; ellos estarán presentes en todo
el orbe incluso bajo las difíciles condiciones que reinarán antes de la Manifestación.
Otras narraciones
aluden al rol de los eruditos islámicos y sabios que en épocas de la Ocultación (Gaibah)
cada tanto originarán transformaciones en la sociedad, presentándolos como los
protectores de la
religión. En algunos de los dichos de los Inmaculados (a.s.) se
hace mención al especial papel que jugará la ciudad de Qom antes de la Manifestación del Imam
de la Época (a.ÿ.), y así también algunas narraciones hablan de la presencia
activa de los iraníes antes y después de la Manifestación del
Imam (a.s.).
A) Los verdaderos creyentes
A veces nos topamos con narraciones que
responden a quienes suponían que llegarían tiempos en que la sociedad se vería
vacía de la
existencia de personas creyentes. Los Imames (a.s.) negaron esta
suposición e informaron de la existencia de
creyentes en toda época.
Dijo Zaid Az-Zarrâd: Le
dije al Imam As-Sâdiq (a.s.): “Temo que no seamos de entre los
creyentes”. Dijo el Imam (a.s.): “¿Por qué piensas así?”. Dije: “Porque
veo que entre nosotros no hay nadie que anteponga a su hermano por sobre el
dirham y el dinar, más bien, veo que preferimos el dirham y el dinar por sobre
nuestro hermano en la fe -al que nos une la Wilâiah de Amîr Al-Mu’minîn (a.s.)-”. Dijo
el Imam As-Sâdiq (a.s.): “No es como tú dices. Vosotros sois gente de fe ; pero vuestra fe
no estará completa sino cuando se levante el Qâ’im de la Familia de Muhammad
-que Al·lâh apresure su Manifestación-; en ese entonces Dios
perfeccionará vuestro intelecto y seréis creyentes completos.
¡Juro por Dios, en cuyas
manos se encuentra mi vida! A lo largo y ancho del orbe existen personas para
quienes el mundo en su totalidad no vale lo que el ala de un mosquito”.[1]
B) El rol de los sabios y eruditos (shias)
En cada época en que los velos de la oscuridad
e ignorancia echaron sombras sobre las sociedades humanas, fueron estos sabios
y eruditos religiosos los que llevaron a cabo excelentemente su responsabilidad
de eliminar la ignorancia y el atraso de los pensamientos, y de apartar la
corrupción y decadencia del interior de los hombres; y se desprende de las
narraciones que al final de los tiempos también los sabios desempeñarán este papel
a la perfección.
Dijo el Imam Al-Hâdî (a.s.): “Si no fuese
que en épocas de la
Ocultación del Restaurador de la Familia de Muhammad
(s.a.w.) habrá sabios que guiarán y orientarán a la gente hacia él, protegerán
la religión con las Pruebas divinas, librarán a los shias débiles de las
redes de Shaitán y sus acólitos, y los salvarán del mal de los Nawâsib
(los hostiles a Ahl-ul Bait), nadie permanecería firme en la religión de
Dios y todos se volverían apóstatas; pero ellos tomarán con vigor el liderazgo
de los corazones de los débiles de la
Shî ‘ah y los protegerán, al igual que el
capitán de un barco sostiene el timón de la embarcación. Por
lo tanto, ante Dios ellos son las personas más elevadas”.[2]
Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.) respecto a
quien vivifica la religión en cada centuria: “A comienzos de cada centuria Dios
Todopoderoso suscita para la comunidad del Islam el surgimiento de una persona para
que vivifique la religión”.[3]
Estas dos narraciones y otras similares hacen
clara referencia al papel de los sabios en los días de la Ocultación , y
consideran en manos de los sabios la neutralización de las maquinaciones de los
satanaces y la renovación de
la vida de la religión.
Por supuesto, en nuestros días no hacen falta
pruebas y razonamientos lógicos para demostrar esta cuestión, puesto que no
está oculto para nadie el rol que desempeñó Hadrat Imam Jomeinî
(r.a.) en el desbaratamiento de los siniestros planes de los enemigos -quienes
habían puesto en peligro las bases de la religión en el mundo contemporáneo-.
Sin dudas, la grandeza que adquirió el Islam
en esta época es por la bendición de la República
Islámica de Irán y su fundador, Hadrat Imam Al-Jomeinî
(r.a.).
C) El rol de la ciudad de Qom al final de los tiempos
Cuando la sociedad humana se dirige hacia la
decadencia y corrupción, asoman rayos de esperanza, y un grupo de personas se
convierten en los portaestandartes de la luz en el corazón de las tinieblas. Al
final de los tiempos la ciudad de Qom llevará sobre sus hombros la
responsabilidad de este rol.
Existen muchas narraciones que elogian a esta sagrada
ciudad y a sus virtuosos habitantes -que saciaron su existencia con la
transparente y límpida vertiente de la escuela de Ahl-ul
Bait (a.s.), haciéndose cargo de la misión de difundir
el Mensaje-.
Los Inmaculados Imames (a.s.) repetidas veces manifestaron
palabras con relación a la ciudad de Qom y su importante papel en el movimiento
cultural en tiempos de la
Ocultación del Imam de la Época -que Al·lâh apresure
su Manifestación-, algunas de las cuales citaremos a continuación:
La ciudad de Qom, el Santuario de Ahl-ul Bait (a.s.)
Se desprende de algunas narraciones que la gente de Qom conformaría un
símbolo y ejemplo del Shiísmo y de la Wilâiah ; a ello se debe que cada
vez que los Imames (a.s.) querían presentar a alguien como amante y adepto de Ahl-ul
Bait (a.s.), se dirigían a él llamándolo “Qommî”.
Un grupo se dirigió ante el Imam As-Sâdiq
(a.s.) y le dijeron: “Nosotros somos de la gente de Ray ”.
Dijo el Imam (a.s.): “¡Bravo por nuestros hermanos de Qom!”. Ellos le
repitieron varias veces: “¡Nosotros vinimos ante ti desde Ray!”. Pero el Imam
(a.s.) también reiteró sus palabras. Luego dijo: “Dios tiene un Santuario
que se encuentra en La Meca ;
el Mensajero de Dios (s.a.w.) también tiene un Santuario, el cual se encuentra
en Medina. La ciudad de Kûfah es el Santuario de Amîr Al-Mu’minîn (a.s.); y
nuestro Santuario (de Ahl-ul Bait) es la ciudad de Qom. Pronto una
joven, de mis descendientes, que se llamará Fátima, será enterrada allí. El
Paraíso se tornará obligatorio para todo aquel que la visite (con conocimiento
de su posición)”.
El narrador dijo: “El Imam As-Sâdiq
(a.s.) pronunció estas palabras [respecto a su nieta] cuando aún no había
nacido [su hijo] el Imam Al-Kâdzim (el padre de Fátima Al-Ma‘sûmah, con ambos
sea la paz)”.[4]
Dijo Sifwân: “Cierto día me encontraba con
Abâl Hasan (el Imam Al-Kâdzim) y salió el tema de la gente de Qom y
su amor e inclinación por Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.). Entonces dijo
el séptimo Imam (a.s.):
“¡Dios tenga
misericordia y esté satisfecho de ellos!”. Luego continuó: “El Paraíso tiene ocho puertas,
una de las cuales es para la gente
de Qom. Entre las ciudades y naciones, ellos son los
bienhechores y los selectos de nuestros shias. Dios entremezcló nuestra Wilâiah
y amistad con su arcilla [primigenia] y su naturaleza”.[5]
Entendemos de esta narración que los Imames
Inmaculados (a.s.) consideraban a la ciudad de Qom como el baluarte de los
amantes de Ahl-ul Bait y de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.), y
quizás la puerta del Paraíso que es exclusiva de la ciudad de Qom
sea “Bâb al-Muÿâhidîn” (Puerta de los Combatientes) o “Bâb al-Ajiâr”
(Puerta de los Bienhechores), desde que en la narración se refiere a la gente de Qom como los
“bienhechores de entre los shias”.
La ciudad de Qom, la Prueba para los demás
En cada época Dios cuenta con personas que
conforman una Prueba (huÿÿah) para los demás, y debido a que
ellos dan pasos en el camino de Dios y luchan para exaltar la Palabra de Al·lâh,
Dios será su auxiliador y alejará de ellos la malicia de los enemigos. En
épocas de la Ocultación
del Imam Al-Mahdî (a.ÿ.), la ciudad de Qom y su gente conformarán una Prueba
para los demás.
Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Los
problemas y contrariedades están alejados de Qom y su gente, y llegarán tiempos
en que Qom y su gente constituirán una Prueba por sobre toda la humanidad; ello
será desde épocas de la Ocultación
de nuestro Qâ’im hasta el momento de su Manifestación,
y si no hubiese sido así, la
Tierra se habría tragado a sus habitantes.
Ciertamente que los ángeles alejarán los
problemas de Qom y su gente, y ningún opresor se propondrá atacar la ciudad de
Qom sin que Dios le quiebre la espalda y lo suma en el dolor y la desgracia, o
se vea acosado por un enemigo. Dios borrará el nombre de Qom y su gente de la memoria de los
opresores, de la misma manera que ellos olvidaron a Dios”.[6]
Centro de difusión de la cultura islámica
Otra de las cuestiones que llaman la atención
en las narraciones es que en tiempos de la Ocultación la ciudad de
Qom se convertirá en un centro para hacer llegar el Mensaje del Islam a oídos de
los desposeídos de la Tierra ,
y los sabios y eruditos religiosos de la misma serán una Prueba para los seres
del mundo.
Dijo el Imam As-Sâdiq
(a.s.) a este respecto: “Pronto la ciudad de Kûfah quedará vacía de
creyentes, y el conocimiento y la ciencia partirán de allí [volviéndose limitados]
cual serpiente enroscada en su madriguera; y se manifestará en una ciudad llamada
Qom, donde se volverá un baluarte del conocimiento y la virtud, y un depósito
del saber y la perfección, de modo que no quedará sobre la Tierra ningún desposeído [intelectual]
que no esté informado de la religión, incluso las mujeres ocultas tras los
velos. Ello sucederá en una época cercana a la Manifestación del
Qâ’im.
Dios dispondrá
a Qom y a su gente como los lugartenientes de Hadrat Al-Huÿÿah
(a.ÿ.), y si no fuera así, la
Tierra tragaría a su gente y no quedaría Prueba alguna sobre la Tierra. El conocimiento y la
ciencia llegarán desde la ciudad de Qom hasta el resto de las naciones en el oriente
y occidente del orbe, y los seres del mundo serán informados al punto de no
quedarles excusas, de manera que no quedará nadie sobre la Tierra a quien no hayan
llegado la religión y la
ciencia. Será entonces que se manifestará Hadrat
Al-Qâ’im (a.ÿ.) y por medio de él se abatirá el castigo divino sobre los siervos,
puesto que Dios no hace descender el castigo sobre los siervos salvo cuando ya
no queda excusa para ellos”.[7]
Nos llegó en otra
narración que: “Si no existiera la gente de Qom , la religión desaparecería”.[8]
D) Corroboración
de la línea de pensamiento de Qom
Se desprende de
algunas narraciones que los Inmaculados Imames (a.s.) corroboraron el proceder
de los sabios de Qom.
Con relación a
ello dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Sobre la ciudad de Qom hay
un ángel que agita sus dos alas, y ningún opresor intenta algo malo contra ella
sin que Dios lo disuelva tal como se disuelve la sal en el agua”.
En ese momento el Imam (a.s.) señaló a ‘Îsâ ibn ‘Abdul·lâh Al-Qommî y
dijo: “¡Que las bendiciones de Dios sean sobre Qom! ¡Que el Señor del Universo
colme sus tierras con la lluvia, haga descender Sus bendiciones sobre ellos, y
convierta sus pecados en buenas obras! Ellos son gentes que se inclinan,
prosternan, se disponen de pie y se sientan [en oración], así como son sabios
jurisprudentes, eruditos y personas de percepción y entendimiento. Ellos son perspicaces,
conocedores de la narración y lúcidos, y son buenos adoradores”.[9]
Asimismo en
respuesta a una persona que dijo: “Deseo preguntarte algo que nadie antes que
yo te haya preguntado y que nadie tras de mí preguntará”, dijo el Imam (a.s.):
“¿Quizás quieras preguntar sobre la Congregación y Resurrección?”.
Dijo: “¡Así es! ¡Juro
por Aquél que envió a Muhammad (s.a.w.) como albriciador y advertidor que
no te pregunto sino de eso mismo!”.
El Imam (a.s.)
respondió: “La Congregación
de toda la gente será hacia Bait al-Muqaddas (Jerusalén), excepto [la de la gente de] una zona
en el territorio montañoso que llaman Qom, la cual será abarcada por el perdón
divino”.
Aquel hombre se
levantó sin llegar a erguirse completamente, y dijo: “¡Oh hijo del Mensajero de
Dios! ¿Acaso ello es exclusivo de la gente de Qom ?”.
El Imam (a.s.)
respondió: “Sí. De ellos y de todo aquél que coincida en sus creencias y afirme
lo que ellos”.[10]
Los compañeros del Mahdî (a.ÿ.)
Un punto digno
de atención es que en las narraciones se ha mencionado a la gente de Qom como los
compañeros del Mahdî (a.ÿ.) y aquéllos que se levantarán para restituir el
derecho de Ahl-ul Bait (a.s.).
Dijo ‘Affân Al-Basrî: Me dijo el Imam As-Sâdiq
(a.s.): “¿Acaso sabes por qué llamaron “Qom” a dicha ciudad?”. Dije: “¡Dios,
Su Mensajero y tú sabéis más!”. Dijo: “Qom fue llamada así porque su gente
se reunirá alrededor del Qâ’im de la Familia de Muhammad
(s.a.w.) y se levantará junto a él, y en este camino demostrará persistencia, y
lo auxiliará”.[11]
En otra narración, el Veraz de la Familia de Muhammad
(s.a.w.), el Imam As-Sâdiq (a.s.), expresó al respecto: “La
tierra de Qom es sagrada, y la gente
de Qom es de nosotros y nosotros somos de ellos. Ningún
opresor intenta algo malo en su contra sin que se apresure su castigo.
Naturalmente, esto será así mientras no traicionen a sus hermanos, y si así hicieran,
Dios hará dominar sobre ellos a los opresores malhechores; pero las gentes de
Qom son los compañeros de nuestro Qâ’im y los convocadores hacia nuestra
verdad”.
Entonces el Imam (a.s.) alzó su cabeza hacia
el cielo y suplicó de la siguiente manera: “¡Dios! Protégelos de toda sedición
y sálvalos de toda aniquilación”.[12]
Irán, la nación del Imam de la Época (a.ÿ.)
Las narraciones que se mencionaron sobre la
ciudad de Qom esclarecen hasta cierto punto el papel que desempeñarán los
iraníes antes y durante la
Manifestación del Mahdî Prometido (a.ÿ.), pero prestando un
poco de atención a las palabras de los Imames Inmaculados (a.s.) llegamos a la
conclusión de que ellos tuvieron una especial consideración con relación a Irán
y a su gente, y se refirieron en diferentes ocasiones al rol que desempeñarán
en auxiliar a la religión y preparar el terreno para la Manifestación del Mahdî
(a.ÿ.).
Nos contentaremos seguidamente con mencionar
algunas narraciones respecto al elogio a los iraníes y los que prepararán el
terreno para la
Manifestación :
Elogio a los iraníes
Dijo Ibn ‘Abbâs: “En presencia del Profeta
(s.a.w.) salió el tema de los persas, y él dijo: “Ellos son un grupo de nosotros , Ahl-ul
Bait”.[13]
Dijo Abû Hurairah: Cuando se mencionó a los mawâlî
o a‘âÿim[14]
ante el Mensajero de Dios (s.a.w.), éste expresó: “¡Juro por Dios que yo confío
más en ellos que en vosotros (o que en algunos de vosotros)!”.[15]
Se puede decir también que ésta es una
indicación general y no es particular de la gente de Persia.
Dijo Ibn ‘Abbâs: “Cuando acudan a vosotros
banderas negras, honrad a los persas, puesto que vuestro gobierno está con
ellos”.[16]
Cierto día
Ash‘az, protestando, dijo a ‘Alî (a.s.): “¡Oh Amîr Al-Mu’minîn! ¿Por qué estos ‘aÿam
(no-árabes) te siguen, y se adelantaron a nosotros?”. Hadrat ‘Alî
se enfadó. Dijo (el narrador): “Hoy se dejará en claro algo acerca de los
árabes que [antes] se mantenía oculto”. Entonces dijo ‘Alî (a.s.): “¿Quién
me excusará ante estas personas de gran contextura que no ocasionan bien alguno,
cada una de las cuales se revuelca cual asno en su lecho, y que por procurar reputación
y vanagloria vuelven el rostro a un pueblo? ¿Acaso me ordenas que los aleje de
mí? ¡Jamás! Yo no los haré a un lado[17] para
contarme así entre los ignorantes. ¡Juro por el Dios que hizo brotar la semilla
y creó las criaturas!, que escuché decir a Muhammad que ellos se
entablarán en guerra con vosotros para haceros volver a la religión del Islam,
tal como [antes] vosotros habéis desenvainado ante ellos las espadas para que
aceptaran el Islam”.[18]
Los que prepararán el terreno para la Manifestación
Gran parte de las narraciones transmitidas en
relación con los sucesos que acaecerán antes de la Manifestación y los
Compañeros del Mahdî (a.ÿ.), se refieren a Irán y a los iraníes, y se hizo
alusión a ellos con diferentes expresiones, tales como: la gente de Persia , los ‘aÿam
(no-árabes), la gente de
Jorâsân , la gente
de Qom , la gente de Tâleqân , la gente de Ray , etc.
Analizando todas
esas narraciones llegamos a la conclusión de que antes de la Manifestación del
Imam de la Época (a.ÿ.) en Irán se erigirá un régimen divino y defensor de los
Inmaculados Imames (a.s.) que gozará de la consideración del Imam de la Época
(a.ÿ.), y que además, la gente
de Irán jugará un destacado rol en su Levantamiento, tema al
que nos referiremos en el capítulo que habla del “Levantamiento”. Aquí nos
contentaremos con mencionar unas cuantas narraciones:
Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “Unas
gentes del oriente se levantarán y prepararán el terreno para el Levantamiento
de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.)”.[19]
Asimismo dijo: “Vendrán [portadores de]
unas banderas negras desde el oriente, cuyos corazones serán como trozos de
hierro; entonces, todo el que escuche sobre ellos, que se dirija hacia ellos y
les jure fidelidad, aún cuando deba arrastrarse sobre la nieve”.[20]
Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “Es como si
viera a un pueblo que se levanta en el oriente y procura un derecho; pero no se
lo dan. Nuevamente lo buscan, pero otra vez, se lo niegan. Bajo estas
circunstancias, las espadas serán desenfundadas y colocadas sobre los hombros, y
en este momento, el enemigo aceptará su requerimiento, pero ellos no lo aceptarán
y se levantarán; y no entregarán su derecho sino al Sâhib
Al-Amr (el Dueño de los Asuntos). Sus muertos serán mártires, y si yo los viera,
yo mismo me prepararía para el Dueño de este asunto”.[21]
Dijo el Imam
Al-Bâqir (a.s.): “Los compañeros de Hadrat Al-Qâ’im -que Al·lâh
apresure su Manifestación- son trescientas trece personas, y son de entre los
hijos de los ‘aÿam”.[22]
Si bien ‘aÿam se le llama a los
no-árabes, sin dudas abarca también a los iraníes, y tomando en cuenta las
otras narraciones, entre las fuerzas especiales de Hadrat Al-Mahdî
-que Al·lâh apresure su Manifestación-, habrá una gran cantidad de
iraníes”.
Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “Pronto
tras vosotros surgirán gentes por quienes la Tierra será rápidamente atravesada,[23] las puertas del mundo
se abrirán ante ellos, y los hombres y mujeres persas les servirán. Atravesarán
la tierra velozmente, de manera que si alguno de ellos lo deseara, recorrería
la distancia entre oriente y occidente en un momento. Ellos no se apegarán al
mundo ni serán gente mundana, ni [tampoco] al mundo le corresponderá algo de
ellos”.[24]
Dijo Amîr Al-Mu’minîn (a.s.): “¡Dichosa de Tâleqân!
Puesto que Dios, Imponente y Majestuoso, tiene en ella tesoros que no son ni de
oro ni de plata, sino que en ella hay gente de fe que conoció verdaderamente a Dios; y
ellos serán los compañeros del Mahdî de la Familia de Muhammad
-que Al·lâh apresure su Manifestación- al final de los tiempos”.[25]
Asimismo, dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.)
respecto a Jorâsân: “En Jorâsân hay tesoros, pero no de oro ni de plata,
sino que son hombres a quienes Dios y Su Mensajero quieren”.[26]
[1] Bihâr
al-Anwâr, t. 67, p. 351.
[2] Tafsîr
Al-Imâm Al-‘Askarî (a.s.), p. 344; Al-Ihtiÿâÿ, t. 2, p. 260; Muniah
al-Murîd, p. 35; Mahaÿÿah al-Baidâ’, t. 1, p. 32; Hiliah
al-Abrâr, t. 2, p. 455; Bihâr al-Anwâr, t. 2, p. 6; Al-‘Awâlim,
t. 3, p. 295.
[3] Abû
Dâwûd, As-Sunan, t. 4, p. 109; Al-Hâkim, Al-Mustadrak, t.
4, p. 522; Ta’rîj Bagdâd, t. 2, p. 61; Ÿâmi‘ al-Usûl, t.
12, p. 63; Kanz al-‘Ummâl, t. 12, p. 193. Hasta donde investigué,
no encontré documentación sobre ello en los libros shias.
[4] Bihâr
al-Anwâr, t. 60, p. 217.
[5]
Ibíd., p. 216.
[6]
Ibíd., p. 213.
[7]
Ibíd., t. 60, p. 213; Safînah al-Bihâr, t. 2, p. 445.
[8] Bihâr
al-Anwâr, t. 60, p. 217.
[9] Ibíd.
[10]
Ibíd., p. 218.
[11]
Ibíd., p. 216.
[12]
Ibíd., p. 218.
[13] Dhikr
Isbahân, p. 11.
[14] Mawâlî
y mawlâ, etimológicamente tiene diversas acepciones. ‘Al·lâmah Al-Amînî
transmitió veintidós acepciones para este vocablo en el primer tomo de Al-Gadîr.
En la terminología, en las aleyas coránicas y en el Hadîz, tiene
cinco acepciones: Walâ’ al-‘Itq, Walâ’ al-Islâm, Walâ’ al-Halaf,
Walâ’ al-Qabîlah, y Al-Walâ’ en contraposición a los árabes, siendo
el propósito de ello los no-árabes, y generalmente éste es el significado que
se proponen los sabios de la
Ciencia del Riÿâl (estudio de la confiabilidad de las
personas que integran las cadenas de transmisión de las
narraciones). Ver: At-Taqrîb wa at-Taisîr, t. 2, p. 333.
Quizás la razón por la que se generalizó
el hecho de aplicar esta palabra a los iraníes sea por el juicio de usar un
término genérico para el caso predominante o de mayor uso, tal como algunos
alegaron.
Además, en los escritos de los sabios
tanto antiguos como contemporáneos fue interpretado de esta manera, y es
siguiéndolos a ellos que nosotros lo interpretamos así, aún cuando no insistimos
en ello.
[15] Dhikr
Isbahân, p. 12. Ver: Al-Ÿâmi‘ as-Sahîh,
t. 5, p. 382.
[16] Râmûz
al-Ahâdîz, p. 33.
[17]
Teniendo en cuenta que la gente del bazar de Kûfah en su mayoría era persa y
hablaba en persa (tal como se desprende de Mustadrak al-Wasâ’il, t. 13,
p. 250, hadîz nº 4), queda perfectamente en claro que los mawâlî
de quienes se quejó Ash‘az y a quienes Amîr Al-Mu’minîn defendió, eran los
persas.
[18] Al-Gârât,
t. 24, p. 498; Safînah al-Bihâr, t. 2, p. 693; Ibn Abî Al-Hadîd,
Sharh Nahÿ al-Balâgah, t. 20, p. 284.
[19] Ibn
Mâÿah, As-Sunan, t. 2, p. 1368; Al-Mu‘ÿam al-Awsat, t. 1,
p. 200; Maÿma‘ az-Zawâ’id, t. 7, p. 318; Kashf
al-Gummah, t. 3, p. 268; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 599; Bihâr
al-Anwâr, t. 51, p. 87.
[20] ‘Aqd ad-Durar, p. 129;
Ash-Shâfi‘î, Al-Baiân, p. 490; Ianâbî‘ al-Mawaddah, p. 491; Kashf
al-Gummah, t. 3, p. 263; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 596; Bihâr
al-Anwâr, t. 51, p. 84.
[21]
An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 373; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p.
243; Ibn Mâÿah, As-Sunan, t. 2, p. 1366; Al-Hâkim, Al-Mustadrak,
t. 4, p. 464.
[22]
An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 315; Izbât al-Hudât, t. 2, p. 547; Bihâr
al-Anwâr, t. 52, p. 369.
[23] Esto
es, harán Taîi al-Ard (atravesar la Tierra en un momento).
[24] Firdaus
al-Ajbâr, t. 3, p. 449.
[25]
Ash-Shâfi‘î, Al-Baiân, p. 106, Al-Muttaqî al-Hindî, Al-Burhân, p.
150; Kanz al-‘Ummâl, t. 14, p. 591; Ianâbî‘ al-Mawaddah,
p. 491; Kashf al-Gummah, t. 3, p. 286.
[26] Kanz
al-‘Ummâl, t. 14, p. 591.
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