jueves, 27 de junio de 2013

Clases sobre Shiísmo - 19




Serie de clases sobre Shiísmo impartidas por Sumeia Younes
(Las clases fueron grabadas, transcritas y luego editadas por la autora para poder disponer de ellas en forma de texto)

Clase 19

En el Nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordiosísimo

PARTICULARIDADES JURÍDICAS DE LA SHΑAH (1)

Introducción

La Escuela de Jurisprudencia Imamita o Shî‘ah Duodecimana es una de las escuelas jurídicas islámicas de mayor arraigue e importancia. Debido a que ha emanado de los Imames Inmaculados (a.s.), esta escuela goza de un dinamismo y riqueza especial.

A causa de la existencia de un vínculo estrecho con el Gran Mensajero del Islam (s.a.w.) y la revelación divina, las bases doctrinales de esta escuela poseen una solidez particular y se encuentran conectadas a la infinita Fuente Divina. Existen numerosas narraciones de los Imames de Ahl-ul Bait (a.s.) acerca de diversas cuestiones que permiten a esta escuela estar preparada para enfrentarse a los diferentes y más complicados asuntos. Esta posibilidad particular en el Fiqh o Jurisprudencia Shî‘ah ha llevado a que haya diferencias con el resto de las escuelas en relación con algunas cuestiones. En esta lección vamos a tratar algunas de esas cuestiones.

La Shî‘ah y el Iÿtihâd

Iÿtihâd significa “esfuerzo para llegar a inferir el juicio de la ley religiosa” o “criterio mediante el cual la persona puede deducir y extraer las normas de la Sharî‘ah a partir de sus fuentes”.
La mayoría de los sunnis considera que la facultad del iÿtihâd absoluto se restringe a los fundadores de las cuatro escuelas de jurisprudencia: la Hanbalî, la Mâlikî, la Shâfi‘î y la Hanafî; y considera factible el iÿtihâd solo dentro del marco de esas escuelas, si bien pareciera que sabios sunnis de renombre como As-Suiûtî, At-Tabarî, Al-Auza‘î, y otros, se consideraron a sí mismos muÿtahidîn absolutos.
La Shî‘ah, en cambio, no acepta que la puerta del iÿtihâd esté clausurada o restringida sino que considera que está abierta y considera que el iÿtihâd es posible en toda época y para toda persona que reúna sus condiciones. En ese caso cada muÿtahid debe actuar en base a su propia opinión sin seguir a ningún otro muÿtahid, en tanto que las personas que no son muÿtahid deben seguirle.

La Shî‘ah y la cuestión del Tasuîb o acierto indefectible al interpretar la ley divina

Por otra parte, los shias sostienen que es factible el error en las normas concluidas a través del iÿtihâd o interpretación de las cuestiones de la Sharî‘ah. Piensan que Dios ha determinado un único juicio para cada cuestión de la Ley divina, y es posible que los muÿtahidîn logren concluirlo (y en ese caso son musîb –es decir, habrán acertado en su dictamen-) pero también es factible que yerren (y sean mujtî –es decir, habrán errado en su dictamen-), pero, por supuesto, si es que hubiera error, al actuar en cuanto a ello tanto el muÿtahid como sus muqal·lidîn (quienes lo siguen) están disculpados; al contrario de lo que creen los sunnis quienes sostienen la creencia en el tasuîb o acierto indefectible en la interpretación de las normas, lo cual no admite error.
Según la opinión de gran mayoría de los sunnis se admiten tantos juicios para una cuestión como muÿtahid hubiere, por lo cual cualquier resultado al que llegue cada uno de los muÿtahid equivale al juicio de Dios. Pareciera que la causa de la diferencia entre shias y sunnis a este respecto vuelve al hecho de que la Shî‘ah se basa en el racionalismo, y al deducir las normas de la Ley divina considera las inferencias lógicas, en tanto que los sunnis rechazan al intelecto como fuente del iÿtihâd.

La Taqîiah

Etimológicamente, la palabra Taqîiah viene de la raíz Wiqâiah que significa “proteger algo del perjuicio y del peligro”. Por lo tanto, en la terminología de la Sharî‘ah o ley islámica significa lo siguiente: “Proteger la vida, el honor y los bienes del perjuicio que a uno le pudiera ocasionar otra persona, por medio de manifestar una creencia o práctica contraria a su propia madh·hab y acorde a la madh·hab de esa persona”.
La Taqîiah en sí es una actitud racional, y la conducta razonable de los seres humanos implica que cada vez que estén en peligro la propia vida, honor y bienes, contengan el peligro del enemigo por medio de actuar según la Taqîiah. Por supuesto, es evidente que cuando no haya peligro ni amenaza, la persona ya no deberá ocultar su fe, ni actuar contrario a su creencia.

La legitimidad de la Taqîiah en el Corán

Hay algunas aleyas que claramente indican que la Taqîiah está reglamentada en la Jurisprudencia, como por ejemplo:
﴿ مَن كَفَرَ بِاللَّهِ مِن بَعْدِ إِيمَانِهِ إِلاَّ مَنْ اُكْرِهَ وَقَلْبُهُ مُطْمَئِنٌّ بِالإِيمَانِ ﴾
«… Quien descrea de Dios después de haberle llegado la fe, excepto quien sea compelido a ello encontrándose su corazón afianzado en la fe».[1]
El propósito de esta bendita aleya es que todo aquel que, tras tener fe, elija voluntariamente la incredulidad y la manifieste, será abarcado por la ira y castigo divino, excepto aquellos que se vean compelidos a ello en tanto sus corazones estén afianzados en la fe, y que solamente por preservar su fe manifiesten incredulidad.
Los exegetas tantos shias como sunnis han transmitido que esta aleya fue revelada respecto a ‘Ammâr ibn Iâsir. Él, sus padres Iâsir y Sumaîiah, y un número de Compañeros del Profeta (s.a.w.) habían sido torturados por los idólatras. Iâsir y Summaîiah murieron mártires por efecto de las torturas, pero ‘Ammâr dijo algo que complació a los idólatras, por lo que lo liberaron y de esta manera Ammâr logró salvar su vida. Luego ‘Ammâr temió que recayera sobre él la ira divina por lo que hizo, y con los ojos llenos de lágrimas se dirigió ante el Profeta y le contó lo sucedido, y el Profeta (s.a.w.), consolándolo, le dijo que si nuevamente los idólatras le pedían decir eso, que debía hacerlo y preservar su vida. Entonces descendió esa aleya.[2]
Dice el Corán en otra aleya:
﴿ لاَيَتَّخِدِ الْمُؤْمِنُونَ الْكَافِرِينَ أَوْلِيَآءَ مِنْ دُونِ الْمُؤْمِنِينَ وَمَن يَفْعَلْ ذَلِكَ فَلَيْسَ مِنَ اللَّهِ فِيْ شَيْءٍ إِلآَّ أَنْ تَتَّقُواْ مِنْهُمْ تُقَاةً
«Que los creyentes no tomen a los incrédulos como amigos en lugar de a los creyentes, y quien así hiciera, no le corresponderá nada de Dios, excepto que tengáis algún temor de ellos… ».[3]
El propósito de esta aleya es que los creyentes deben mantener lazos fraternos entre sí y ayudarse entre los mismos creyentes, y no deben tomar como confidentes y amigos a los incrédulos, y quien así hiciese habrá hecho algo contrario a la satisfacción de Al·lâh, a menos que tuvieran algún temor de los incrédulos y se encontrasen en un estado de Taqîiah, que en ese caso no habrá problemas con mantener lazos de amistad y ayuda con los incrédulos.
Al-Murâguî –sabio sunni- interpretando esta aleya dijo: “Los sabios del Islam dedujeron de esta aleya la permisibilidad de la Taqîiah, esto es, el hecho de que la persona diga algo o haga algo contrario a la verdad para impedir un perjuicio contra su vida, honor o bienes por parte de un enemigo”.[4]
Por lo tanto, no es posible ignorar las dos aleyas que mencioné anteriormente, ni otras aleyas del Corán -como la que describe la actitud del “creyente de la familia del Faraón” al ocultar su fe en Moisés (a.s.)[5]-, y rechazar completamente la Taqîiah.
Por supuesto, cabe aclarar que si bien las aleyas que se refieren a la Taqîiah fueron reveladas en lo referente a la Taqîiah frente al kâfir o incrédulo, el criterio para hacer Taqîiah -que es proteger la vida, bienes y honor del musulmán en condiciones graves y de peligro- no se restringe a hacerlo ante el kâfir. Dijo Al-Fajr Ar-Râzî –famoso exégeta mu’atazilita- en su Tafsir al-Kabîr, bajo la última aleya que cité -la aleya 28 de la Sura Âl-i ‘Imrân-: “Según la escuela shâfi‘î, si es que entre los musulmanes se da un estado similar al que existe entre ellos y los idólatras, es lícita la Taqîiah para proteger la vida”. Y dijo: “La Taqîiah es lícita para proteger la vida, pero ¿es permitida para proteger los bienes? Es posible juzgar la licitud de ello, por el dicho del Profeta (s.a.w.):
« حُرْمَةُ مالِ المُسْلِمِ كَحُرمةِ دَمِهِ »
“El respeto por los bienes del musulmán es como el respeto por su sangre”,
y por su dicho (s.a.w.):
« مَن قُتِلَ دُون مالِهِ فَهُوَ شَهِيدٌ »
“Quien es muerto a causa de sus bienes es un mártir”.[6]
Por lo tanto, vemos que aunque generalmente se considera a la Taqîiah como una de las particularidades de los shias, en realidad no es así, y desde el punto de vista del fiqh o jurisprudencia, los sabios de otras escuelas o madhâhib también la consideraron lícita en los casos en que se tema que esté en peligro la vida e incluso a veces ante posibles perjuicios materiales.

La historia de la Shî‘ah y la necesidad de la Taqîiah

Quizás la razón por la que es famoso que esta creencia es particular de la Shî‘ah sea que los shias y sus Imames, especialmente en épocas del califato omeya y en parte del califato abasí, se encontraban bajo una gran presión y vigilancia, y los Imames de Ahl-ul Bait, especialmente los Imames Al-Bâquir, As-Sâdiq, y Al-Kâdzim (a.s.) ordenaban a los shias hacer Taqîiah para proteger sus vidas, y considerando las duras condiciones de los shias a lo largo de la historia, se puede inferir la amplitud de miras, el realismo y el proceder prudente y sensato de los Imames de Ahl-ul Bait (a.s.) al ordenar la Taqîiah. De lo contrario, no hubiera sido posible preservar la Escuela de Ahl-ul Bait (a.s.) y el Shiísmo, que es la cristalización del Islam verdadero, sino a través de la implementación de la Taqîiah.
Al reglamentar tal práctica humanitaria y beneficiosa, ellos pudieron explicar las realidades de la religión a la gente y resistir de manera satisfactoria a las tergiversaciones de carácter espiritual que, involuntaria o premeditadamente, algunas personas realizaban en la religión del Islam. De esta manera, los Imames lograron preservar el Shiísmo.
Por supuesto, debemos considerar un punto muy importante, y es que: si verse obligado a actuar con Taqîiah conlleva una reprobación, esta reprobación debería dirigirse a aquellos que provocaron que los shias tuvieran que valerse de la misma, porque son ellos los que en lugar de actuar con justicia y observar la benevolencia y hermandad islámica, generaron las más difíciles circunstancias de represión política y dogmática contra los seguidores de Ahl-ul Bait (a.s.), por lo que se vieron obligados a actuar con Taqîiah para preservar tanto sus vidas como la escuela del Shiísmo.  

¿En qué casos es permitida la Taqîiah?

Algunos suponen que la Shî‘ah considera permitida la Taqîiah en cualquier caso, circunstancia y situación, pero esto no es así. En primer lugar, el comportamiento de los Imames de Ahl-ul Bait (a.s.) nunca fue así, porque ellos, observando los beneficios y perjuicios, procedían en cada época de una manera en particular y de acuerdo a un método adecuado a la situación, y es por eso que a veces les encontramos adoptando una postura basada en la Taqîiah, y otras veces se sacrificaban a sí mismos y a sus bienes en vías de manifestar sus creencias.
Además, hay algunos asuntos en los cuales no se permite en absoluto la Taqîiah, como por ejemplo:
1. En algunas prohibiciones y obligaciones que tienen vital importancia para Dios y para los musulmanes, como por ejemplo cuando la Ka‘bah y otros lugares sagrados se exponen a la destrucción; cuando las realidades de la religión son alteradas de tal manera que el Islam y el Corán quedan expuestos al peligro, y otros casos más.
2. Cuando la persona que hace Taqîiah goza de una posición especial entre los musulmanes, de manera que cometer un acto prohibido o dejar de realizar un acto obligatorio por Taqîiah conlleve la denigración de la madh·hab y la destrucción de la sacralidad de la religión. En este caso no es permitido para esa persona hacer Taqîiah. Y tal vez es por esa misma razón que el Imam As-Sâdiq dijo: “No hacemos Taqîah en cuanto a beber embriagantes”.
3. Cuando uno de los principios del Islam o uno de los requerimientos necesarios de la religión esté en peligro, no es permitido hacer Taqîiah, como en el caso de que los gobernantes tiranos decidan cambiar las normas relacionadas por ejemplo a la herencia, al divorcio, a la oración, al haÿÿ, etc.[7]




[1] Sura an-Nahl; 16: 106.
[2] Tafsîr Al-Kashshâf, t. 2, p. 430; Tafsîr ibn Kazîr, t. 4, p. 228.
[3] Sura Âl ‘Imrân; 3: 28.
[4] Tafsîr Al-Murâguî, t. 3, p. 136.
[5] Ver: Sura Gâfir; 40: 28.
[6] Tafsîr Ar-Râzî, t. 8, p. 13.
[7] Ar-Rasâ’il, del Imam Jomeini, t.3, pp. 177-178.

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