miércoles, 10 de agosto de 2011

Al-Murâÿa‘ât (Las Referencias). Cartas I y II



Carta nº 1
6 de Dhul Qi‘dah de 1329 H.L.


1.      Saludo del debatiente
2.      Solicitud de conformidad para debatir


La Paz, la Misericordia y las Bendiciones de Allah sean con el noble sabio Sheij ‘Abdul Husain Sharafuddin Al-Musawi.

En el pasado yo no he indagado en profundidad acerca de la Shî‘ah, ni he examinado su moral, ya que no me he reunido con ninguno de ellos, ni he escudriñado a sus dirigentes. Yo estaba ansioso por encontrarme con sus mayores sabios y mis miembros estaban sedientos de hallarse en compañía de su gente común, para así estudiar sus opiniones e indagar sobre sus pasiones, hasta que Allah dispuso que me detuviera en las costas de tu amplio conocimiento y me brindaras un sorbo de una copa de tu fuente, de forma tal que Allah mitigó mi sed. Juro por la ciudad del conocimiento -tu abuelo Al-Mustafâ- y por su puerta -tu padre Al-Murtadâ-, que yo nunca antes había probado sorbo más saciador para un sediento que esa agua dulce y refrescante proveniente de salsabîl (agua del Paraíso que en exégesis del Corán y tradiciones se la relaciona con los puros de la familia del Profeta).
Yo había escuchado acerca de ustedes -comunidad de la Shî‘ah- que se apartan de vuestros hermanos -la gente de la Sunnah-, que viven en forma salvaje, que se empecinan en el aislamiento, y muchas otras cosas por el estilo. Pero he encontrado en ti a una persona transparente, a un preciso polemista, conciso en la expresión, refinado en la conversación, cortés e imparcial en el argumento, de un trato digno, y un antagonista sincero, que hace sentir que un Shî‘ah es agradable como compañero y que como tal es lo más que puede desear una persona culta.

2- Yo me detengo ante las costas de tu vasto y profundo mar, y solicito tu conformidad para adentrarme en sus olas y sumergirme en su abundancia. Si es que me das tu permiso expondría detalles y ambigüedades que se han tejido en mi corazón desde hace ya mucho tiempo; en caso contrario, tuya es la elección y yo no soy de aquellos que tomarían eso como un tropiezo, ni soy de los que persiguen para buscar defectos, ni alguien que critica gratuitamente. Yo sólo soy un buscador de la Verdad, la cual si se evidencia, entonces, “Ciertamente, la Verdad es la que merece ser seguida”, y si no llegara a ser así, entonces como dice el poema:

Nosotros, de aquello que tenemos, estamos satisfechos
y tú lo estas de lo que tienes
mientras las opiniones son variadas

En conclusión -si es que me lo permites- la correspondencia que te dirigiría sería referente a dos temas: el primero de ellos sobre el Imamato y la aceptación para seguir una escuela de pensamiento en principios y en jurisprudencia, y en segundo lugar sobre el Imamato en su concepción general, que es la Jilâfah o sucesión del Profeta de Allah (s.a.w.).
Yo firmaré mis cartas como “S” y te sugiero que firmes las tuyas como “SH”.[1]
Espero que me disculpes cualquier error.
Was Salâm
S.


6 de Dhul Qi‘dah de 1329 H.L.


1.      Respuesta al saludo
2.      Aprobación para el debate

1- La paz, la Misericordia de Allah y Sus Bendiciones sean con Maulana Sheij Al-Islam,

Mediante tu carta me has colmado de afectuosidad y me has favorecido de tal forma que mi agradecimiento es imposible de expresar, ya que hay algunas obligaciones que para cumplirlas no alcanza toda una vida.
Me has infundido el anhelo por tu compañía y por esperarte (en tus cartas), ya que tú eres la qiblah (orientación) de quien espera la compañía de un sabio y un refugio para quien espera el amparo del conocimiento. Desde Siria me he montado al lomo de la esperanza para dirigirme en mi anhelo hacia ti, deteniéndome en la explanada de tu acogimiento después de partir hacia el saber, nutriéndome de tu conocimiento y exponiéndome a la lluvia de tus virtudes. Es de esta manera que me dirijo hacia ti. ¡Responde a mi aspiración que es fuerte el anhelo!
Tienes mi autorización para el diálogo, y tuya es la decisión para lo que quieras ordenar o denegar. Pregunta todo lo que quieras y di todo lo que quieras decir. Tuya es la virtud puesto que tus palabras están llenas de integridad y tus juicios son justos.

Was Salâm,
Sh.


[1] Esta carta muestra su perfecta etiqueta en el debate, ya que no solicita conformidad para debatir hasta no exponer el tema sobre el cual giraría la discusión. También es evidente el motivo de su sugerencia de las letras “S” y “SH” ya que la “S” hace alusión tanto a su nombre Salim como a su condición de Sunnita y la “SH” se refiere tanto a mi nombre (Sharafuddin) como a mi condición de Shi‘ah.

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