martes, 7 de diciembre de 2010

Conmemoración de la Tragedia de 'Ashura

La Tragedia de Karbalâ
Preparado por: 
Instituto de Cultura y Ciencias del Islam Al-Gadir y 
la Asamblea Mundial de Ahl-ul Bait (a.s.)

Los Imames de la Shî‘ah -con ellos sea la paz- realizaron grandes esfuerzos para mantener siempre vivo y eterno el movimiento de Karbalâ’, el mes de Muharram y el día de ‘Ashûrâ’; y para ello se valieron de cinco métodos:

1- Mantener el recuerdo de la tragedia del Imam Al-Husain (a.s.) y sus leales compañeros en diversas ocasiones anuales, especialmente durante los días del mes de Muharram y el día de ‘Ashûrâ’.
Narró Abî ‘Umarah Al-Munshid lo siguiente: “Cuando algún día era mencionado Al-Husain ante Abâ ‘Abdil·lâh (el Imam As-Sâdiq, con él sea la paz), luego de ello él ya no era visto sonriendo durante (el resto de) ese día hasta la noche”.[1]
El Imam ‘Alî ibn Mûsâ Ar-Ridâ (a.s.) dijo:
“Cuando llegaba el mes de Muharram, mi padre no era visto riéndose y la congoja le dominaba hasta que pasaban diez días. Cuando llegaba el décimo día, ese era el día de su desgracia, tragedia y llanto. Solía decir: Es el día en el que fue matado Al-Husain -con él sea la paz-”.[2]
Cuando el califa Al-Mansûr dio la orden de que fuera quemada la casa del Imam As-Sâdiq (a.s.), éste se encontraba en la misma. Extinguieron el fuego y calmaron a las mujeres y las niñas que estaban aterrorizadas por temor a quemarse.
Al día siguiente llegaron a verle algunos de sus seguidores para preguntar por él y le encontraron triste y llorando. Le dijeron: “¿Por qué estás tan afectado y llorando? ¿Acaso es por el atrevimiento que han tenido para con vosotros, Ahl-ul Bait? No es la primera vez”. El Imam -con él sea la paz- les respondió: “No es por eso, sino que cuando el fuego alcanzó el corredor vi a las mujeres de mi casa y a mis hijas corriendo en el patio de la casa de una habitación a otra y de un lugar a otro siendo que yo me encontraba con ellas en la casa, entonces recordé cuando las mujeres de la familia de mi abuelo Al-Husain -con él sea la paz- en el día de ‘Ashûrâ’ escapaban de una tienda a otra y de un toldo a otro en tanto alguien gritaba: “¡Quemad las casas de los inicuos!”.[3]
Se narró respecto al Imam ‘Alî ibn Al-Husain -con él sea la paz- que un día Abû Hamzah Az-Zomalí llegó a verle y le encontró llorando por la tragedia de Karbalâ’, por lo que le dijo:
“¡Mi señor! ¿Por qué todo ese llanto y lamentación? ¿Acaso no fue matado también tu tío Hamzah? ¿Acaso tu abuelo ‘Alî -con él sea la paz- no fue matado también con la espada? ¡Ser matados es para vosotros una costumbre, siendo el martirio vuestra dignidad ante Dios!”.
El Imam -con él sea la paz- le dijo: “¡Que Dios te agradezca tus esfuerzos, oh Abû Hamzah! Tal como mencionaste, ser matados es para nosotros una costumbre y el martirio es nuestra dignidad ante Dios; pero, ¡oh Abû Hamzah! ¿Acaso tus oídos han escuchado y tus ojos han visto a alguna mujer de nosotros (Ahl-ul Bait) que haya sido tomada prisionera o que haya sido mancillada, antes del día de ‘Ashûrâ’? ¡Por Dios! ¡Oh Abû Hamzah! Cada vez que miro a mis tías y hermanas recuerdo cómo escapaban en el desierto yendo de una tienda a otra y de un toldo a otro, en tanto alguien gritaba: “¡Quemad las casas de los inicuos!”.[4]
El Imam As-Sâdiq -con él sea la paz- le dijo a Dawûd Ar-Raqî lo siguiente:
“No he tomado agua fresca sin recordar a Al-Husain”.[5]
El Imam Ar-Ridâ -con él sea la paz- dijo:
“Ciertamente que el día del Al-Husain ha horadado nuestros párpados, ha hecho derramar nuestras lágrimas y en él se ha vilipendiado a nuestro ser querido en una tierra de aflicción (karb) y desgracia (balâ’). Nos ha aparejado la aflicción y la desgracia hasta el Día de la Resurrección”.[6]

2- Los Imames de la Shî‘ah conmemoraban la tragedia del Imam Al-Husain -con él sea la paz- y la gente de su casa lloraba. Ateniéndose a las condiciones políticas de su época, realizaban reuniones de duelo e incentivaban a los shî‘as a realizar ceremonias de duelo y llorar por la tragedia del Señor de los Mártires.
‘Alqamah ibn Muhammad Al-Jadramî transmite que el Imam Al-Bâqir -con él sea la paz- lloraba por el Imam Al-Husain -con él sea la paz-. Dijo:
“Luego se lamentaba por Al-Husain -con él sea la paz-; lloraba por él y ordenaba a quien se encontrara en su casa de entre quienes no temía (que no lo resistiesen), que llorara por él. Realizaba en su casa reuniones para recordar la tragedia de Al-Husein (a.s.), manifestar lamentación y darse pésames entre sí”.[7]

3- Incentivar a los poetas y sabios para componer y recitar poesías relativas a Al-Husain ibn ‘Alî -con él sea la paz- y a las tragedias de Karbalâ’ y explicar el valor y la recompensa de ello.
Se transmitió de Harûn Al-Makfûf (el ciego) que dijo: “Fui a ver a Abû ‘Abdil·lâh (el Imam As-Sâdiq -con él sea la paz-), y me dijo: “Recita para mí”. Y comencé a recitar una poesía. Él dijo: “No como recitas (normalmente), sino como le lees elegías a un fallecido ante su tumba”. Entonces recité:

“Pasa junto al cuerpo de Al-Husain
Y dile a sus miembros purificados…”

Dijo Harûn: Entonces le vi llorar y me detuve. Me dijo: “Continúa”, y así lo hice. Luego me dijo: “¡Di más!” y recité:

“¡Oh María! ¡Levántate!
Y profiere lamentaciones por tu señor
Y asiste a Al-Husain con tu llanto…”

Harûn añadió: “Él lloró y las mujeres estaban enardecidas en llanto. Cuando ellas se callaron me dijo: “¡Oh Abû Harûn! Quien recite elegías por Al-Husain y haga llorar a diez personas, se le torna necesario el Paraíso”.[8]

4- Los puros Imames -con ellos sea la paz-, además de dirigirse ellos mismos a Karbalâ’ para visitar la tumba del Imam Al-Husain ibn ‘Alî -con él sea la paz-, y las de los mártires de Karbalâ’, también incentivaban a sus shî‘as a hacerlo en cualquier circunstancia y explicaban que hacerlo les conllevaría mucha recompensa.
Se transmitió de Abûl Hasan Ar-Ridâ -con él sea la paz- que dijo: “Quien visite la tumba de mi padre Al-Husain a orillas del Éufrates, será como si hubiera visitado a Dios en Su Trono”.[9]
La razón de tanta insistencia en visitar la tumba del Señor de los Mártires -con él sea la paz- estriba en que los enemigos del Islam, como los omeyas y los abbasíes, siempre se empeñaron en destruir las huellas de la existencia de Karbalâ’, del día de ‘Ashûrâ’ y del movimiento del Imam Al-Husain -con él sea la paz-.
5- Los Imames mismos usaban la turbah o tierra de Karbalâ’ para posar su frente sobre ella en la prosternación de las oraciones y recomendaban a sus seguidores hacer así. Se transmitió lo siguiente con relación al Imam Zain Al-‘Abidîn (a.s.):
“Cuando llegaba el momento de la oración vertía (la tierra de Karbalâ’) sobre su alfombra y se prosternaba sobre la misma.[10]
El Imam As-Sâdiq -con él sea la paz- narró lo siguiente:
“La primera persona que se prosternó sobre tierra extraída de Karbalâ’ fue el Imam ‘Alî ibn Al-Husain (a.s.), quien luego de sepultar a su padre tomó un poco de la tierra de la tumba. Con la misma hizo un masbahah y también curó a enfermos en Medina.[11]

Con estos cinco métodos, los puros Imames no permitieron que se olvidara el movimiento de Karbalâ’ a lo largo de una historia en la que los gobiernos se encontraban en manos de los opositores a la Shî‘ah. Hoy en día la responsabilidad de la continuidad de ese gran mensaje está en manos de los shî‘as que conocieron esos métodos y los continuaron. Es así que, manteniendo vivo el Levantamiento del Imam Al-Husain (a.s.) y su sendero, se ha mantenido vivo el Islam y el Shiísmo.

La contínua rememoración de la Tragedia

La tradición para mantener vivo el recuerdo y nombre de los Inmaculados de la Casa de la Profecía (a.s.), y asimismo el suceso de ‘Ashûrâ’, ha tenido lugar en la forma de disertaciones donde se narran los sucesos acaecidos en Karbalâ’.
Recordar la Tragedia provoca un mayor conocimiento de las dimensiones del movimiento huseinita y el arraigue sentimental y de corazón de los shî‘as con el Señor de los Mártires -con él sea la paz-.
Estas conmemoraciones han adquirido diferentes formas e incorporado localismos al adaptarse a las diversas culturas y zonas geográficas. Lamentablemente, algunas personas de mente simple realizan actos de autoflagelación no acordes a las enseñanzas de los mismos Imames (a.s.), ni al sentido común en general. Tales actos son denunciados por los mismos sabios shî‘as, encontrándose el Aiatul·lâh Jâmene’î, el gran líder de la Revolución Islámica de Irán, a la cabeza de los mismos.
Durante los diez días de la conmemoración de ‘Ashûrâ’ las disertaciones se centralizan en algunos protagonistas o sucesos de la epopeya de Karbalâ’, o bien se tocan cuestiones actuales relacionadas, y se las vincula a los mismos, para culminar el día décimo de Muharram, esto es, el día de ‘Ashûrâ’ propiamente dicho, enfocando el discurso en la persona del Imam Al-Husain (a.s.).


[1] Bihâr al-Anwâr, t. 44, p.280.
[2] Bihâr al-Anwâr, t. 44, p.284; Amâlî as-Sadûq, p.288.
[3] Maÿma‘ Masâ’ib Ahl-ul Bait, de Al-Jatîb Al-Hindûbî, p.24.
[4] Ibíd, p.61.
[5] Amâlî as-Sadûq, p.122.
[6] Bihâr al-Anwâr, t.44, p.284.
[7] Wasâ’il ash-Shî‘ah, t.1, p.398.
[8] Bihâr al-Anwâr, t.44, p.282.
[9] Bihâr al-Anwâr, t.44, p.260.
[10] Wasâ’il ash-Shî‘ah, t.3, p.608.
[11] Al-Mufradât, de Ar-Râghib Al-Isfahânî, p.387.

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