Serie de clases sobre Shiísmo impartidas por Sumeia Younes
(Las clases fueron grabadas, transcritas y luego editadas por la autora para poder disponer de ellas en forma de texto)
Clase 12
En el Nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordiosísimo
LAS CREENCIAS ISLÁMICAS DESDE EL ENFOQUE DE LA SHΑAH (1)
Introducción:
Sabemos que la
conformación ideológica de toda escuela doctrinal y religión se basa en sus
principios y creencias, que son su distintivo identificatorio a través del cual
es reconocida esta religión.
La escuela Shî‘ah no
es una excepción a esto y también posee sus propios principios y creencias
particulares.
1. EL TAUHÎD O MONOTEÍSMO
El Tauhîd o
Monoteísmo es la creencia islámica más importante. Convocar hacia el Monoteísmo
fue el objetivo principal de todos los profetas divinos. Dice el Corán:
﴿ وَلَقَدْ
بَعَثْنَا فِي كُلِّ اُمَّةٍ رَسُولاً أَنِ اعْبُدُوا اللَّهَ وَاجْتَنِبُوا
الطَّاغُوتَ ﴾
«Y ciertamente que enviamos a cada comunidad a un mensajero (que les dijera): “¡Adorad a Dios y evitad al seductor”».[1]
Todas las escuelas
islámicas son unánimes en cuanto a la creencia en el Tauhîd o
Monoteísmo y la negación de la idolatría, pero aún así se plantean diferentes
opiniones al explicarlo.
El Tauhîd y sus partes desde el punto de vista de la Shî‘ah Imâmîiah
Nosotros aquí vamos a
explicar en forma muy resumida el punto de vista de la Shî‘ah Imamîiah
respecto a las partes del Tauhîd. Delegamos las explicaciones
detalladas a un estudio más profundo y particular de las Creencias o Doctrinas.
El Tauhîd
se puede dividir en cuatro partes:
1. El Tauhîd en lo relacionado con la
Esencia Divina (tauhîd adh-dhât - توحيد الذات), en el
sentido que la Esencia de Dios no tiene igual ni semejante.
2. El Tauhîd en lo relacionado con los
atributos divinos (tauhîd as-sifât - توحيد الصفات), en el sentido que, todos los atributos divinos como
el Conocimiento, el Poder, la Vida, etc., aún cuando son diferentes entre sí en
cuanto al significado, al considerar su referente real de aplicación son la
misma pura Esencia divina y no algo diferente, y por eso mismo estos atributos
no se diferencian entre sí salvo en la manera en que se nos manifiestan a
nosotros.
3. El Tauhîd en lo relacionado con los
actos divinos (tauhîd al-af‘âl - توحيد الأفعال). O sea, el hecho de sostener el Tauhîd
en lo relacionado con la creación (tauhîd fîl jâliqîiah -التوحيد في الخالقية) y en lo relacionado a la administración y regencia
sobre la misma (tauhîd fîl rubûbîiah - التوحيد في الربوبية); es decir, que en la creación y la administración del
mundo Dios no tiene copartícipe.
4. El Tauhîd en lo relacionado con la
adoración (tauhîd fîl
‘ibâdah - التوحيد في العبادة), en el
sentido que nadie más que Dios es acreedor a la adoración y a ser objeto de
devoción.
La adoración consiste en
la actitud de sometimiento ante un ser acompañada de la creencia de que ese ser
tiene una condición divina. Es decir, goza de una independencia existencial en
su Esencia, Atributos y Actos.
Desde que la condición
divina es exclusiva de Dios, entonces la adoración también es particular de Él,
y adorar a cualquier ser fuera de Él es shirk o idolatría. Por supuesto,
adoptar una actitud de sometimiento ante otro fuera de Dios con la intención de
demostrarle respeto y sin tener la creencia de que posee la condición de divinidad,
eso no es idolatría. Por ejemplo, sabemos que la prosternación es la
manifestación más exponente de sometimiento; aún así, vemos que el Sagrado
Corán nos narra que por órdenes de Dios los ángeles se prosternaron ante Adán,[2] o que Ia’qûb o Jacob (a.s.), su esposa y sus once
hijos se prosternaron ante el Profeta Iûsuf (José -la paz sea con él),[3] y sabemos que Jacob fue un profeta, que
obviamente era inmaculado y no era idólatra en absoluto. Claro que sus
prosternaciones no fueron con intención de adorar a Adán o Iûsuf sino, sino que
fueron una forma de reverenciarlos y honrarlos, en caso contrario hubiese sido
idolatría y por ende, harâm. Por supuesto, cabe aclarar que
posteriormente en la Sharî‘ah o Legislación Islámica se prohibió
prosternarse ante otro que no sea Dios -aún cuando no sea con intención de
adorarlo-.
Por lo tanto, no se puede
considerar idolatría al hecho de que los shias procuren la mediación de los
profetas y de personas que han alcanzado una posición espiritual, puesto que
los shias nunca se han propuesto adorarles. Cuando los shias demuestran afecto
y honran a los profetas y puros Imames de Ahl-ul Bait (a.s.) lo hacen
por el hecho de que los consideran seres humanos amados por Dios y que lograron
investirse de atributos de perfección al mayor grado que es posible para los
seres humanos, y no con el objeto de adorarlos.
Los shias y la creencia en el Tanzîh
Los shias sostienen el tanzîh
(تنزيه) el cual consiste en
considerar a Dios exento de atributos que impliquen defecto o insuficiencia en
Su Ser. En contraposición a esto se encuentra el Tashbîh (تشبيه) que significa afirmar que Dios posee atributos que son propios
de los entes contingentes y los seres creados.
Algunos musulmanes creen
en la ÿismanîiah o condición corpórea de Dios basándose en lo aparente
de algunas aleyas del Corán como:
﴿ يَدُ اللَّهِ فَوْقَ أَيْدِيهِمْ ﴾
«La mano de Dios está sobre sus manos».[4]
﴿ وَجَآءَ رَبُّكَ ﴾
«Y venga tu Señor».[5]
﴿ الرَّحْمَنُ
عَلَى الْعَرْشِ اسْتَوَى ﴾
«El Misericordiosísimo, se ha sentado en el Trono».[6]
﴿ كُلُّ
شَيْءٍ هَالِكٌ إِلاَّ وَجْهَهُ ﴾
«Todo se extinguirá a excepción de Su Faz».[7]
Por lo que consideran que
Dios tiene miembros corporales como mano, pie, rostro, o le atribuyen
características como el hecho de caminar y sentarse.
La Shî‘ah cree en
el Tanzîh y no en el Tashbîh. Según la Shî‘ah, la
palabra “iad” (mano) es en realidad una kinâiah o alusión que
indica el Poder de Dios, y el propósito de Istiua’ ‘alal ‘arsh (sentarse
en el Trono) es una alusión a asumir el dominio y hacer uso del Conocimiento y
Poder por parte de Dios para administrar el mundo. Y la palabra “waÿh”
(Faz) es la Esencia Divina, o sea, a excepción de Él todas las cosas están
expuestas a la destrucción y aniquilación.
Por otra parte, los shias
niegan que Dios pueda ser visto mediante la observación ocular por el hecho que
ello implicaría que tuviera cuerpo y unos límites, en cambio sostienen la
visión del corazón. Una persona le preguntó al Imam ‘Alî (a.s.) si acaso él
había visto a Dios. El Imam ‘Alî (a.s.) le respondió: “Yo
no adoro a un Dios al que no veo”. Esa persona entonces le
preguntó: “¿Cómo lo viste?”. El Imam (a.s.) dijo:
« لاَ
تراهُ العُيُونُ بمشاهدة العَيانِ وَلكِنْ تدرِكهُ القُلُوب بِحَقائِقِ الإيمان »
“No le ven los ojos mediante la observación ocular, sino que le perciben los corazones a través de las realidades de la fe”.[8]
La fusión y unión con la divinidad
El concepto de “fusión” y
“unión” con la divinidad que se plantea desde ámbitos gnósticos, en el sentido
real de estas palabras, desde que implican un defecto y un estado de
“necesidad” -ya que lo compuesto necesita de sus partes-, es incorrecto. Los
shias consideran imposible la “fusión” de la Sagrada Esencia Divina con un ser
humano, o cualquier otro ser u otra cosa, ni siquiera con un profeta o walî
de Dios. Por lo tanto, por ejemplo, la creencia de los cristianos respecto a la
“fusión” de Dios en el cuerpo de Cristo, o la “unión” de la Esencia Divina con
Jesús (a.s.), no es correcta para la Shî‘ah.
2. EL ‘ADL O JUSTICIA DIVINA
Entre los atributos
divinos, la Shî‘ah pone un
gran énfasis en la Justicia de Dios. Por supuesto, todos los musulmanes creen que
Dios es Justo (‘âdil),
que Dios nunca comete injusticia alguna con Sus siervos. Este hecho está
explícitamente expresado en muchas aleyas del Corán y en los hadices.
Pero existe una razón
para el énfasis puesto en este dogma por parte de la Shî‘ah y es que los
Ash‘aríes, un grupo de teólogos sunnitas, han afirmado que
no hay un criterio objetivo para distinguir a los actos correctos de los
incorrectos -esto es, creen que los actos correctos o equivocados no poseen
ningún criterio inherente-. Bueno es todo lo que Dios hace u
ordena a Sus siervos hacer. Ellos creen que si Dios requiriese de nosotros
robar, entonces robar se volvería algo bueno, y si Dios enviara al Infierno a
la gente piadosa, ello sería justo. Por supuesto, creen que Dios nunca realiza
esos actos, pero no porque estos actos inherentemente sean incorrectos “en sí
mismos”, sino porque en la práctica Él ha dicho que esos actos son incorrectos.
Sin embargo, en la
escuela shî‘ah la justicia divina se explica en base al husn
wal qubh al-‘aqlî (“la inferencia racional de lo bueno y lo malo”),
lo cual significa que el intelecto humano puede reconocer la orientación buena
o mala de las acciones básicas y genéricas, si bien, por supuesto, reconocer la
orientación buena o mala de todas las acciones se encuentra fuera de los
límites del intelecto y es por eso mismo que se requiere de la ayuda y guía de
la Revelación.
Según la creencia de la Shî‘ah,
y de algunos otros teólogos como los Mu‘tazilíes, la justicia es inherentemente buena y la
injusticia es inherentemente mala, y puesto que Dios posee todos los atributos
de perfección y excelencia y está exento de todo atributo inapropiado, entonces
se encuentra ataviado del atributo de justicia y está exento del atributo de
injusticia.
La justicia divina y la libre voluntad del ser humano
Los Ash‘aríes creen que
los seres humanos no poseen libre voluntad y que es Dios quien crea sus actos
sin que ellos tengan ningún rol en ese respecto excepto la “adquisición” (kasb)
de tales actos. Ellos solo son receptáculos de los actos Divinos. A esto se le
llama ÿabr o fatalismo.
Por otra parte, los Mu‘tazilíes
se van al otro extremo y creen en el tafwîd
(libre albedrío absoluto),
es decir, que Dios ha delegado Su propia autoridad a las personas en lo que
concierne a los actos voluntarios, y éstas poseen un completo e independiente
control sobre los mismos.
Sin embargo la Shî‘ah cree que, si bien el fatalismo (ÿabr) es incorrecto y contrario a la
Justicia Divina, y que los seres humanos son libres y
responsables de sus actos, su libertad y poder también son limitados, y
dependen totalmente de la autoridad y anuencia de Dios para la realización de
sus actos. Este hecho es expresado en el famoso dicho del Imâm Ÿa‘far As-Sâdiq (a.s.):
« لا جبرَ ولا تفويضَ ولكن أمر بين أمرين »
“No hay fatalismo (ÿabr), ni libre albedrío absoluto de poder (tafwîd), sino una posición intermedia entre los dos asuntos”.[9]
La Justicia Divina
implica que los seres humanos deban tener libre voluntad en la realización de
sus actos, ya que en caso contrario sería una injusticia castigar a alguien por
un acto que no puede dejar de realizar. Por supuesto, al mismo tiempo los shias
no consideran que al llevar a cabo sus acciones la voluntad humana sea
independiente de la voluntad divina, sino que consideran que se encuentra bajo
la misma Voluntad de Dios, en una verticalidad. Es por eso que la Shî‘ah
considera falsas tanto la idea de fatalismo (ÿabr -جبر) como la de libre albedrío absoluto (tafwîd - تفويض) y en
realidad sostiene “la posición intermedia entre los dos asuntos” (al-amr
bain al-amrain - الأمر بين الأمرين). Uno
de esos dos “amr” o asuntos es el fatalismo y el otro el libre albedrío
absoluto.
[1] Sura an-Nahl, 16: 36.
[2] Sura al-Baqarah; 2: 34. ﴾ وَإِذْ قُلْنَا لِلْمَلآئِكَةِ اسْجُدُوْا لاَدَمَ فَسَجَدُوا إِلآَّ إِبْلِيسَ ﴿ («Y
cuando dijimos a los ángeles: “¡Prosternaos ante Adán!”. Se prosternaron,
excepto Iblis»).
[3] Sura Iûsuf; 12: 100. ﴾ وَرَفَعَ أَبَوَيْهِ عَلَى الْعَرْشِ وَخَرُّوا لَهُ سُجَّداً ﴿ («Hizo subir a sus padres al trono. Y
cayeron prosternados ante él»).
[4] Sura al-Fath; 48: 10.
[5] Sura al-Faÿr; 89: 22.
[6] Sura Tâ Hâ; 20: 5.
[7] Sura al-Qasas; 28:
88.
[8] Nahÿ al-Balâgah, Jutbah
nº 179.
[9] Al-Kâfî, de
Al-Kulainî, t. 1, p. 160.
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