martes, 11 de junio de 2013

Clases sobre Shiísmo - 18



Serie de clases sobre Shiísmo impartidas por Sumeia Younes
(Las clases fueron grabadas, transcritas y luego editadas por la autora para poder disponer de ellas en forma de texto)

Clase 18
En el Nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordiosísimo

PARTICULARIDADES DOCTRINALES DE LA SHΑAH (5)

Los Compañeros del Profeta (s.a.w.) y su ‘adâlah o condición de personas justas

La definición de Sahâbî o “Compañero del Profeta”

Ante todo tenemos que ver ¿quién es un Sahâbî o Compañero del Profeta? A este respecto existen muchas opiniones, muchas veces muy divergentes entre sí:
Los seguidores de la escuela de Ahl-ul Bait (a.s.) consideran que la definición de Sahâbah es esa misma que figura en los diccionarios árabes, es decir: Sahâbah es el plural de Sâhib o “compañero” que significa “persona que acompaña”. Se le dice “Compañero del Profeta” a aquella persona que frecuentó y acompañó al Gran Profeta  (s.a.w.) y, tal como es evidente, eso solo se verifica para aquel cuyo acompañamiento fue considerable.
La opinión de los sabios sunnis es divergente y difieren entre sí:
Sa’îd ibn Musaib considera Sahâbî” a alguien que haya vivido junto al Mensajero de Dios (s.a.w.) durante uno o dos años, y que lo haya acompañado en una o dos batallas.
Ahmad ibn Hanbal considera Sahâbî” a alguien que haya visto al Mensajero de Dios (s.a.w.) durante un mes, o un día o incluso una hora.
Al-Bujârî dice que todo aquel que haya participado en una reunión con el Profeta o lo haya visto es un Sahâbî. [1]
Ibn Hayar Al-‘Asqalânî dice: “Sahâbî es alguien que ha visto al Profeta teniendo fe y partió de este mundo siendo musulmán, ya sea que su trato con el Profeta haya sido prolongado o corto, ya sea que haya transmitido hadices del Profeta o no, ya sea que lo haya acompañado a las batallas o no. Incluso lo es aquel que lo haya visto solo por un momento sin que lo haya tratado, o incluso aquel que debido a algún impedimento como la ceguera, no lo haya visto”.[2]
Râguib Al-Isfahâni -sabio sunni, autor del famoso diccionario Al-Mufradât-, sostiene que se le llama Sahâbî a alguien que haya acompañado bastante al Profeta, y según él, la condición de ser compañero y el que se verifique el hecho de compartir reuniones, implica que eso hubiera tenido lugar durante un tiempo considerable.[3] Según la Shî‘ah, solo esta última definición es aceptable.
En cualquier caso, los Compañeros del Profeta (s.a.w.), que creyeron en él durante su vida, convivieron con él, y le acompañaron, gozan de un respeto especial ante los shias imamitas, y esto sin hacer distinción entre los que fueron martirizados en las batallas de Badr, Uhud, Jandaq y Hunain, o aquellos que permanecieron con vida después del Mensajero de Dios (s.a.w.). Pero ¿acaso todos los Compañeros del Profeta (s.a.w.), sin excepción, fueron personas piadosas, exentas de pecados y “justas”?
Antes de responder esta pregunta, cabe aclarar que nuestro propósito al analizar el tema de la ‘Adâlah o condición de justos de todos los Compañeros no es destruir la imagen de personas que se cuentan entre las primeras personalidades del Islam, que atravesaron muchísimas dificultades y pruebas en vías de divulgar el Islam, de auxiliar al Profeta, y que para elevar la religión de Dios pasaron incluso hambre, abandonaron su patria y emigraron, se sacrificaron en la lucha sagrada, y no escatimaron esfuerzos con tal de hacer que se propague la palabra de la Verdad, el Monoteísmo, la Justicia, etc., sino que pretendemos reconocer y distinguir a aquellos Compañeros que fueron veraces, piadosos y justos de aquellos que no lo fueron, a fin de que sepamos cuál de ellos cuenta con la idoneidad necesaria para que nos basemos en los hadices que transmitieron del Profeta (s.a.w.) y en sus testimonios para adquirir las verdaderas enseñanzas del Islam.
Con relación a la condición de justos de absolutamente todos los Compañeros existen dos opiniones divergentes:
1) Todos los Compañeros sin excepción ostentan un halo de sacralidad siendo todos ellos personas virtuosas, puras, veraces, piadosas y justas. Es por ese motivo que lo que haya transmitido del Gran Profeta (s.a.w.) cualquiera de ellos, es considerado correcto y aceptado, no pudiéndoseles hacer ninguna objeción ni el más mínimo cuestionamiento, y si hubieran realizado alguna acción indebida, se deberá justificarla. Esta es la creencia de la mayoría de los sunnis.
2) Si bien entre los Compañeros del Profeta (s.a.w.) hubo personas distinguidas, piadosas, abnegadas y justas, también entre ellos había personas hipócritas e indignas de quienes tanto el Sagrado Corán como el Mensajero del Islam (s.a.w.) se han desentendido. Esta es la creencia que es aceptada por los shias.
Ahora, desde que en lo que concierne a la edad, la experiencia personal y a la cantidad de tiempo en que estuvieron en presencia del Profeta (s.a.w.) los Compañeros fueron completamente diferentes, lo natural es que el nivel de desarrollo, guía y conocimiento de cada uno de ellos también sea diferente, y es por eso mismo que en cuanto al tema de la justicia y confiabilidad, también tienen diversos niveles, y no se puede alegar que todos los Compañeros con el solo hecho de haberle hablado o acompañado al Profeta tengan el juicio de justos y confiables como si se tratara de una alquimia que convierte el metal de la existencia en oro. Esto no es aceptado en absoluto por la lógica. Sabemos que el Profeta (s.a.w.) utilizó métodos naturales, y no milagrosos para guiar a la gente, y no es que el alma de su interlocutor haya sufrido una transmutación alquímica en su primer encuentro con el Profeta. Por lo tanto, lo que implican los principios de formación e instrucción es que algunos Compañeros del Profeta tuvieron niveles elevados, otros intermedios y otros niveles bajos. Y esto está corroborado tanto por el Corán como por la Tradición del Profeta (s.a.w.). Veamos algunos ejemplos:
El Sagrado Corán cataloga a los Compañeros del Profeta (s.a.w.) de diferentes maneras:
1. En diversas aleyas se elogia a los Compañeros del Profeta (s.a.w.).[4] Por ejemplo, el Sagrado Corán menciona que Al·lâh se complace de aquellos que dieron la baî‘ah (o juramento de fidelidad) bajo el Árbol cuando se dio el Pacto de Paz de Al-Hudaîbîiah. Dice:
﴿ لَقَدْ رَضِيَ اللَّهُ عَنِ الْمُؤْمِنِينَ إِذْ يُبَايِعُونَكَ تَحْتَ الشَّجَرَةِ فَعَلِمَ مَا فِي قُلُوبِهِمْ فَاَنزَلَ السَّكِينَةَ عَلَيْهِمْ وَأَثَابَهُمْ فَتْحاً قَرِيباً ﴾
«Dios se ha complacido de los creyentes cuando te juraban fidelidad bajo el árbol, y supo lo que había en sus corazones, e hizo descender el sosiego sobre ellos y les recompensó con una victoria cercana».[5]
Esta aleya refleja la complacencia de Al·lâh, Subhânahu ua Ta‘âla, para con estos creyentes en especial, pero no quiere decir que ellos se convirtieran en justos y piadosos por el resto de sus vidas y que no desobedecerían ni contrariarían jamás Su orden, Glorificado Sea. Sí, queda establecida la complacencia de Al·lâh, Glorificado sea, respecto a ellos en un periodo en particular, que es la circunstancia en que dieron el juramento de fidelidad.
2. En otras aleyas se plantea que es probable que algunos Compañeros del Profeta (s.a.w.) den pasos hacia atrás en su fe. Dice el Corán:
﴿ وَمَا مُحَمَّدٌ إِلاَّ رَسُولٌ قَدْ خَلَتْ مِن قَبْلِهِ الرُّسُلُ أَفإِيْن مَاتَ أَوْ قُتِلَ انْقَلَبْتُمْ عَلَى أَعْقَابِكُمْ وَمَن يَنْقَلِبْ عَلَى عَقِبَيْهِ فَلَن يَضُرَّ اللَّهَ شَيْئاً وَسَيَجْزِي اللّهُ الشَّاكِرِينَ ﴾
«Muhammad no es más que un Mensajero a quien han precedido otros mensajeros, ¿acaso si muriera o fuese muerto volveríais sobre vuestros pasos? En cuanto a quien vuelva sobre sus pasos, ese no perjudicará a Dios en absoluto en tanto que Dios recompensará a los agradecidos».[6]
3. Hay aleyas que advierten de la existencia de hipócritas alrededor del Profeta (s.a.w.). Dice Al·lâh, Subhânahu ua Ta‘âla:[7]
﴿ وَمِمَّنْ حَوْلَكُم مِنَ الاَعْرَابِ مُنَافِقُونَ وَمِنْ أَهْلِ الْمَدِينَةِ مَرَدُوا عَلَى النِّفَاقِ لا تَعْلَمُهُمْ نَحْنُ نَعْلَمُهُمْ ﴾
«Y de entre los que se encuentran a vuestro alrededor de entre los beduinos hay hipócritas y asimismo de entre la gente de la ciudad hay quienes son acérrimos en su hipocresía. Tú no los conoces pero Nosotros los conocemos…».[8]
4. Algunas aleyas del Sagrado Corán describen a algunos “Compañeros” como corruptos. El Sagrado Corán nos describe a uno de los Compañeros como “corrupto”, al decir:
﴿ إن جَآءَكُمْ فَاسِقٌ بِنَبَإٍ فَتَبَيَّنُوا ﴾
«Si viene a vosotros un corrupto con una noticia, examinadla».[9]
Y en otra aleya dice:
﴿ أَفَمَن كَانَ مُؤْمِناً كَمَن كَانَ فَاسِقاً لاَ يَسْتَوُونَ ﴾
«¿Acaso quien es creyente será como quien es corrupto? ¡No se equiparan!».[10]
Ese “corrupto” a quien se refiere la aleya, según lo testimonia la historia, es Al-Walîd ibn ‘Uqbah, quien se contaba entre los Compañeros del Mensajero de Dios (s.a.w.); y a pesar de su condición de “Compañero” y ser uno de los Muhâÿirïn (Emigrantes), las cuales son dos grandes virtudes y méritos prominentes, no pudo preservar esas dos virtudes, sino que su mentira contra el clan de los Banî Mustalaq causó que fuera conocido con el apodo de “Al-Fâsiq” (El Corrupto).[11]
5. En algunas aleyas se describe a algunos Compañeros como débiles de fe. Luego de la batalla de Uhud se reveló una aleya que contiene un elogio a un grupo de Compañeros y a continuación se reveló respecto a otro grupo lo siguiente:
﴿ وَطَآئِفَةٌ قَدْ أَهَمَّتْهُمْ أَنْفُسُهُمْ يَظُنُّونَ بِاللَّهِ غَيْرَ الْحَقِّ ظَنَّ الْجَاهِلِيَّةِ يَقُولُونَ هَل لَنَا مِنَ الاَمْرِ مِنْ شَيْءٍ قُلْ إِنَّ الاَمْرَ كُلَّهُ لِلّهِ يُخْفُونَ فِي أَنْفُسِهِم مَا لاَ يُبْدُونَ لَكَ ﴾
«Y otro grupo estaba preocupado por sus propias vidas conjeturando sobre Dios lo que no es verdad, como las conjeturas de la Época de la Ignorancia y diciendo: “¿Acaso nos ha correspondido algo a nosotros?”. Di: “El asunto es todo de Dios”. Esconden en su interior lo que no te manifiestan».[12]
6. Otro grupo de Compañeros es presentado como mu’al·lafah qulûbuhum, esto es, “aquellos cuyos corazones fueron atraídos al Islam mediante dádivas”.[13] Esto ocurrió con gran parte de los idólatras vencidos el día de la Conquista de La Meca y que después pasarían a ser considerados Compañeros del Profeta (s.a.w.). Abû Sufiân y su hijo Mu‘âwîiah se encuentran entre éstos.
7. Otras aleyas advierten a Compañeros faltos de valor que no incurran en la ira de Dios:
﴿ يَآ أَيُّهَا الَّذِينَ ءَامَنُوا إِذَا لَقِيتُمُ الَّذِينَ كَفَرُوا زَحْفاً فَلا تُوَلُّوهُمُ الاَدْبَارَ * وَمَن يُوَلِّهِمْ يَوْمَئِذٍ دُبُرَهُ إِلاَّ مُتَحَرِّفاً لِقِتَالٍ أَوْ مُتَحَيِّزاً إِلَى فِئَةٍ فَقَدْ بَآءَ بِغَضَبٍ مِنَ اللّهِ ﴾
«¡Oh creyentes! Cuando os enfrentéis a los incrédulos en la batalla no les deis la espalda * en cuanto a quien haga así, a no ser que lo haga para volver a atacar o para unirse a otro grupo de combatientes, ciertamente que se verá afligido por la ira de Dios».[14]
También hay aleyas que describen a los Compañeros de otras maneras, lo cual no da la pauta de que entre los mismos había personas virtuosas, piadosas, valientes, y también hipócritas, corruptas, pusilánimes, etc.
En la Tradición del Profeta (s.a.w.) encontramos un ejemplo claro respecto a algunos Compañeros:

El hadîz acerca del Haud (la Fuente)[15]

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.):
“Llegaré antes que vosotros a la Fuente, y el que pase cerca de mí beberá, y todo el que beba de ella nunca se sentirá sediento. Vendrán hacia mí personas que reconoceré y que me reconocerán, pero estaremos separados; entonces yo diré: ‘¡Mis Compañeros!’. Una respuesta me será dada: ‘Tú no sabes lo que ellos hicieron luego de que tú partiste’. Entonces yo diré: ‘¡Lejos! con aquéllos que cambiaron (mi religión) después de mi partida’”.[16]
Por lo tanto, vemos que no es posible considerar a la totalidad de los Compañeros del Profeta (s.a.w.), cuyo número sobrepasa las cien mil personas, como personas “justas”.
Sostener la sacralidad de absolutamente todos los Compañeros ha aparejado muchos problemas a los partidarios de esa creencia. Por ejemplo, en los libros de historia famosos y acreditados para los sunnis e incluso en los hadices de sus libros Sihâh o “confiables”, se transmiten violentos enfrentamientos entre algunos Compañeros, de manera que no podemos considerar virtuosas y justas a las dos partes, porque esto sería como aceptar “la unión de los contrarios”. Entre dos personas virtuosas y justas no puede producirse, por ejemplo, una guerra sangrienta.
Cuando los partidarios de la teoría de la sacralidad absoluta de todos los Compañeros se enfrentan a esas abundantes contradicciones, se conforman con justificarlas alegando que los Compañeros fueron muÿtahid, es decir, que hacían interpretación de las normas, y que cada uno actuaba en base a su propio iÿtihâd, y por lo tanto algunos acertaban y otros erraban. El caso es que si esto fuese correcto, entonces de esta manera nosotros podríamos justificar todos los crímenes que se cometieron a lo largo de la historia.



[1] Al-Milal ua an-Nihal, de Ya‘far Subhânî, t. 1, p. 192.
[2] Al-Isâbah fî Tamîz as-Sahâbah, t. 1, p. 10.
[3] Mufrâdât Râgueb. Vocablo Sahâbah”.
[4] Ver: Sura at-Tawbah; 9: 100; Sura al-Fath; 48: 18-29; y Sura al-Hashr; 59: 8-9.
[5] Sura al-Fath; 48: 18.
[6] Sura Âl-i ‘Imrân; 3: 144.
[7] Ver: Sura at-Taubah, 9: 101; Sura al-Munâfiqûn, 63: 1; Sura at-Taubah, 9: 457.
[8] Sura at-Taubah, 9: 101.
[9] Sura al-Huÿurât; 49: 6.
[10] Sura as-Saÿdah; 32: 18.       
[11] Ver también: Sura Âl ‘Imrân; 3: 153-154; Sura al-Ahzâb; 33: 12; Sura at-Tawbah; 9: 45-47.
[12] Sura Âl-i ‘Imrân, 3: 154.
[13] Sura at-Taubah, 9: 60.
[14] Sura al-Anfâl; 8: 15-16.
[15] Haud: idiomáticamente esta palabra significa “lugar donde se deposita el agua”. Según las narraciones es una Fuente en el Paraíso o en la Asamblea de la Resurrección, y el Profeta llegará a la misma antes que nadie más. Los bienhechores de la comunidad islámica beberán de ella.
[16] Sahîh Al-Bujârî, t. 4, pp. 94-99 y p. 156; t. 3, p. 32. Sahîh Muslim, t. 7, p. 66. Hadîz de Al-Haud (La Fuente).

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