Serie de clases sobre Shiísmo impartidas por Sumeia Younes
(Las clases fueron grabadas, transcritas y luego editadas por la autora para poder disponer de ellas en forma de texto)
Clase 23
En el
Nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordiosísimo
LA SHΑAH EN ÉPOCA DE LOS ‘ABASÍES
Introducción:
En esta ocasión vamos a
hacer un recorrido por las difíciles condiciones por las que tuvieron que
atravesar los shias y los Imames de Ahl-ul Bait (a.s.) en épocas del
Califato ‘Abasí.
El Califato ‘Abasí
comenzó en el año 132 H.L. con el gobierno de Abul ‘Abbâs As-Saffâh[1], que era descendiente de Al-‘Abbâs, el tío del
Profeta (s.a.w.). Fue apodado As-Saffâh (el Derramador de Sangre) puesto
que él tomaba decisiones muy impulsivas en cuanto a ejecutar a sus oponentes, y
para llegar al poder y afianzar su gobierno derramó la sangre de muchos omeyas.
As-Saffâh falleció en el año 136 H.L. El período de su gobierno en
general transcurrió en guerras y enfrentamientos con los omeyas para afianzar,
consolidar y fortalecer el gobierno y Califato ‘Abasí.
Debido a esto, y también
debido a que la consigna de los Abasíes al oponerse a los Omeyas era vengar la
sangre de la Familia del Profeta (s.a.w.), al comienzo ellos no acosaron al
Imam As-Sâdiq (a.s.) y a sus shias, y desde este aspecto las
condiciones políticas y sociales estaban dispuestas para las actividades
intelectuales y religiosas del Imam (a.s.) y sus compañeros. En otras palabras,
la época del gobierno de Abul ‘Abbâs As-Saffâh, que conforma la primera
etapa del Califato ‘Abasí, es análoga al período final del gobierno omeya, el
cual, como dijimos anteriormente, se encontraba en su ocaso y al filo de su
extinción. Los shias de este modo aprovecharon la oportunidad y se esforzaron
denodadamente por divulgar los conocimientos y ciencias de Ahl-ul Bait
(a.s.), que conforman el puro Islam.
La razón por la que las
ciencias se divulgaron a través del Imam As-Sâdiq y el motivo de
la abundancia de sus alumnos (unas 4000 personas) se debió justamente a que su
época -finales del gobierno omeya y comienzo del gobierno ‘abasí- coincidió con
el hecho de que los Omeyas se encontraban apremiados, por lo que ya no reinaba
un ambiente de sofocación y temor y la consecuente necesidad de hacer taqîiah.
Además, a comienzos de la época de los abasíes éstos no mostraban signos de
envidia y enemistad por la familia de Abû Tâlib, y debido a que
consideraban su gobierno como un gobierno hashemí, consideraban un honor la
existencia de una personalidad como el Imam As-Sâdiq (a.s.).[2]
Asimismo, a raíz de la
aparición de diferentes madhâhib o escuelas y tendencias intelectuales y
religiosas que habían surgido en el mundo islámico, en esa época se habían dado
unas condiciones sociales e intelectuales en el mundo islámico que traían
aparejados las discusiones y diálogos académicos.
Al llegar al poder Al-Mansûr
Al-‘Abbâsî, la situación cambió. Él llegó al poder a comienzos del año 137 H.L.
y lo primero que hizo fue asesinar a Abû Muslim Al-Jorasânî, quien se había
esforzado muchísimo por hacer llegar al poder a los abasíes. El gobierno de
Al-Mansûr se prolongó hasta el año 158 H.L. Su política en cuanto al
trato con sus oponentes políticos, especialmente los shias, era la
amedrentación, la tortura y el asesinato.
Con el transcurso del
tiempo se puso de manifiesto el ardid y fraude de los abasíes respecto a su
alegato de vengar la sangre de la familia del Profeta (s.a.w.) y quedó
confirmado para todos que los abasíes no pretendían otra cosa más que llegar al
poder y gobernar por sobre los musulmanes, y como consecuencia, surgieron las
protestas de los alawíes y shias contra el aparato abasí. El Califa Al-Mansûr
optó por el método de la violencia, la tortura y el asesinato de los shias para
reprimir esta oposición, y de esta manera aventajó a los omeyas en sus crímenes
e inclemencia en relación con los shias.
En épocas de Al-Mansûr,
Muhammad e Ibrahim, los hijos de ‘Abdul·lâh ibn Al-Hasan, se
levantaron en contra de su gobierno despótico, pero tras una heroica y abnegada
lucha cayeron mártires a manos de los oficiales de Al-Mansûr.[3] Al-Mansûr también tenía bajo estricta vigilancia
al Imam As-Sâdiq (a.s.), a quien finalmente envenenó y martirizó.
Tras el martirio del Imam
As-Sâdiq (a.s.) surgieron diferencias entre los shias en cuanto a
su sucesor, y a raíz de estas diferencias aparecieron algunas sectas, entre las
cuales se encuentra la Ismaelita. Pero llevándose de los indicios racionales y
transmitidos, los Shias Imamitas Duodecimanos siguieron al Imam Mûsâ ibn Ÿa’far
Al-Kâdzim (a.s.). Él no sólo reunía en sí los atributos de virtud, conocimiento
y perfección imprescindibles en un Imam, sino que su padre lo había designado
su sucesor.
El período del Imamato
del Imam Al-Kâdzim (a.s.) fue de 35 años (183-148 H.L.). Durante este período
se enfrentó a cuatro gobernantes ‘abasíes: Al-Mansûr, Al-Mahdî, Al-Hâdî
y Harûn Ar-Radhîd. El método utilizado por estos cuatro califas en cuanto a
violencia y severidad con relación a los shias fue el mismo utilizado por
Al-Mansûr. Por lo tanto, la situación de sofocamiento y temor ocasionado
por los gobernantes ‘abasíes en esa época llegó a tal punto que los shias al
transmitir los hadices del Imam Al-Kâdzim (a.s.) pocas veces mencionaban
abiertamente su nombre, y se referían a él con apodos y sobrenombres como Abul Hasan,
Abû Ibrâhîm, Al-‘Abd-us Sâleh, Al-‘Âlim, etc.
Cuando le llegó el turno
a Harûn Ar-Rashîd, éste encarceló al Imam Al-Kâdzim, y continuamente lo
trasladaba de una cárcel a otra, hasta que finalmente el Imam fue martirizado
en la cárcel de Bagdad en el año 183 H.L. a manos del Sindî ibn Shâhik. La
muerte injusta y en el exilio del Imam (a.s.) dispuso las condiciones para que
los shias de Bagdad proclamen su ira y rechazo contra el califato ‘abasí, especialmente
contra Harûn Ar-Rashîd.
A pesar de que los
gobernantes ‘abasíes contemporáneos al Imam Al-Kâdzim (a.s.) trataban con
violencia a los opositores, especialmente a los shias, sin embargo, al mismo
tiempo, la existencia de diferentes escuelas y sectas religiosas, de tendencias
doctrinales y de corrientes de pensamiento impedían que el aparato
gubernamental pudiera tener bajo completo control los movimientos intelectuales
y culturales. Es por eso que, a pesar de todas las dificultades que existían, el
Imam Al-Kâdzim (a.s.) continuó con el movimiento intelectual, científico y
cultural que habían comenzado y hecho florecer los Imames Al-Bâquir y As-Sâdiq
(a.s.), y educó a alumnos destacados, y muchos narradores transmitieron hadices
del Imam Al-Kâdzim (a.s.).
Tras el martirio del Imam
Al-Kâdzim (a.s.) un grupo de shias incurrió en el error en cuanto a la muerte
del Imam y al Imamato tras él, y supusieron que el Imam Al-Kâdzim era el Mahdî
Prometido. Algunos negaron su muerte, y otros la aceptaron, pero creyeron que
él regresaría y haría reinar la justicia sobre la Tierra. Este grupo fue
llamado “Wâqifîiah”, es decir, aquellos que se detuvieron en el Imamato
del Imam Al-Kâdzim y no creyeron en la continuación del Imamato en sus
descendientes. Sin embargo, la mayoría de los shias, creyó en el Imamato del
Imam ‘Alî ibn Mûsâ Ar-Ridâ (a.s.), y fueron llamados “Qat‘îiah”,
es decir, aquellos que tuvieron seguridad y certeza en el Imamato del Imam
Ar-Ridâ (a.s.).[4]
Con el martirio del Imam
Al-Kâdzim (a.s.) comenzó el período del Imamato del Imam Ar-Ridâ (a.s.)
que se prolongó hasta el año 203 H.L. en que fue martirizado en la ciudad de Tûs
(actual Irán). El período de su Imamato fue de 20 años. Los gobernantes abasíes
contemporáneos al Imam Ar-Ridâ (as.) fueron Harûn Ar-Rashîd, Muhammad
Al-Amîn y ‘Abdul·lâh Al-Ma’mûn.[5]
En épocas del Imamato del
Imam Ar-Ridâ (a.s.), particularmente en épocas del gobierno de Al-Ma’mûn
Al-‘Abasí, se dio una transformación en el mundo islámico que tuvo un efecto
especial en la historia del Shiísmo. Por un lado, en este período se tradujeron
al árabe libros del griego y de otros idiomas en las áreas de la Filosofía, la
Astronomía, la Lógica, la Medicina y otras ramas científicas. Esto tuvo su
influencia en el ámbito social y cultural del mundo islámico, y las discusiones
y diálogos científicos y religiosos adquirieron mayor esplendor. Es natural que
bajo tales condiciones los poderes tiranos tengan menos éxito en presionar y
reprimir a la sociedad.
Por otra parte, Al-Ma’mûn
había llegado a la conclusión de que continuar con el método de sus antecesores
en su trato violento hacia con los shias no convenía al gobierno abasí, puesto
que la posición destacada del Imam Ar-Ridâ (a.s.), era manifiesta para
todos, y en tales condiciones un trato violento y hostil suscitaría el enojo y
repulsa general contra el aparato de gobierno abasí. Es por eso que aparentó
amistad y cariño hacia el Imam Ar-Ridâ (a.s.) quien era la más
prominente personalidad de su época entre los alawíes, e incluso le propuso la
posición de sucesor al califato aparente. El Imam (a.s.), que era completamente
consciente de las intenciones de Al-Ma’mûn se abstuvo de aceptar tal propuesta,
sólo que Al-Ma’mûn insistió con vehemencia hasta que su persistencia alcanzó el
grado de la coerción, por lo que finalmente el Imam Ar-Ridâ (a.s.)
aceptó bajo condiciones especiales entre las que se encontraba el hecho de no
participar en ninguna gestión de gobierno.
Al aceptar la sucesión el
líder de los alawíes y shias, éstos se libraron de la presión y violencia con
la que habían sido tratados hasta ese momento por el aparato de gobierno
‘abasí; y por otra parte el Imam Ar-Ridâ (a.s.) pudo explicar muchas
realidades a la gente mediante la realización de reuniones de debate y diálogo
entre él (a.s.) y sabios de otras escuelas islámicas, e incluso de otras
religiones. De esa manera pudo difundir los pensamientos de la escuela del
Shiísmo.
A Al-Ma’mûn le atraía
tanto el poder que para alcanzar la posición de califa había asesinado a su
propio hermano Al-Amîn y finalmente también martirizó al Imam Ar-Ridâ
(a.s.), pero los informes históricos permiten entrever que a Al-Ma’mûn
realmente le atraían el conocimiento y el saber y tenía cierta tendencia y
predisposición hacia el Shiísmo. No solo manifestaba su Shiísmo frente al Imam
Ar-Ridâ (a.s.) y los shias, sino que organizó muchos debates y él mismo
llegó a debatir con sabios de su tiempo respecto al Califato del Imam ‘Alî ibn
Abî Tâlib (a.s.), llegando a vencerles de manera académica. Muchos de
sus debates fueron transmitidos en los libros.
En épocas del Imam Ar-Ridâ
(a.s.) los shias gozaron de unas ventajosas condiciones políticas y sociales,
pero luego de su martirio esa situación cambió completamente.[6]
Tras el martirio del Imam
Ar-Ridâ (a.s.) su hijo el Imam Muhammad At-Taqî Al-Ÿawâd (a.s.)
alcanzó la posición del Imamato a una edad muy temprana. Los sabios difieren en
si entonces él tenía siete, ocho o nueve años. El Imam Al-Ÿawâd nació en el año
195 H.L. y alcanzó el martirio en el año 220 H.L. cuando tenía 25 años. Fue
contemporáneo a los califas abasíes Al-Ma’mûn y Al-Mu‘tasim. Al-Ma’mûn
murió en el año 218 H.L. Y de esta manera vemos que 15 años del Imamato del
Imam Al-Ÿawâd fueron durante el Califato de Al-Ma’mûn, quien usó con el Imam
Al-Ÿawâd (a.s.) el mismo método y conducta que había usado con su padre el Imam
Ar-Ridâ (a.s.), es decir, le convocó desde Medina a Bagdad y le mostró
un respeto especial, de manera que hasta le casó con su hija Umm Al-Fadl.
Debido a que el clan de los abasíes se oponían a esa actitud Al-Ma’mûn, éste
convocó a los sabios más exponentes de los abasíes, siendo el más prominente Iahiâ
ibn Akzam, para que le preguntaran cuestiones al Imam Al-Ÿawâd (a.s.) para
demostrarles el grado de virtud, conocimiento y perfección del Imam (a.s.).
Dicha reunión tuvo lugar y en la misma el Imam Al-Ÿawâd (a.s.) respondió en
profundidad a las preguntas de Iahiâ ibn Akzam y éste en cambio no pudo
responder las del Imam (a.s.), cuya eminencia académica se puso de manifiesto
no obstante su corta edad.[7]
Luego de un tiempo el
Imam Al-Ÿawâd (a.s.) volvió a Medina y se encontraba residiendo allí cuando
Al-Mu‘tasim llegó al poder (218 H.L.). Este califa hizo que el Imam
(a.s.) regresara a Bagdad y finalmente le envenenó a través de su esposa Umm Al-Fadl,
la hija de Al-Ma’mûn, y de esa manera el Imam (a.s.) alcanzó el martirio. El
califa quiso impedir que los shias realizaran el acompañamiento del cuerpo del
Imam (a.s.) pero un gran número de shias portando espadas realizaron el
acompañamiento y le enterraron.[8]
Este suceso nos deja en
claro que en ese tiempo vivían muchos shias en Bagdad y que las condiciones
sociales y políticas no eran de un modo tal que el califa pudiera reprimir a
los shias con la fuerza, la coerción y la violencia. Las abundantes preguntas
realizadas al Imam Al-Ÿawâd (a.s.) acerca de variadas cuestiones relacionadas a
la religión y que nos han sido legadas en las tradiciones, nos indican que la
situación general de la Shî‘ah era aceptable hasta cierto punto.
El gobierno de Al-Mu‘tasim
se extendió hasta el año 227 H.L. y después de él llegó al poder su hijo
Al-Wâziq Bil·lâh. Éste murió en el año 232 H.L. y las riendas del gobierno
quedaron en manos de Al-Mutawakkil. En épocas de Al-Mu‘tasim y Al-Wâziq
no se produjeron cambios que influyeran considerablemente en el destino de los
shias, sino que ambos siguieron con la línea de Al-Ma’mûn de no someterles a
muchos apremios. Pero con la llegada al poder de Al-Mutawakkil la situación
cambio por completo, ya que en su época se intensificó la presión y los métodos
violentos y hostiles en relación con Ahl-ul Bait (a.s.), y los shias en
general, al punto que llegó a ordenar que derrumbaran el Santuario del Imam Husein
(a.s.) y prohibió que lo visitaran.
En ese tiempo la posición
del Imamato fue asumida por el Imam Al-Hâdî (a.s.) luego del martirio de su
padre el Imam Al-Ÿawâd (a.s.) y tuvo esa responsabilidad hasta el año 254 H.L.
-es decir, por 33 años-, y fue contemporáneo a los califas abasíes Al-Mu‘tasim,
Al-Wâziq, Al-Mutawakkil, Al-Muntasir, Al-Musta‘în y Al-Mu‘taz.
Al-Mutawakkil ordenó que trasladaran al Imam Al-Hâdî (a.s.) desde Medina a la
ciudad de Samarra (año 236 H.L.) para que pudiera controlar todos sus
movimientos.
El Imam Al-Hâdî (a.s.)
alcanzó el martirio en épocas del gobierno de Al-Mu‘taz. Luego el
Imamato pasó a su hijo el Imam Hasan Al-‘Askarî (a.s.). Su periodo de
Imamato fue de seis años (254 H.L.-260 H.L.). Los gobernantes ‘abasíes en este
período fueron Al-Mu‘taz, Al-Mahdî y Al-Musta‘în -el hijo de
Al-Mutawakkil-. El Imam Al-‘Askarî (a.s.) fue confinado en la ciudad de Samarra
junto con su padre el Imam Al-Hâdî (a.s.) y hasta el momento de su martirio
permaneció allí bajo la estricta y severa vigilancia del gobierno abasí en una
región que era un ‘askar, esto es, un campamento militar. Es
precisamente por eso que el Imam fue apodado “Al-‘Askarî”. Los ‘abasíes no solo
tenían temor por la influencia espiritual que el Imam Al-‘Askarî pudiera tener
sobre los musulmanes, sino que estaban preocupados también por el hijo que según
las narraciones nacería del Imam Al-‘Askarî (a.s.); un hijo que suprimiría la
opresión y la tiranía de la Tierra y establecería el gobierno de justicia en el
mundo.
Por estas razones, la
vida del Imam Al-‘Askarî (a.s.) transcurría bajo condiciones muy severas y su
contacto con los shias era muy limitado. Por supuesto, había shias distribuidos
en las diferentes regiones del mundo islámico que hacían las veces de
representantes del Imam (a.s.) y que se encargaban de los asuntos y problemas
de carácter religioso de los shias. En ese tiempo la ciudad de Qom ya se
contaba como uno de los importantes centros de la Shî‘ah.
Con el martirio del Imam
Al-‘Askarî (a.s.) comenzó la época del Imamato del duodécimo Imam, el Mahdî
Prometido (a.s.) y de esa manera la historia de la Shî‘ah entra en una
nueva etapa. El comienzo del Imamato del Imam Al-Mahdî (a.y.) marca el comienzo
de la Ocultación. Anteriormente cuando tratamos el tema de la doctrina del
Mahdiísmo dijimos que el Mahdî tuvo dos Ocultaciones o Gaibah: una
Menor, que duró 69 años, y otra Mayor que se prolonga hasta hoy en día y que
continuará hasta que Al·lâh lo decida.
Desde la época del
comienzo de la Ocultación hasta el presente ha habido muchas transformaciones
en el mundo del Shiísmo, pero lamentablemente no podemos analizarlas a todas en
este breve curso.
[1]
Abul ‘Abbâs, ‘Abdul·lâh ibn Muhammad ibn ‘Alî ibn ‘Abdul·lâh ibn ‘Abbâs.
[2] A’ian Ash-Shi’ah, t. 1, p. 664.
[3] Ta’rij ibn Azir, t. 3, pp. 563-590.
[4] Firaq ash-Shî‘ah, pp. 90-91.
[5]
10 años del Imamato del Imam Ar-Ridâ (a.s.) transcurrieron en épocas de
Harûn Ar-Rashîd, 5 años en épocas de Muhammad Al-Amîn, y 5 años en
épocas de Al-Ma’mûn.
[6]
Ta’rîj ash-Shî‘ah, p. 54; Ver también: A‘iân ash-Shî‘ah, t. 2,
pp. 15-16.
[7]
Ver: Al-Irshâd, t. 2, pp. 281-287.
[8]
Ver: Ta’rîj ash-Shî‘ah, p. 57.
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